Espíritu que no hallas tu camino,
que hender quieres el cielo cristalino
y no sabes que rumbo
has de seguir, y vas de tumbo en tumbo,
llevado por la fuerza del destino.
¡Detente! Pliega el ala voladora:
¡buscas la luz y en ti llevas la aurora;
recorres un abismo y otro abismo
para encontrar al Dios que te enamora,
y a ese Dios tú lo llevas en ti mismo!
¡Y el agitado corazón, latiendo,
en cada golpe te lo está diciendo,
y un misterioso instinto,
de tu alma en el oscuro laberinto,
te lo va noche a noche repitiendo!
…¡Mas tú sigues buscando lo que tienes!
Dios. En ti, de tus ansias és testigo;
y, mientras pesaroso vas y vienes,
como el duende del cuento. Él va contigo.
Amado Nervo “Contigo”
Els grans místics i savis de tots els temps ens han vingut repetint incansablement que allò del què tots anem al darrera, cadascú pel seu particular viarany, ho tenim molt a prop. Alguns per aconseguir-ho prenen avions per anar a l’altra punta del planeta, d’altres prenen trens, d’altres escalen muntanyes, d’altres fan masters en famoses universitats, i en canvi els savis ens diuen que ho tenim precisament dins nostre.
Aquest petit text del filòsof J Krishnamurti també ho suggereix:
La pregunta de saber si existe un Dios, una verdad, una realidad, no puede encontrar respuesta en los libros, en los sacerdotes, en la filosofia, etc… Nadie ni nada puede responder a esa pregunta si no eres tu mismo. Y por eso es necesario el conocimento de sí mismo. La falta de madurez es una falta de conocimiento. Conocerse a sí mismo es el principio de la sabiduría”.