Hasta siempre

“¡Ay querida!… Sé que esto no es nada fácil para ninguno de vosotros. Para empezar tampoco es nada fácil para mí, pero te recuerdo que la vida sigue, que hay que seguir luchando como nunca lo hemos hecho, seguir adelante, sin estancarnos, sin tropezar, sin caer. No quiero que llores, no quiero hacerte sufrir. ¿Pero sabes una cosa? Durante todo este tiempo, he tenido momentos para pensar. Para pensar en mi pasado, en “nuestro pasado”, des de que conocí a tu padre, des de que tú naciste… Y me he dado cuenta de lo importantes que habéis sido para mí en estos años. Cariño, te aseguro que la vida no es nada fácil, pero si sabes cómo vivirla puede resultar muy bella. Voy a permitir que llores durante un rato. Pero muy poco tiempo, de acuerdo? Llora, desahógate. Haz que todas tus penas se evaporen durante estos minutos. Me he dado cuenta de que llorar llega a ser muy beneficioso para nuestro cuerpo. Al acabar te sientes mejor. No sabes el porqué, pero solo sabes que a partir de ese momento todo va a cambiar. Que vas a mirar las cosas de forma diferente, que por una vez te sentirás positiva delante de la vida. Ahora, por favor te ruego que pares. No quiero oír más esos sollozos, que me recuerdan a cuándo eras muy pequeña y te caías en el parque. ¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor? Estoy segurísima de que sí. A partir de este momento, y sabiendo que estarás bien y que podrás leer esto con mucha tranquilidad, me toca hablar a mí y decirte lo que nunca llegué a decirte, bien por qué no fui capaz o bien porque quizás no lo necesitabas. Pero antes de todo, te prometo yo que hoy vas a conseguir volar hasta dónde nunca fuiste capaz, ¡hasta ese lugar tan maravilloso que siempre deseaste! Lograrás llegar a tocar el cielo con la punta de los dedos, a sentir que todo el mundo es tuyo, que lo tienes a tus pies, que te pertenece, y que ahora eres capaz de cambiarlo y modificarlo, de hacerlo perfecto como un día quisiste! Por una vez en esta vida notarás que nada más te falta, que no existen los finales, que lo bueno no acaba nunca, que los recuerdos perdurarán para siempre, y aquellos malos ya los tendrás borrados des de hace una eternidad. Por una vez princesa, serás tratada como tal y no habrá nadie que te haga daño, que te haga sufrir, que te haga llorar. ¡Serás más que perfecta en este magnífico sueño! Ahora mira en tu mesita de noche. Abre el primer sobre que encuentres. Como ves, he querido que tu sueño se haga realidad. No preguntes como lo he conseguido, tan solo sigue las anotaciones. Tendrás la oportunidad de tocar el piano en Berlín, como tanto querías. Tan solo te pido un pequeño detalle: mientras estés tocando quiero que te sientas como te he descrito anteriormente. Sé que esto es lo único que te hace sentir esa nube que te absorbe, que te hace olvidarlo todo, que consigue liberarte. Quiero que te sientas libre por una vez, sin cargas, sin preocupaciones. Quiero que me prometas que vas a aprovechar bien esta oportunidad, ya que será uno de los únicos recuerdos que te quedarán de mí. Pero sintiéndolo mucho, después de esta gran experiencia, deberás bajar y mirar la realidad con unos nuevos ojos. Sí, sé que verás que la gente de aquí no es para nada perfecta, ya que aquí la gente comete errores, errores incluso muy graves. Pero aquí, en comparación con otros lugares, la gente tiene la oportunidad de darse cuenta de su fallo, de rectificar, de no volver a caer con la misma piedra. No te prometo que aquí no encuentres problemas. Al contrario, te aseguro que encontrarás más de uno y por eso debes aprender a vencerlos, a crecer, ¡a mejorar! Y aquí cariño no existen los príncipes azules, como en las películas que veíamos cuando eras pequeña. En este mundo existen bellas personas que intentan ser mejores día a día, con el tiempo, con la experiencia. Sé que cometen muchos errores, que caen, que no se atreven a hablar en muchas ocasiones, que actúan sin pensar, que no se dan cuenta de los sentimientos de las personas que les rodean. Pero una cosa sí que te puedo asegurar. Que estas personas aman con toda su alma, pero en muchas ocasiones no saben el porqué, no se dan cuenta del sentimiento que les invade, y hay momentos en los que creen ser perfectos, y esos momentos son los que te hacen daño. Pero piensa que lo hacen sin querer. Les invade en menos de un segundo un ego y un orgullo que jamás serás capaz de comprender. ¿Recuerdas que una vez te dije que el amor es el mejor sentimiento que una persona es capaz de experimentar en su vida? Tenía razón, mucha razón. Es uno de aquellos momentos que perduran en tu memoria, para siempre. Es magnífico, además, que una sola persona pueda hacerte extremadamente feliz. Es increíble como con un solo gesto, con una sola carícia, con un solo abrazo, con un solo beso, te acabes sintiendo tal como eres, ¡como una princesa! Estas sensaciones son indescriptibles. Pero también te debo explicar la otra parte de la palabra. Amor no solo significa hacer un gesto, acariciar, abrazar o besar. Amor va mucho más allá de estos cuatro verbos. Amor significa compartir, significa dejar de pensar en uno mismo para empezar a pensar en la otra persona de tu alrededor. Amor significa respetar, aceptar los gustos y aficiones. Amor además significa ser fiel, amar sin condición. ¡Cuántas cosas importantes llegarás a aprender en esta vida…! Pero a pesar de todos los golpes que te des, sé fuerte cielo, lucha contra tus miedos, vence tus inseguridades, ábrete al mundo con tus sonrisa y demuestra que eres la mejor, como yo te enseñé! Siento no poder estar para ver como sigues creciendo, para ayudarte cuando llegues a caer, o cuando tengas miedo. Lo siento muchísimo. Pero espero que con estas palabras aprendas todo lo que quise enseñarte durante todos estos años, y que quizás no fui cien por cien capaz de expresarme. Quiero que sepas que te quise des del primer momento en el que te vi, que aún te quiero y nunca dejaré de quererte mi amor, porque has sido lo más importante en estos últimos diecisiete años. Gracias por todos los momentos felices que me has hecho vivir, por tus sonrisas, tus carcajadas, tus miradas, tus besos, tus regalos, tu ayuda cuando más la necesitaba. Nunca quise hacerte sufrir… y por eso te pido disculpas. Por estos pequeños y concisos instantes, que sé que no olvidarás jamás. No me gustaría nunca acabar estas palabras, y menos al saber que leerás esto cuando yo ya no esté, cuando no pueda abrazarte, ni sentirte a mi lado… ni verte! Lo siento por todo corazón, pero sé fuerte y sé que lo serás, confío plenamente en ti. Te quiero mi vida, ¡hasta siempre!

