“Demografía, empleo y recuperación”[Josep Oliver, el Periódico, 30-10-2014]

 

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado sus estimaciones de cambio poblacional para los próximos 50 años. De sus conclusiones sobre la debacle demográfica del país, tres aspectos merecen consideración. Primero, la magnitud del cambio en el corto y medio plazo; segundo, sus potenciales efectos sobre el mercado de trabajo; y, tercero, su impacto sobre la recuperación y, más allá, sobre nuestro futuro económico.

Si nos ceñimos a los próximos 15 años, las perspectivas son descorazonadoras, aunque la esperada caída de la población en España en 5,6 millones en 2064 sea más que aterradora. Primero, entre el 2014 y el 2029, el total de menores de 16 años se reducirá un 25% (de 7,5 a 5,6 millones). Segundo, los mayores de 64 años aumentarán un insólito 34% (de los 8,4 a los 11,3 millones). Tercero, la cohorte más relevante para nuestro futuro inmediato (aquella entre 25 y 44 años) experimentará una caída de un excepcional 29% (de los 14 a los 10 millones). Y ello como resultado de una contracción del 22% para los de 25 a 34 años (de 6,2 a 4,8 millones) y de un insólito 34,3% negativo para los de 35 a 44 (de 7,9 a 5,2). Cuarto, estabilidad para la generación de 45 a 54 años (en los 7 millones). Y, finalmente, aumentos en los extremos de la población en edad de trabajar. Del 30% para los de 55 a 64 años (de 5,4 a 7 millones) y del 10% para los de 16 a 24 años (sobre los 4 millones de 2014). En suma, en el 2029 la población de 16 a 64 años experimentará un doble choque: reducción absoluta de 2 millones (un 6,5%, desde los 30,6 a los 28,6 millones) y marcado envejecimiento. Y el mismo proceso se dará para el conjunto de la población.

Aumento del gasto en pensiones

Los efectos sobre el mercado de trabajo son ya perceptibles. Parte de la reducción del desempleo deriva de esta pérdida demográfica, y ayuda a comprender la disparidad entre el aumento de la ocupación y el retroceso del paro: en el último año, 270.000 nuevos empleos frente a 520.000 parados menos. Pero esta mejora es pan para hoy y hambre para mañana. Y no solo porque el peso de los individuos de 65 y más años sube, del 18,2% de la población de hoy al 24,9% en 2029, con lo que ello implica de aumento del gasto en pensiones. Sino porque el mercado de trabajo no es homogéneo, y el aumento de efectivos potenciales de 45 y más años solo puede compensar parcialmente la reducción de los de 25 a 44. Las calificaciones y habilidades requeridas para cada puesto de trabajo no permiten una sustitución sustancial entre ambos colectivos. Quiere ello decir que en el futuro cercano nos aguarda paro estructural de edades intermedias y altas, y demanda insatisfecha de jóvenes formados. De nuevo, la salida será la inmigración.

Finalmente, estos cambios están ya teniendo un negativo impacto sobre la recuperación y, más allá, sobre nuestro crecimiento potencial. A corto plazo, las lanzas de la expansión se han trocado en cañas. Y de la plétora demográfica y los insólitos crecimientos del inicio del milenio hemos pasando a la situación inversa, con todos los negativos efectos que ello tiene sobre la demanda interna (consumo e inversión). Por ejemplo, la demanda de vivienda principal está estrechamente vinculada a la creación de nuevos hogares. Y, aunque el INE espera que, en el 2029, el número de familias habrá aumentado en un millón, la dinámica poblacional remite a un crecimiento de aquellas integradas por personas mayores, y caídas en las de edad intermedia. Y lo que es cierto para la vivienda, lo es para los bienes durables a ella vinculados, o a otros componentes del consumo, dada la mayor propensión al gasto de los más jóvenes.

Caída en la tasa de ahorro

En el más largo plazo, deberemos afrontar la inevitable caída en la tasa de ahorro, y su negativo impacto en la inversión. Aunque individualmente los jubilados tengan una propensión al ahorro más alta que el resto de la población, lo cierto es que consumen recursos financieros que les transfieren las generaciones más jóvenes. Mayor número de jubilados implica, inevitablemente, menor ahorro familiar.

En los últimos 30 años, nuestros gobernantes han cerrado los ojos a la espectacular caída de la tasa de natalidad. Ello se ha traducido en una dramática falta de apoyo a las familias jóvenes, desde una política de guarderías que merezca ese nombre a la conciliación familiar o desde los horarios a las ayudas directas a los hogares con niños, entre otras medidas.

