Category Archives: Còmics

Pesquis y Baliga y el lio de las castañas

Pesquis y Baliga iban caminando por la calle y un joven les está escuchando.
– Se acerca el día de la castañada y hemos de montar la parada. Vamos a comprar un saco de castañas. -Dice Pesquis.
– ¡Es verdad! Yo también quiero vender pero he de intentar hacer “negocio”… He, he… – Piensa el joven.
El joven se encuentra un amigo por la calle.
– ¡Ei, Búho! ¡Consígueme un saco de castañas! – Le pide el joven.
– ¿Y tú que me vas a dar? – Responde su amigo.
– Ehem… Te daré un CD de los Trash Tokats. – Dice el joven.
– Saldre ganando. – Piensa su amigo.
– ¡De acuerdo! ¿Porque tú eres mi amigo, eh? – Responde el joven.
El amigo del joven que va en chándal se encuentra a un amigo suyo que es pelirrojo por la calle.
– ¡Tú! ¡Consígueme una bolsa de castañas! Te daré el cómic de “ Garjoles fosques”… – Dice el amigo del joven.
– Calla, que eso me irá bien. – Piensa el niño pelirrojo.
– Bien, si insistes… – Dice el niño pelirrojo.
El niño pelirrojo va caminando por la calle y se encuentra una amiga de pelo largo.
-¡Ep! Consígueme un cucurucho de castañas y te regalaré un cartel de
“ Transformers 4” – Dice el niño pelirrojo.
– Me saldrá a cuenta. – Piensa la niña del pelo largo.
– Va, porque eres tú… – Responde la niña del pelo largo
La niña del pelo largo va caminando por la calle y se encuentra una frutería.
– Aquí deben tener castañas, pero no sé cuántas me van a dar por 20 céntimos. – Piensa la niña del pelo largo.
La niña del pelo largo sale de la frutería.
– ¡Me las han dado gratis! – Dice la niña del pelo largo.
El primer joven y el niño del chándal se encuentran por la calle. Quieren cambiar la bolsa de castañas por el CD.
– Venga dame el CD. – Dice el niño del chándal.
– Pero si te he dicho un saco… – Contesta el joven.
– ¡AAAAAAAAG! ¡Además, tienen gusanos! – Dice el joven.
– ¡Este disco esta rallado!
Los 4 jóvenes se están peleando, se han engañado entre ellos.
– ¡Estafador! – Exclama el joven.
– ¡Embaucador! – Exclama el niño del chándal.
– ¡Tramposo! ¡Este cartel está roto! – Exclama el niño pelirrojo.
– Ladrón! ¡Este cómic está arrugado! – Exclama la niña del pelo largo.
Entre estas aparecen Pesquis y Baliga.
– ¡Ya tenemos un buen saco de castañas auténticas! – Dice Pesquis.
– ¡Dulces y buenísimas! – Contesta Baliga.
– ¡Grrrrrr! – Dicen los jóvenes, que están muy enfadados.

PESQUIS I BALIGA UN MISTERIO ENTRE LA NIEVE

Unos policías van corriendo hacia el comisario.
-¡Comisario Morrofuerte, el manitas Pedro ha vuelto a actuar! ¡Ha vaciado todo un banco! –Dice la chica que trabaja de policía.
El manitas Pedro va hacia una montaña con su coche…
-He dado un buen golpe, aquí no me encontrara nadie. ¡Pero ahora empieza a nevar! –Piensa el manitas Pedro.
-Ya me lo pensaba… ¡Atascado! ¡Y llega gente! –Piensa Pedro. Mientras, intentaba arrancar el coche.
Luego, saliendo del coche, el manitas Pedro, piensa:
-Me esconderé por si acaso, y me esperaré a que se vayan.
Los niños que iban de excursión, incluidos Pesquis y Baliga, llegan del coche.
-¡Qué pena! Tenemos que volver a casa. –Dice una niña.
-¡Si, quién lo iba a decir, que hoy nevaría! –Dice Pesquís.
-¡Tengo una idea! Bajaremos esta ladera todo recto. – Dice Baliga que tiene una cuerda en la mano.
-Muy bien. – Dice un niño.
Cuando un niño empieza a bajar Pesquís dice:
-¿Has atado bien la cuerda?
Y Baliga le contesta:
-¡Y tanto! ¡Podemos bajar sin miedo!
-¡Venga, te toca a ti! –Dice Baliga a un niño que está un poco gordo.
“¡Pam!”, se rompe la cuerda que sujetaba los niños.
Baliga se gira, ve que la puerta se ha roto y que dentro hay bolsas llenas de dinero.
-¡Oh!- Dicen a la vez el manitas y Baliga.
Después todos los niños cogen una bolsa de dinero y se van.
El ladrón se ha enfadado un monton.
Anna Sampé
2-12-14

