
La chanson de Roland es el más célebre cantar de gesta francés y en él se narra la heroica defensa del paso de Roncesvalles por parte de Roldán, sobrino del emperador Carlomagno. El poema, hermoso y vibrante, está repleto de pasajes emocionantes y conmovedores; uno de ellos es aquél en el que la bella Alda recibe la noticia de la muerte de Roldán. Tan intenso era el pasaje que se convirtió en romance por las tierras de Castilla.
Li empereres est repairet d’Espaigne
e vient a Ais, al meillor sied de Franance;
muntet el palais, est venut en la sale.
As li Alde venue, une bele damisele;
ço dist al re¡: «0 est Rollant le cataine,
ki me jurat cume a sa per prendre?»
Carles en ad e dulor e pesante,
pluret des oilz, tiret sa barbe blance:
«Soer, cher’amie, de hume mort me demandes.
Jo Ven durai mult esforcet eschange:
ço est Loewis, mielz ne sai a parlera
il est mes filz e si tendrat mes marches.»
Alde respunt: «Cest mot mei est estrange.
Ne place Deu ne ses seinz ne ses angles
aprés Rollant quejo vive romaigne.»
Pert la culor, chef as piez Carlemagne.
Sempres est morte, Deus ait mercit de fanme!
Franceis barons en plurent e si la pleignent.
«El emperador ha regresado de España y llega a Aix [Aquisgrán], la mejor sede de Francia; sube al palacio y entra en la sala. He aquí que se le ha acercado Alda. una hermosa doncella, y dice al rey: “¿Dónde está el capitán Roldán, que me juró tomarme por compañera?” Carlos siente dolor y pesadumbre, lloran sus ojos y mesa su barba blanca “Hermana, querida amiga, me preguntas por hombre muerto. Te daré compensación muy ventajosa: es Ludovico, no podría decir otro mejor; es mi hijo y poseerá mis marcas. Alda responde: “Extraño me es este lenguaje. No plazca a Dios, a sus santos ni a sus ángeles que yo siga viva después de Roldán.” Pierde el color, cae a los pies de Carlomagno. Al instante ha muerto; ¡Dios tenga piedad de su alma! Los barones franceses la lloran y lamentan.»