Pero, finalmente, el pasado nos ha atrapado. Además, hoy, el futuro está ya escrito parcialmente. Y aunque aún habría tiempo para la corrección más allá de 2030, no parece posible. Nuestra sociedad se dirige impertérrita hacia el desastre, hipnotizada, incapaz de reaccionar. Pasen y vean el mañana, aunque lo que hallarán es desagradable y amenazante. Bienvenidos.

Població a Espanya [INE, octubre 2014]

 

  1. España perderá 5,6 millones de habitantes en 50 años
    [La Vanguardia, 28-0ctubre-2014]

Madrid, (EFE).- La población española se reduce, envejece y se hace más solitaria, una tendencia que se irá agudizando en los próximos años hasta cambiar por completo la actual estructura social.

Así, según Estadística, España perderá 5,6 millones de habitantes en los próximos 50 años, un horizonte en el que, además, los mayores de 65 años serán casi el 40 por ciento de la población, habrá un 49 por ciento menos de niños menores de diez años y la personas mayores de 100 años sumarán 372.000 frente a las 13.551 actuales.

Ya en 2015 las defunciones superarán a los nacimientos.
De esta forma, la población se reducirá hasta 45,8 millones en 2024 y hasta 40,9 millones en 2064, un 12 % menos que ahora.

Las previsiones sobre natalidad no son nada halagüeñas y, según las últimas proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), de aquí a 50 años nacerán al año casi 300.000 bebés menos que ahora, un 27 % menos.

La caída de la natalidad se explica por la continua tendencia a la baja del número de hijos por mujer que, en 2064 será sólo de 1,22 (1,27 actualmente), por el aumento de la edad media de la maternidad, que será de 33 años y, fundamentalmente, por la reducción del número de mujeres en edad fértil (de 15 a 49 años) que se reducirá en 4,3 millones, casi un 40 %.

Sólo en los próximos 15 años España perderá un millón de habitantes, los mayores de 65 años serán el 25 % de la población, los niños menores de 10 años se habrán reducido un 33 %, la media de hijos por mujer será de 1,24, que comenzarán a tenerlos a los 31,7 años, y el número de mujeres en edad fértil se reducirá en 1,9 millones (17,4 %).

En los próximos 15 años también cambiará mucho la forma de vivir de los españoles, y serán muchos lo que opten por vivir solos.

Así, en 2029, uno de cada tres hogares españoles estará formado por una sola persona y sumarán 5,71 millones, lo que supone un crecimiento del 27,5 % respecto a los actuales (1,23 millones más).

Ese mismo año, el INE calcula que en España habrá 19,2 millones de hogares, un millón más que ahora, y ello a pesar de la reducción de la población, lo que se explica por la reducción del tamaño de los hogares, que pasarán de 2,5 a 2,3 personas de media (en 1970 la media era de casi cuatro personas).

Según la operación estadística Proyección de Hogares 2014-2029 difundida por primera vez por INE y que tendrá una periodicidad bienal, entre 2014 y 2029 los hogares más pequeños, de una o dos personas, seguirán creciendo, mientras que los más grandes, especialmente los de cinco o más miembros, se reducirán.

En el caso de los de cinco o más miembros disminuirán un 28 % y no llegarán a los 800.000, mientras que los formados por dos personas seguirán siendo los más comunes (5,99 millones, el 31,2 % del total).

De este modo, el número de personas que viven solas pasará de representar el 9,7 % de la población en 2014 al 12,7 % en 2029.

En sus últimas proyecciones el INE advierte de que el descenso de la natalidad “será especialmente acusado a partir de 2040”.

Así, España tendrá un saldo vegetativo negativo desde 2015, que supondrá un total de 8 millones de personas en los 50 años proyectados y que no se compensará con el saldo migratorio, pese a que será positivo con cerca de 2,5 millones de migraciones netas con el exterior.

Entre 2014 y 2029 está previsto que nazcan en España 5,1 millones de niños, un 24,8 % menos que en los 15 años anteriores y que en 2029 sólo lo hagan 298.202, un 27,1 % menos que este año.

Por el contrario, la esperanza de vida de los españoles continua aumentando y alcanzará los 84 años para los hombres y los 88,7 para las mujeres en 2029 y los 91 y 95 en 2064.

Por eso, y debido al envejecimiento de la población, el INE calcula que entre 2014 y 2029 habrá más de seis millones de defunciones y que, sólo en 2029 se producirán 412.685 y 559.858 en 2063, frente a las 395.163 previstas para este año.

