Finestres
Estaba mucho más allá, en ese más allá ilocalizable adonde precisamente ponen proa los ojos de todas las mujeres del mundo cuando miran por una ventana y la convierten en punto de embarque, en andén, en alfombra mágica desde donde se hacen invisibles para fugarse. Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. En todos los claustros, cocinas, estrados y gabinetes de la literatura universal donde viven mujeres existe una ventana fundamental para la narración, de la misma manera que la suele haber también en los cuartos inhóspitos de hotel que pintó Edward Hopper y en las estancias embaldosadas de blanco y negro de los cuadros flamencos. Basta con eso para que se produzca a veces el prodigio: la mujer que leía una carta o que estaba guisando o hablando con una amiga mira de soslayo hacia los cristales, levanta una persiana o un visillo, y de sus ojos entumecidos empiezan a salir enloquecidos, rumbo al horizonte, pájaros en bandada que ningún ornitólogo podrá clasificar, cazar ningún arquero ni acariciar ningún enamorado y que levantan vuelo hacia el reino inconcreto del que sólo se sabe que está lejos.
Carmen Martín Gaite: De su ventana a la mía.
La dona que mira des de la finestra és un tema reiterat a la literatura i l’art: ja siguin les dones medievals que esguardaven les justes i torneigs dels cavallers (veure el llibre de Ruiz Doménech), les dones que volen veures i ser vistes, “las mujeres ventaneras”, o les dones que volen veure SENSE ser vistes (para los celosos de su intimidad se inventaron las celosías), o la dona que s’evaeix de la realitat a través de la finestra que dóna al món exterior o al món dels somnis. Sovint la societat masclista, ara encara, relega la dona a un paper d’observadora, com els nens “això es mira i no es toca”, però la dona imaginativa i intel.ligent transforma la finestra en una porta, una porta oberta de bat a bat. Així Carmen Martín Gaite en aquest emocionant text (llegiu-lo complet, si us plau) té un somni: de finestra a finestra torna a comunicar-se samb la seva mare, ja morta, com en aquell joc de mirallets i reflexos que en dien la rateta, i aleshores la veritable realitat d’aquest somni esdevé una poètica reivindicació de la condició de la dona, aquell més enllà que tots desitjem visitar.