!!!OH LA LECTURA!!! (3)

“Iñaki Echavarne, bar Giardinetto, Calle Granada del Penedés, Barcelona, julio de 1994. Durante un tiempo la Crítica acompaña a la Obra, luego la Crítica se desvanece y son los Lectores quienes la acompañan. El viaje puede ser largo o corto. Luego los Lectores mueren uno por uno y la Obra sigue sola, aunque otra Crítica y otros Lectores poco a poco vayan acompasándose a su singladura. Luego la Crítica muere otra vez y los Lectores mueren otra vez y sobre esta huella de huesos sigue la Obra su viaje hacia la soledad. Acercarse a ella, navegar su estela es señal inequívoca de muerte segura, pero otra Crítica y otros Lectores se le acercan incansables e implacables y el tiempo y la velocidad los devoran. Finalmente la Obra viaja irremediablemente sola en la Inmensidad. Y un día la Obra muere, como mueren todas las cosas, como se extinguirá el Sol y la Tierra, el Sistema Solar y la Galaxia y la más recóndita memoria de los hombres. Todo lo que empieza como comedia acaba como tragedia”

Bolaño, Roberto. “Los detectives salvajes” (1998)

EL FILO DE LA NAVAJA

“(…) Pues es el caso que hombres y mujeres no son solamente ellos mismos, sino que además tienen algo de la comarca en que nacieron, de la casa urbana o de la rústica alquería donde aprendieron a andar, de los juegos con que de niños disfrutaron, de las consejas que les fueron narradas, de la comida que los alimentó, de los colegios en que estudiaron, de los deportes que practicaron, de las poesías que leyeron y del Dios en quien creyeron.”

Maugham, William Somerset. “El filo de la navaja” (1944)

MANHATTAN TRANSFER

“El crepúsculo redondea suavemente los duros ángulos de las calles. La oscuridad pesa sobre la humeante ciudad de asfalto, funde los marcos de las ventanas, los anuncios, las chimeneas, los depósitos de agua, los ventiladores, las escaleras de incendios, las molduras, los ornamentos, los festones, los ojos, las manos, las corbatas, en enormes bloques negros. Bajo la presión cada vez más fuerte de la noche, las ventanas escurren chorros de luz, los arcos voltaicos derraman leche brillante. La noche comprime los sombríos bloques de casas hasta hacerles gotear luces rojas, amarillas, verdes, en las calles donde resuenan millones de pisadas. El asfalto rezuma luz. La luz chorrea de los letreros que hay en los tejados, gira vertiginosamente entre las ruedas, colorea toneladas de cielo.

(…)

El sol le goteaba la cara a través del sombrero de paja. Iba deprisa dando pasitos cortos a causa de la estrechez de la falda. A través de la fina seda, el sol le hacía cosquillas, como una mano que acariciase su espalda. En el bochorno, las calles, las tiendas, la gente endomingada, sombreros de paja, sombrillas, tranvías, taxis, surgían a su alrededor rozándola con reflejos cortantes, como si fuera andando entre virutas de metal. Ella se abría camino por entre una inextricable maraña de ruidos chirriantes como dientes de sierra.
(…)

(…) En el abismo de su alma, millares de gnomos edificaban altas torres, frágiles, resplandecientes.”

Dos Passos, John. “Manhattan Transfer” (1925)

LA QUINTA PARTIDA

La conocí de niña y, ya de mayor, me sorprendió por su escritura sensible, inteligente, poética y tremendamente lúcida. Ahora que Estrella de Nieve ha cerrado su blog, quiero recordarla aquí con uno de sus textos de abril de 2010.

“A Síntesis lo conocí estando en una habitación.
Fue el final de una época en la que todavía me aferraba a la negación de que me había quedado jugando sola en la última partida. Supongo que lo hice porque era preferible engañarme a aceptar que mi mejor amigo, Egoísmo, se había estado nutriendo de mis sentimientos para llenarse de lo que él no se podía dar. No hubo final feliz. Egoísmo jugó con el silencio -el de los cobardes- a modo de as en la manga. Lo hizo hasta que mi esfuerzo por construir un amor de verdad le sobrepasó, hasta que mi mente le aterrorizo. Él se retiró por la puerta de atrás con su preciada carta. Yo seguí creyendo en un juego inexistente porque me costaba concebir la idea de que el que sentí como mi mejor amigo me había hecho trampas.
La recuerdo como una etapa importante en la que saqué algo magnífico de estar en una partida idealizada. Jugando conmigo misma al juego del amor, mi mente fue tejiendo una visión, proyecté por primera vez mi propia conclusión.
El amor hay que jugarlo como lo imaginó John Forbes Nash, esa mente atormentada por ausencia de reconocimiento, que descubrió que en juegos no cooperativos existen equilibrios al cooperar donde todos ganan y el beneficio global es mayor al de la suma individual. Nadie pierde, se obtiene más. Su teorema, y luego su vida, ha sido uno de los grandes descubrimientos de mi temprana existencia, pero requiere que se den unos supuestos que no todo jugador va a poder desarrollar.