Pesquis y Baliga en la fiesta de disfraces

Pesquis y Baliga iban con sus amigos andando por la calle.
– Hemos de decidir como nos disfrazamos por carnaval. – dice Marta.
– ¡De vikingos! Nos haremos unos cascos con cuernos. – le responde Guillermo.
– ¿Y de unicornios? – propone Paula.
Pasan por delante de una croasantería donde hay dos empleadas que están hablando.
– Debido a la crisis no viene ningún cliente… – dice Sonia.
– Mañana viene el jefe, el señor Lluent. Igual cierra y nos quedaremos sin faena. – le responde Carla.
Pesquis se había entretenido mirando la croasantería y va corriendo a su pandilla.
– Ahora que hablais de cuernos. ¡Tengo una idea muy original! De paso echaremos una mano a alguien que lo necesita… – explica Pesquis.
Al cabo de un rato todos los amigos llevan con objetos en la mano.
– A ver… ¿Lo tenemos todo? Ropa de saco, espuma de colchón, hilo y agujas – dice Pesquis.
El día siguiente todos los amigos van disfrazados de cruasanes, toda la gente los mira con mucha alegría.

– Has tenido una idea magnífica, peró, ¿a quién le echaremos una mano?- dice Baliga.
– Ahora lo verás… – le responde Pesquis.
– ¡De repente me ha venido un deseo! – dice el señor Antonio.
– A mi también. – le responde la señora Dolores.
Toda la gente se va corriendo hacia la tienda de cruasanes, las empleadas se ponen contentas.
– Un cruasán y un cortado. – dice el señor Antonio.
– Le invito a un cruasán. – le dice la señora Dolores al señor Juan.
– Hace tanto, que no pruebo… – le responde el señor Juan.
Llega el señor Lluent, el dueño, a la tienda.
– Qué me dice, señor Lluent? – dice Sonia.
– Esto marcha. – le responde el señor Lluent.
Una de las empleadas guiña un ojo a la pandilla.

Pesquis y Baliga: La visita al zoo.

Pesquis y Baliga van al zoo a ver los animales y quieren ir a tomar algo al bar Nimalia.
– ¿Vamos a tomar un bocadillo? – Pregunta Baliga.
– ¡Te has fijado! ¡Una planta carnívora! – Grita Pesquis.
El camarero está haciendo un bocadillo y se ríe.
– Yo quiero un bocadillo de fuet. – Dice Baliga.
– Jo también. – Dice Pesquis.
La planta carnívora se come el bocadillo de Pesquis y este se asusta. Los dos niños están sorprendidos mientras la planta sigue comiendo.
– Nunca he pensado que las plantas carnívoras se tragasen los bocadillos de fuet. – Dice Pesquis asustado.
El camarero se reía de ellos dos y Baliga sospecho algo.
– Creo que esto es un timo para dar comida a la planta gratis. Ahora vera – Dice Baliga
Baliga echa mucha sal y pimienta en el bocadillo, el camarero se sorprende.
– ¿No pasa nada si pongo sal y pimienta, no?. – Pregunta Baliga.
– No pasa nada! ¿ Te gusta fuerte, eh? – Dice asustado el camarero.
Baliga acerca el bocadillo a la planta carnívora, esta se lo mira fijamente.
– Aquí tienes guapa todo para ti. – Dice Baliga.
La planta se lo come y le emppiza a salir humo por la boca.
La planta se bebe toda la limonada y Baliga ve un cartel que dice que no se deber de dar de comer a los animales. Ella añade que tampoco no se debe dar de comer a las plantas.
-¡Ei! ¡Que se bebe la limonada! –Grita el camarero.
– ¡Venga! -Dice Baliga.
– Ha, ha, ha, ha. -Se rie Pesquis.