Y allí se acabó todo. Se acabaron las palabras, los minutos, las respiraciones, las miradas… ¡todo! Ese fue el fin de una mujer más, o concretamente, de mi madre. Aún después de veinte años de no tenerla a mi alrededor, me duele leer sus últimas palabras. No consigo acabar de leer su carta sin poder parar de llorar. Era una gran mujer. Cuidó de su familia y de los suyos hasta el último momento que estuvo presente en este mundo. Nunca podría conseguir definirla de alguna forma precisa, exacta. Jamás. Era indescriptible, era especial. Quizás tan solo lo sea por qué fue mi madre, pero la pobre fue una más de las víctimas de esta horrible enfermedad que nos rodea a diario. Maldito cáncer, ¿porqué tuvo que existir? A partir de su muerte no pude quedarme indiferente frente al mundo. Tenía que hacer algo, sentía que debía parar ese exceso de muertes sin razón. Me sentía poderosa, llena de energía. Y así hice. Decidí estudiar medicina y posteriormente me especialicé en oncología, realizando un máster en oncología radioterapéutica. Pero a medida que me iba introduciendo en ese mundo, observaba todos los casos que pasaban por mi vista y contemplaba el resultado final de todos esos tratamientos posibles, me decepcionaba. Veía con mis propios ojos que todos aquellos deseos que tenía de “salvar el mundo” eran imposibles. Era imposible jugar con la naturaleza, parar su desarrollo. Aún así seguí, no me detuve en ningún instante. Hasta que finalmente acabé teniendo mi propio laboratorio y clínica para estudiar los varios casos que estaban en mi mano. En todo momento hice todo lo que pude, pero me di cuenta de que no todo es como nos parece ser. Habían casos o mejor dicho, personas, que estaban predispuestas a morir. Que ya no poseían ninguna probabilidad de sobrevivir, tan solo les quedaba esa última posibilidad de poder disfrutar de los placeres de la vida en un espacio mínimo de tiempo. El tiempo final de sus vidas. Pero por lo contrario, también conocí personas que superaron la enfermedad con ninguna dificultad. Personas que incluían en su alimentación diaria una dosis exclusiva de positividad, y que jamás creyeron en esa palabra que nos asusta tanto mencionarla: muerte. Finalmente, el último rango de casos eran los milagros. Personas que habían sufrido toda una vida con esas células cancerígenas, pero que finalmente, por causas inexplicables resucitaban. Sí, parece extraño oír esa palabra viniendo de una persona con estudios científicos. Pero creo que no hay otra explicación posible a ese cambio de muerte a vida en una centésima de segundo. Creo que esas personas son las que más suerte tienen. Esa gente que ha resucitado de la nada, acaba aprovechando su vida al máximo, hasta el final. Aún después de haber pasado por todo lo que les ha sucedido, se olvidan de todo, hacen como si hubieran vuelto a nacer. Y viven. Pero personalmente, yo siempre sentí ese vacío dentro de mí, ese pequeño espacio temporal de crecimiento o de adolescencia que no llegué a obtener. Me siento orgullosa de mi vida, sí, y creo que mi madre también lo habría estado. Pude realizar mi mayor deseo en la vida, ¡tocar delante de muchos pianistas profesionales! Y todo gracias a ella. Pero a pesar de todos esos momentos felices, de las vidas salvadas y de aquellas perdidas, todo resultó ser muy extraño. Es extraño predecir un futuro estando segura de su desarrollo, y que finalmente el tiempo haga de las suyas. Que se meta por dentro de las vidas de las personas, y que haga una barrera a todos los tratamientos, para no poder alterar la naturaleza de las cosas. Quizás es mejor así. O quizás no. Quizás cada uno de nosotros ha nacido con un futuro por delante, con una carta que explica cada acontecimiento que sucederá en nuestras vidas o quizás simplemente somos obra del azar. De un azar que juega o se para cuando quiere, que respira o se detiene cuando lo cree necesario, que habla o calla cuando lo siente, que ama o que odia cuando nadie se ve capaz de decidir una de las dos acciones. Y así es, acabamos viviendo en un mundo paralelo a algo que nunca seremos capaces de entender o de averiguar. Un mundo que esconde mil y un secretos bajo llave. Un mundo que hace lo que quiere, y con quien quiere. Un mundo, que al fin y al cabo es nuestro, solo nuestro. Y eso sí… ¡para siempre!

Malina Caraiman
1r Batxillerat C
Guanyadora en la categoria de postobligatòria

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà Els camps necessaris estan marcats amb *