Era diciembre y hacía un frío de miedo, las luces de Navidad iluminaban las calles de Barcelona y alegraba a todo el que pasaba por allí. Julia y Carmen eran dos grandes amigas y aquella tarde, paseaban por la plaza Cataluña, entre risas, selfis y por supuesto algún TikTok.
Las calles estaban repletas de puestos navideños, figuras del belén y miles de adornos brillantes.
Lo que más llamó la atención a estas dos amigas fue un pequeño puesto muy extraño.
―¿Has visto qué puesto más extraño, Carmen?
–Estoy flipando Júlia. – Dijo Carmen con curiosidad.
El puesto estaba decorado con relojes antiguos, todos diferentes, de muchos colores tamaños y formas. Un anciano atendía el puesto mirando a las chicas fijamente y con una leve sonrisa. Sigue leyendo