Juan Sin Miedo y la casa encantada

Juan sin miedo caminando por el bosque, se encuentra a una señora llorando.

– ¡Pobre de mí! He heredado una casa y me da miedo entrar porque todo el mundo dice que está encantada. – Dice la señora.

– ¿Miedo? Ya entraré yo… – Contesta Juan.
Juan va hacía la casa, mientras la señora le sigue y abre la puerta.
– NYEEEEC…- Hace la puerta.
– Sí que está oscuro… – Dice Juan.
Juan caminando por la casa se encuentra unos fantasmas.
– ¡UUUUUUH! – Hace el fantasma.
– ¡BUB!- Responde el perro Quiso.
Juan sin miedo se pelea con las fantasmas. “¡NYIC! ¡PLAS! ¡CLAS! ¡PAF! ¡POF!”
Al cabo de un rato sale Juan de la casa con un montón de sábanas que antes eran fantasmas.
– ¿Es una casa encantada, sí o no? – Le pregunta la señora.
– ¡Noooo! ¡Enhorabuena, buena mujer! ¡Habéis heredado un gran almacén de sábanas y cortinas! ¡Haréis negocio, aquí! – Responde Juan alegremente.

PESQUIS Y BALIGA, DESPUÉS DE LAS VACACIONES… CLASE

Pesquis sale de su casa el primer día de escuela.
– ¡Ha llegado el gran día! – Piensa.
Llama a la puerta de su vecina, amiga y compañera Baliga “¡ding, dong!”.
– Baliga, espero que estés lista… – Se dice para él mismo.
Baliga abre la puerta vestida aún con el pijama.
– ¡Hol… auuuuuh! – Saluda medio dormida.
– ¿Todavía estás en pijama? ¡Hoy empezamos la escuela! –Dice Pesquis.
Baliga se viste, se pone un chubasquero y Pesquis coge un paraguas. Al cabo de un rato salen a la calle.
– ¡Vamos que llueve! – Dice Pesquis
Entonces coge un libro y lo va leyendo por el camino.
– Este verano no hemos cogido ni un libro, con la historia de Galeón… Vamos mal. – Explica Pesquis.
Al cabo de un rato llegan a la escuela…
– ¡Hola, Pablo! ¡Ei, Pedro! Martina, ¿Cómo va todo? – Saluda Baliga.
– Hola, buenos días, te presento a Nora, irá a nuestra clase. – Presenta Martina.
– ¡Hola! – Responde Nora.
Todos los niños se saludan y se ponen en fila para entrar.
– ¿Cómo ha ido eso?
– ¿Montaña o playa?
– ¡Eres más alto que yo!
– ¡Guau, que moderna!
Entran en clase y se encuentran al profesor.
– Vamos, ya sabéis que de entrada no os tenéis que alborotar. – Dice el profesor.
Todos los niños están sentados en sus pupitres pero Pesquis, con las prisas todavía está con el paraguas abierto leyendo el libro.
– ¡Va, Pesquis, que aquí dentro no llueve! – Dice el profesor riendo.
– ¿Eh…? ¿Qué? – Responde Pesquis despistado.
Todos sus compañeros se ríen a carcajadas:
– ¡Ha, ha, ha!
– ¡Hi, hi, hi!
– ¡Ho, ho!

