Author Archives: Roger Sabaté Labaila

Els Olivers

El passat dia 29 de maig vam arribar a Horta després d’unes quantes parades per la Fatarella, Corbera d’Ebre. Quan vam arribar ens va ploure una mica mentre que els mestres estaven demanant les claus de les habitacions Per fora ens va sembla molt bonica, per dins era molt gran. Un cop vam entrar a la nostra habitació hi havien lliteres i dos banys al fons.
La primera nit vam sopar sopa i saltxitxes (llonganisses) i després més tard vam mira una pel•licula: Lo Imposible. La primera nit ens vam portar una mica malament, eren dos quarts de cinc i encara estàvem tots desperts menys Victor que es trobava una mica malament. Al matí els mestres ens van castigar fent un quadern.
Vam esmorzar i ens vam preparar per marxar a Flix, però els mestres van ser molt generosos i no ens van fer tornar cap a Flix. Ens van dir que aniríem al Centre d’art Piccaso. Quan vam arribar ens vam posar a dinar: Canelons de carn i, de segon croquetes de pernil salat.
A les hores lliures jugàvem al “uno, domino o a fora al jardi.
En general a mi em va agradar molt, ens ho vam passa molt bé tots.

Roger Sabaté
5/6/13

La leyenda de la Duquesa de Montenegro

Cuenta la leyenda que en un pueblo muy lejano había un castillo en el cual vivía la Duquesa de Montenegro, era una mujer alta y flaca, siempre iba peinada y tenía una verruga en la nariz. Siempre llevaba joyas: Diamantes, esmeraldas, pulseras de oro, rubís… Tenía muy mal carácter. Vivía sola con sus sirvientes, ya que su marido se fue a la guerra y nunca volvió. Ella no tenía hijos, tenía dos perros muy feroces. A pesar de ser muy rica era muy tacaña. Trataba muy mal a sus sirvientes, sólo comían las sobras de lo que comía ella y sus perros. Cuando iba a la Iglesia se reía de los pobres y no daba ni un céntimo de limosna, era tacaña.
Un día llego la guerra a aquellas tierras y la asaltaron varias veces. En su castillo no quedaron ni las piedras, se lo llevaron todo. Las joyas y demás objetos de valor, así como toda la comida que tenía almacenada. Se quedó sola y sin nada. Los sirvientes habían huido hacia las montañas y ella no sabía que hacer; tenía hambre y sueño.
Fué a la Iglesia a pedir limosna para poder comer algo y fueron los mendigos los que se rieron de ella. Hasta que vino uno de sus antiguos criados y le dijo que la ayudaría:” si tú nos dejas cultivar tierras, dejaremos que vivas con nosotros.
La Duquesa aceptó la propuesta y les ayudó en el campo. A cambio, tenía comida, agua y techo. Su carácter cambió, se volvió buena, agradable y aprendió a compartir.
Después de dos años apareció un jinete en las tierras; era su marido que venía de la guerra a buscarla. Agradeció a los sirvientes lo que habían hecho y les dio una bolsa de monedas de oro, también les regalaron sus tierras.
Finalmente, la Duquesa y su marido se fueron a vivir felices lejos de este lugar.

Fin

Roger Sabaté Labaila
6/6/13