En clase tuvimos la oportunidad de comentar el hermoso poema de Rosalía Unha vez tiven un cravo cravado no corazón y descubrimos cómo su influencia y ecos llegaron hasta un poeta inmediatamente posterior en el tiempo como fue Antonio Machado, sin duda, uno de los poetas esenciales de la literatura española del siglo XX.

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!…
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero…
-la tarde cayendo está-.
“En el corazón tenía
“la espina de una pasión;
“logré arrancármela un día:
“ya no siento el corazón”.
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
“Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada”. 
Así vive y se transmite la literatura; voz a voz y eco a eco…
 
En este poema podemos apreciar un símbolo importante que es el del camino que hace referencia a la vida. Se nos muestra la vida, como ya varias veces hemos visto, como algo que avanza o retrocede, como un camino lleno de obstáculos, problemas, pero también ,satisfacciones y buenos momentos. En el poema se da mucha importancia tambien a los elementos de la naturaleza, al sendero, el viento, el campo… todo esto aparece también en forma de símbolo describiéndonos así la vida.
Finalmente, vemos igual que en el poema del “cravo”, que el autor del poema siente una espina que permanece en su interior clavada, y que de una manera o de otra, no le deja vivir tranquilo. La espina clavada podría entenderse como un recuerdo oscuro, del pasado pero que sigue estando presente en su vida. Logró olvidar y dejar atrás la parte pasional de la espina y su pasado, pero, en cambio, hay algo que permanece estando en su interior, algo que siempre recuerda.