Pesquis y Baliga el galeón hundido

En la playa unos presentadores de la tele entrevistan a Pesquis y a Baliga.
-Acaban de llegar los dos niños que han descubierto el galeón hundido. – Dice la presentadora.
Una submarinista se acerca a los niños.
-Hola me llamo Mar Abisal. Tengo un sumergible y me dirijo a rescatar  tesoros hundidos. ¿Dónde se encuentra, exactamente, el galeón?  – Pregunta la mujer a los niños.
-Te lo diremos… Si nos dejas venir contigo al sumergible. – Dice Baliga.
-Vale… – Le responde Mar.
Y de tal dicho tal hecho, los niños y Mar suben al mini submarino.
-¡Vamos! -Dice Mar.
-¡Guau¡ – Responde Baliga.


Navegando por debajo del agua de pronto ven el galeón hundido.
-Está allá. –Dice Baliga.
-¡Ya lo veo! A trabajar. Lo comenzaré a desmontar. Me lo pienso vender a trocitos… – Añade Mar.
-Mar no tienes ningún derecho a tocar el galeón. Es una pieza de museo y no te pertenece… – Dice Baliga.
-¿Qué? – Añade Mar.
-¡Y tanto! – Responde Pesquis.
La pinza del mini submarino se acerca al galeón y Baliga se enfada con Mar.
-¡Ni lo toques! -Dice enfadada Baliga.
-¿Quién sois vosotros para decirme lo que tengo que hacer? –Responde Mar.
-¡Déjalo estar, por favor! –Añade Pesquis.
El brazo robot del mini submarino arranca un trozo de madera del barco hundido.
-CRAC.
-¡Oh, no! –Dicen los niños.
Al llegar al puerto…
-¡Ya os lo doy, este trozo! No vale nada. -Piensa por ella misma Mar.
-¡Que jeta! Lo llevaremos al museo de Torrecorcada. -Dice Baliga.
-¡Mira, Baliga! –Responde asombrado Pesquis.
-¡Hay un escrito grabado de propia mano de un pirata! -Dice Pesquis.
-¡ANDA! –Exclama  Baliga muy contenta.
“Yo, el pirata Barbaroja, he navegado en este barco. Junio 1645”.
Mar se queda asombrada.

Pesquis y Baliga .El Ferrari equivocado.

En la noche de reyes, sus majestades, repartían regalos:
-¡Ei, un momento! ¡Hemos cometido un error! – Dice Baltasar.
Melchor y Gaspar se lo miran con cara de sorpresa y paran de andar.
-¡Hemos llevado dos coches Ferrari 3000, pero nos hemos equivocado de personas! – añade Baltasar.
-No pasa nada. Si son dos Ferrari 3000 iguales… -Dice Melchor
– ¡Es que no son iguales!. – Responde Baltasar.
Por la mañana, en casa de los señores Kalerius, el señor y la señora están almorzando…
-Vamos al salón a ver que nos han traído los reyes. – Dice el señor Kalerius.
Abren el regalo, es un Ferrari de juguete, se quedan sorprendidos.
Mientras, en su casa, los niños y su perro corren hacía el comedor para abrir los regalos.
-¡Qué nervios! ¡A ver qué nos han traído! – Dice Baliga.
-¡Si es lo que yo he pedido se le abren las puertas y todo!- Exclama Pesquis
Abren los regalos, Pesquis de su paquete saca la llave de un coche.
-¿Una llave?-Pregunta Pesquis
-También hay un papel. ¡Léelo! – Dice Baliga
-“Como es muy grande, se lo hemos dejado aparcado delante de casa. Firmado S. M. Los Reyes de Oriente”.- Lee Pesquis sorprendido.
Salen a la calle, ven un Ferrari 3000 en formato real, se quedan sorprendidos.
-¡ALA!- Gritan los dos.

