“Los límites son necesarios porque dan seguridad al niño”
Escola Roser Capdevila - Polinyà | 21 octubre 2008 |Benvolguda comunitat educativa del Roser Capdevila de Polinyà.
Volem destacar aquesta entrevista realitzada a La Vanguardia a l’autor del llibre “Bajo Presión”
“Los límites son necesarios porque dan seguridad al niño”
Carl Honoré, escritor autor del libro ´Bajo presión´
MERCÈ BELTRAN – Barcelona – Hace unos años, Carl Honoré se descubrió a punto de comprar la colección Cuentos para dormir en un minuto,aptas para cumplir con la rutina de la lectura nocturna a sus hijos. Se dio cuenta, entonces, de que no le gustaba la carrera contrarreloj en la que se había transformado su vida y escribió, para él y para todos, Elogio de la lentitud (RBA), un libro que se convirtió en un éxito. No hace mucho, a raíz de un comentario de una profesora de su hijo, cayó en la cuenta de que estaba en un tris de convertirse en uno de esos padres ansiosos e inseguros obsesionados en hacer de su retoño el mejor pintor del universo. De sus reflexiones e investigaciones surgió Bajo presión (RBA), un alegato en favor del sentido común a la hora de educar a los hijos.
Su libro no es un manual para padres, sino una denuncia de la sobreestimulación a la que están sometidos los niños hoy.
Sí. Los adultos secuestramos la niñez de forma nunca vista a lo largo de la historia, y desde el instinto de intentar hacer lo mejor para nuestros hijos hemos caído en el exceso, lo que provoca un efecto negativo, tragicómico. Porque aun queriendo lo mejor, la forma en que educamos a nuestros hijos les provoca problemas de salud mental, física…
Tal vez lo que se intenta es prepararlos de la mejor manera posible para que puedan sobrevivir en una sociedad muy competitiva.
Trasladamos a nuestros hijos la filosofía laboral ¿cómo lo hago para mejorar algo?, en este caso a nuestros hijos. Aplicamos la cultura del perfeccionismo, que tiene que ver con la cultura del consumo que nos vende la idea de que todo tiene que ser perfecto, la casa, el cuerpo, las vacaciones, nuestros hijos… La cultura del management contagia nuestra vida, en la que todo acaba reducido a objetivos y metas. Tenemos miedo, pero no somos capaces de darnos cuenta de que las incertidumbres y las dudas son ingredientes básicos de la tarea de educar a los hijos.
También sucede que los padres proyectan en sus hijos sus propias frustraciones.
Muchos padres viven a través de sus hijos. Sus éxitos son los nuestros y sus fracasos también. Estamos demasiado involucrados en la vida de nuestros hijos. En cierto modo los chicos han pasado a ser un mismo yo, un proyecto de vanidad. La línea entre padres e hijos se borra, la familia se democratiza, y eso está muy bien, pero, a la vez, desaparece la línea que divide el papel de cada uno. Cuando eso pasa, algo tan importante como la disciplina, las reglas, el saber decir no, lo tiramos por la ventana. Los niños necesitan límites para sentirse seguros y también para desenvolverse en la sociedad y para relacionarse con los otros.
Puede ser que los padres se preocupen por sus hijos en lugar de ocuparse de ellos.
Esta es mi tesis. Los niños no están con los padres. Los padres despreciamos lo pequeño, lo simple, lo barato, y los niños lo que más necesitan es nuestra presencia, atención, que estemos. Esta es una línea fácil de cruzar. La mayor expresión del amor hacia nuestros hijos es estar con ellos. Cuando la paternidad acaba siendo un cruce entre el desarrollo de un producto, un proyecto laboral, y el deporte de competición todos salimos perjudicados, padres e hijos, porque nos estamos negando los principales placeres, como compartir, estar, reír…
¿Conocerse?
Sí, conocerse. La paternidad es un viaje hacia el descubrimiento y, como todos los viajes, comporta incertidumbres, dudas, errores. La gente que acepta eso transforma la paternidad y la maternidad en una aventura muy rica; mucho más interesante eso que fabricar un producto. El resultado entonces son niños más completos y más sanos.
Comentaris recents