En los próximos 15 años, la pérdida de población se concentrará en el tramo de edad entre 30 y 49 años, que se reducirá en 1,1 millones (28,2 %) y en 6,8 millones en los próximos 50 (45,3 %). Por el contrario, todos los grupos de edad a partir de los 70 años aumentarán.

Así, en 2019, 11,3 millones de personas tendrán mas de 64 años (2,9 millones más que ahora, un 34,1 %), una cifra que se incrementará hasta 15,8 millones (87,5 %) en 50 años.

El grupo de edad más numeroso dentro de 50 años será el de entre 85 y 89 años frente al de entre 35 y 39 actual, o al de entre 50 a 54 de 2019. Esto supondrá que la tasa de dependencia se elevará más de siete puntos, desde el 52,1 % actual hasta el 59,2 % en 2029 y el 95,6 % en 2064.

2. Declive demográfico [El País, 29-10-2014]

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3.Las muertes superarán en 2015 a los nacimientos en España

La caída de población mantiene el paso firme iniciado en 2012. España perderá 70.000 habitantes este año, un millón en los próximos 15 años y 5,6 millones hasta 2064, según la proyección de población a 50 años que ha difundido este martes el Instituto Nacional de Estadística (INE). El estudio adelanta el momento en que habrá más defunciones que partos. Mientras una estimación del INE del año pasado (2013-2023) apuntaba que esta línea roja demográfica se rebasaría en el año 2017, el crecimiento vegetativo negativo –que no se registra desde la Guerra Civil o la epidemia de la gripe española en 1918- está a la vuelta de la esquina: llegará en 2015. Si se mantienen las tendencias demográficas actuales, la población se reducirá de los 46,5 millones (enero de 2014) a 45,8 millones en 2024 y 40,9 en 2064 (un 12%).

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“Llama la atención la caída de más de cinco millones en 50 años”, apunta Albert Esteve, del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona, quien advierte de que estos estudios se elaboran bajo el supuesto de mantenerse las tendencias actuales (baja natalidad, envejecimiento, más emigración que inmigración).

La población de un país se apoya en tres patas: nacimientos, muertes y movimientos migratorios. Las dos primeras se ajustan a parámetros previsibles: todo apunta a que el nuevo escenario con más defunciones que partos ha llegado para quedarse. Pero no sucede lo mismo con los movimientos migratorios, mucho más volátiles. Y ahí está la clave del futuro demográfico de España. “La gran incógnita de los próximos años es conocer el comportamiento de la inmigración”, relata Esteve. De la evolución económica del país dependerá que se mantengan las previsiones o, si la situación mejora, que el saldo migratorio compense el crecimiento vegetativo negativo.

 

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La proyección del INE muestra, por un lado, la disminución de los nacimientos, especialmente acusada a partir de 2040. Ello se explica por la caída de la fecundidad (irá retrocediendo de los 1,27 hijos por madre a 1,22 en 2064). “Es una fecundidad ultrabaja, ligada a la crisis”, comenta Teresa Castro, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, y a contrapelo de la tendencia de sociedades europeas como Francia o Suecia. Pero la caída de nacimientos también se debe a que se reducirá el número de mujeres en edad fértil (entre 15 y 49 años): en 50 años bajarán en 4,3 millones (un 40%).

El descenso de partos sumado al aumento en la esperanza de vida dará lugar a una sociedad cada vez más envejecida. El INE espera que en 2064 el 39% de la población tenga más de 65 años y que los 13.551 centenarios que hay ahora sean entonces 372.000

Pero, a pesar de la mayor esperanza de vida, el número de muertes seguirá aumentando por la acumulación de gente de edad avanzada. Y los fallecimientos rebasarán el número menguante de nacimientos en 2015. A partir de entonces (con más defunciones que partos) el crecimiento de la población en España solo dependerá de que la inmigración compense este escenario. Y por lo que apuntan las proyecciones del INE, ello no sucederá, al menos, en el periodo de tiempo que analiza el estudio.

La hipótesis del INE es que se mantendrá un flujo de inmigrantes constante (estabilizado en torno a la entrada de 330.000 personas al año) y que emigrará al extranjero más población de la que llegará. Así será hasta que hacia 2022 se invierta la tendencia y haya más entradas desde el exterior que partidas al extranjero. Pero en número insuficiente como para compensar el mayor número de muertes que de partos.