Hay que ejecutar las estrategias sin errores, los jugadores deben tener inteligencia suficiente para deducir los propios equilibrios y los de los demás, jugadores que suponen que el hecho de cambiar su propia estrategia no provocará desviaciones en las estrategias de los otros. Además, existe un conocimiento común tanto de las reglas como de los supuestos de racionalidad.
Mirando hacia atrás, cuatro jugadores se han dado en mi vida: el caso de Egoísmo o, el caso anterior de Locura, el previo de Inseguridad o, el del primero, Adicción. Egoísmo no tenía la inteligencia suficiente para deducir mis equilibrios, Locura desviaba su estrategia cuando la mía cambiaba. Inseguridad no conocía las verdaderas reglas del amor, Adicción erró en la ejecución.
Leí en alguna parte que no es grato clasificar exnovios. En mi experiencia ha sido necesario. Mi mayor logro como economista es haber aprendido a racionalizar en la partida del amor. Para clasificar los errores que había en mi corazón he tenido que entenderlos y, para entenderlos, reconocer quien los causó, su denominador común. Analizar mis cuatro partidas me ha permitido saber y asimilar quien soy yo en realidad, alcanzando de este modo la que veo como mayor victoria en mi reciente historia, darme mi propia escalera real de color, encontrar por fin la aceptación dentro de mi corazón.

Pero volvamos a Síntesis.
La primera vez que me crucé con Síntesis me atravesó una corriente gratamente especial. Hacía tiempo que no tenía a nadie con quién jugar y, a través de su vibración, me empapé de su potencial. Anduve muchos días conviviendo con él sistemáticamente. Y llegó un momento en el que de tanto profundizar en su expresión, su melodía me impactó en el alma y entró en resonancia con mi interior. Salieron versos sin tenerlos que retocar. Eran sinceros, eran reales, brotaban en fluidez visceral. Síntesis sonaba a mi pasado, lo escuchaba dentro de mí, acompañaba el presente de mi soledad. Intuía en ello esencial que aprendí con Egoísmo, Locura, Inseguridad y Adicción.

Ahora vuelvo a soñar. ¿Será con Síntesis con quien jugaré la quinta partida? A estas alturas donde ya no tengo nada que perder ni ganar, donde se acabó la competición de obtener para dar, he decidido mostrar mis reglas para obtener un equilibrio en cooperación, donde prime la comunicación. Porque la partida más importante en la vida, más que un trabajo, más que cualquier ambición, se basa en elegir bien con quien vas a jugar tu amor.”

!!!OH LA LECTURA!!! (2)

Es evidente que mi biografía y la de Vargas Llosa tienen poco que ver y, sin embargo…

“Escribir y leer eran el anverso y el reverso de la misma magia, que consistía en vivir una vida distinta de la no elegida, de aquella impuesta por azares y fatalidades y por autoridades diversas contra cuyos mandamientos no había cómo rebelarse. Leyendo o escribiendo sí era posible transgredir la realidad (…)
Ahora pienso que esa extraordinaria libertad asociada a la vida de las ficciones fue, para el niño insumiso y fantaseador que era yo, una de las razones principales para que me volcara con tanta pasión y tanto empeño en leerlas y luego en escribirlas. Eso fue sólo un juego exaltante y feliz mientras yo era feliz y gozaba de los mimos e infinitos cariños de mi familia materna; luego, a partir de mis once años de edad, cuando mis padres se reconciliaron y nos fuimos a vivir a Lima, y mi edad de oro terminó, escribir y leer fue un refugio contra la soledad y contra el miedo a mi padre y un calmante contra la añoranza de la inocencia, los abuelos y los tíos perdidos.
Fue, también una manera indirecta y secreta de mantener una rebeldía que no podía exhibir a plena luz, anulado como me sentía por la abrumadora autoridad paterna. (…) Así, para mí, en esos años, leer y escribir no fue sólo un goce, sino violentar un tabú, un desafío a la autoridad.”

Vargas Llosa, Mario. “Contar historias” (2004)

THE REMAINS OF THE DAY

“You’ve got to enjoy yourself. The evening’s the best part of the day. You’ve done yours day’s work. Now you can put your feet up and enjoy it. That’s how I look at it. Ask anybody, they’ll all tell you. The evening’s the best part of the day.

(…) Perhaps, then, there is something to his advice that I should cease looking back so much, that I should adopt a more positive outlook and try to make the best of what remains of my day”

Kazuo Ishiguro: “The Remains of the Day”

SUBRATLLANT LLIBRES

Subratllar llibres sempre m’ha agradat.
“The Pursuit of History” de John Tosh (1984) és un dels meus llibres més subratllats perquè tots els temes que tracta (materials primaris, fonts, principals temes, escriptura i interpretació, límits del coneixement històric, teories, història oral, mètodes quantitatius…) m’interessen molt.
El primer capítol “The Uses of History” és el que té més subratllats i aquests en són uns quants.

