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CARGAR CONTRA EL ENEMIGO SEÑALADO.
0Últimamente me han llegado vía whatspps algunos textos y videos en contra del gasto social. El mensaje siempre es el mismo: “No hay que dar pescado, hay que enseñar a pescar”. ¡Diciéndolo de otra manera!. No debemos suvencionar la vagancia.
Los que no aceptan que al individuo parado se le de un cantidad mínima para mantenerse. Tampoco defienden la sanidad pública, y la enseñanza pública. Si lo público se deteriora, no importa, pues ellos optan por lo privado.
Estos son los que quieren que se paguen menos impuestos. Estos son los que defienden la meritocracia: “A cada uno según sus méritos”. “Nada de ayudas”. Como si el punto de partida fuera el mismo para todos. Para alcanzar un determinado nivel, a los pobres les cuesta más. ¡Pues el entorno si que importa!.
El otro día leía un texto del filósofo Luís Roca, y creo recordar que más o menos decía esto: Cuando el individuo de la ideología liberal, que se cree el mito de la autosuficiencia fracasa.(..). Cuando fracasa este individuo, “se llena de ira y frustración y acaba viendo solo una salida: Identificarse con un grupo y cargar contra el enemigo señalado”. (…). ¡Cargar contra el enemigo señalado!. Sobran ejemplos!.
MERITOCRACIA. EL GOBIERNO DE LOS DE SIEMPRE.
0Meritocracia. El gobierno de los que tienen más méritos. Teocracia, el gobierno de los más vinculados a Dios, es decir, de los líderes religiosos, o de sus “familiares”. Democracia, gobierno del pueblo. (…)
Se podría decir, que en Europa, la teocracia i la aristocracia, son formas de gobierno ya superadas. Son formas de gobierno antiguas. Se podría decir que la democracia tiene dos problemas a resolver: La delincuencia y la corrupción Y un enemigo a batir: El populismo. Un enemigo que aparece cuando la crisis es múltiple y aguda. (..). Y se podría decir también que los que piensan que la democracia es “el gobierno de los débiles”, defienden la meritocracia, el gobierno de los tienen más méritos. Es decir, el gobierno de los de siempre, de los ricos, pues, los pobres no pueden acumular triunfos. Todos sabemos que desde la marginalidad, difícilmente se llega arriba.
Escribo esto después de leer en este diario este interesante artículo: “Por qué seguimos creyendo en la Meritocracia”.