 

 

Pesquis y Baliga y el coche viejo

Un coche grande, moderno y con una familia joven tienen al lado un coche muy viejo, pequeño y con dos señores mayores.
– ¿No te sabe mal, venderte este coche?- Dice Juan.
– Se un lugar que me darán mucho dinero. – Dice Pepito.
Juan y Pepito paran el coche delante de una tienda de vehículos usados, salen del coche y entran.
– Aquí me lo comprarán. Este modelo va muy buscado. -Explica Pepito.
Pesquis y Baliga están andando por la calle y se encuentran el coche de los señores Juan y Pepito.
– ¿Es antiguo, verdad? –Pregunta Pesquis mirando el coche.
Baliga sin querer se apoya en la parte trasera del coche y este empieza a moverse lentamente hacia adelante.
– ¡Cuidado, que se mueve! – Avisa Pesquis
– Eso es que no tiene puesto el freno de mano. –Dice Baliga.
– Ya tenemos la solución. Con esta cuerda lo atamos a la farola. –Afirma Baliga.
– Pero esperamos a que vuelva el dueño para avisarlo, ¿eh?- Comenta Pesquis.
Baliga ve un puesto de refrescos y va andando hasta allí pero su hermana se queda comprobando la cuerda que este bien atada a la farola.
– ¡Ya está! ¿Vamos a comprarnos unos refrescos? – Pregunta Baliga.
– ¿Y si el dueño llega antes? – Dice Pesquis.
– Los señores Juan y Pepito salen de la tienda muy contentos.
– Quieren que lo entramos en su garaje. ¡Se quedaran asombrados, cuando vean cómo va! – Dice Pepito.
– Juan y Pepito entran en el coche y lo ponen en marcha.

Cuando arranca el coche se queda el chasis quieto atado al cable de la farola y la carrocería se mueve con ellos dentro. Pesquis y Baliga estaban corriendo para avisarlos pero no llegaron a tiempo.

-¡Paren, paren! – Avisan Pesquis y Baliga.
El señor Pepito está muy enfadado y tiene su cara muy roja. Pesquis y Baliga ponen cara de “lo siento”, por la puerta de la tienda, sale el director y se pregunta què pasa.

Pesquis y Baliga en el pastel más grande del mundo

En la plaza hay un montón de gente mirando un pastel enorme.
– ¡En la plaza han hecho un pastel enorme! ¿Vamos? -Dice Pesquis a Baliga.
La prensa ha ido a ver el pastel más grande del mundo y en un escenario están los cocineros haciéndose fotos con la gente. Una periodista está entrevistando a dos notarios del libro Guines.
– Estamos aquí para comprobar que es el pastel más alto del mundo. -Dice uno de ellos.
Baliga se acerca al cocinero.
– ¿Podemos salir nosotros también? – Le pregunta Baliga.
– ¡Y tanto! – Responde el cocinero.
De pronto aparecen los dos cocineros que tenían el record.
– ¡Me llamo Marie De Chantilly y el año pasado hice el record! ¡Diez metros y treinta centímetros! – Dice la cocinera.
Los dos cocineros se quedan preocupados. Pesquis y Baliga se asombran al escuchar lo que dicen.
– Nuestro pastel hace diez metros y… veintinueve centímetros. – Dice uno de los cocineros.
– Fracasaremos por un centímetro. – Añade el otro cocinero.
Pesquis y Baliga están pensando como hacer el pastel más alto.
– Claro falta la… – Dice Pesquis a Baliga.
– Buena pensada Pesquis. – Responde Baliga.
Al cabo de unos minutos.
Los compañeros se han ido al balcón de una casa.
– Venga daros prisa que se me quema el sofrito. – Dice la propietaria del balcón.
– ¿La llevas? – Le pregunta Baliga a Pesquis.
– Si, en casa siempre tenemos. Mi madre hace muchos pasteles. – Responde Pesquis.
Pesquis le da la cereza confitada a Baliga.
– Tírala tú. Yo miro. – Le dice Pesquis a Baliga.
Baliga tira la fruta encima del pastel.
– ¡Yugu! ¡La has clavado! – Grita Pesquis.
El jurado del libro de los records va a medir el pastel.
– Vamos a proceder a medir electrónica y milimétricamente. –Dice uno de los señores del libro de records.
Los cocineros del pastel están muy tristes y los que tenian el récord muy contentos.
– Diez metros y… treinta y un centímetros. ¡Record del mundo! – Dicen los jueces del libro.
– ¡No me lo puede creer! – Dice uno de los cocineros.
Ahora los cocineros que estaban tristes están muy contentos y los que estaban contentos están enfadados y con cara de pocos amigos.