· To know about the past is to know that things have not always been as they are now, and by implication that they need not remain the same in the future.
· Yet if history has always ministered to authority, it has also been many times enlisted in the cause of dissent and rebellion.
· (…) history does not repeat itself.
· Comparisons across time do not provide a blueprint for acting, but they add depth and range to our understanding of the present.
· Historical knowledge provides the basis not for categorical predictions, but for projections into the future of social, political or economic trends which provide a vital insight into the conditions in which future acting will unfold.
· One of the most valuable “lessons” which history teaches, then, is the sense of what is durable and what is transient or contingent in our present condition.
· Myth-making about the past, however desirable the end it may serve, is incompatible with learning from the past. (…) myths flourish when historical knowledge is superficial and no alternative perspective is freely available.
· Our priorities in the present should determine the questions we ask of the past but not the answers.

LA PRINCESA QUE TODO LO APRENDIÓ EN LOS LIBROS 2

Hay libros maravillosos incluso en su último párrafo:

“-Amigo mío –contestó Valentina-, ¿no acaba de decirnos que toda la sabiduría humana se encierra en estas dos palabras: “confiar y esperar”?”
Alejandro Dumas “El conde de Montecristo” (1846)

“Y mientras me hallaba allí, reflexionando sobre el viejo y desconocido mundo, pensé en el asombro de Gatsby al advertir, por vez primera, la luz verde al final del malecón de Daisy. Había recorrido un largo camino para llegar a este verde césped, y su sueño debió parecerle tan próximo que no le sería imposible lograrlo… No sabía que ya estaba detrás de él… en alguna parte de aquella vasta oscuridad, más allá de la ciudad, donde los oscuros campos se desplegaban bajo las sombras de la noche.
Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que, año tras año, aparece ante nosotros… nos esquiva, pero no importa; mañana correremos más deprisa, abriremos los brazos y… un buen día…
Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado”
F. Scott Fitgerald “El gran Gatsby”(1925)

“Pensaré en todo esto mañana en Tara. Allí no será fácil soportarlo. Sí. Mañana pensaré en el medio de convencer a Rett. Después de todo, mañana será otro día”
Margaret Mitchell “Lo que el viento se llevó”(1936)

“Sonrío: Julien va a vernos pasar, comprenderá que me retraso un poco y que no es culpa mía.
No te preocupes, nos volveremos a encontrar en la plataforma luminosa. Uno de nosotros está todavía en la arista inferior luminosa. Tendremos que trepar e izarnos alternativamente. El descanso se retrasa… No importa, ando. Precediendo al poli, bajo la escalera, cojeando apenas.”
Albertine Sarrazin “El astrágalo” (1965)

LA PRINCESA QUE TODO LO APRENDIÓ EN LOS LIBROS 1

Hay libros que son maravillosos desde el primer párrafo:

“No ha habido tiempos mejores y peores; eran años de buen sentido y de locuras; época de fe y de incredulidad; temporada de luz y de tinieblas; primavera de esperanza, invierno de desesperación; lo teníamos todo ante nosotros y no había nada; todos íbamos derechos al Cielo y marchábamos en sentido contrario. Aquel período era, en una palabra, tan semejante al actual, que algunas de sus personalidades de más renombre pedían que les fuesen aplicados, exclusivamente en lo bueno y en lo malo, los calificativos extremos.”
Charles Dickens “Historia de dos ciudades” (1859)

“Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ese era todo su patrimonio.”
Rafael Sabatini “Scaramouche” (1921)

“Las personas que intenten encontrar un motivo en esta narración serán procesadas; las que intenten encontrarle una moraleja serán desterradas; las que intenten encontrarle una trama serán fusiladas.”
Mark Twain “Las aventuras de Huckleberry Finn” (1885)

OGGETTI

“Ogni oggetto in noi suol trasformarsi secondo le immagini ch’esso evoca e aggruppa, per cosí dire, attorno a sé. Certo un oggetto può piacere anche per se stesso, per le diversità delle sensazioni gradevoli che ci suscita in una percezione armoniosa; ma ben piú spesso il piacere che un oggetto ci procura non si trova nell’oggetto per se medesimo. La fantasia lo abbellisce cingendolo e quasi irraggiandolo d’immagini care. Né noi lo percepiamo piú qual esso è, ma cosí, quasi animato dalle immagini che suscita in noi o che le nostre abitudini vi associano. Nell’oggetto, insomma, noi amiamo quel che vi mettiamo di noi, l’accordo, l’armonia che stabiliamo tra esso e noi, l’anima che esso acquista per noi soltanto e che è formata dai nostri ricordi.”

Luigi Pirandello: “Il fu Mattia Pascal”