LAS TRES ZONAS

Hace un tiempo, en el año 2055, hubo una catástrofe mundial en la que murieron muchas personas a causa de la radiación solar y la contaminación. Solo pudo sobrevivir una isla, gracias a que la parte de la capa de ozono que estaba sobre ellos, no estaba agujereada por algunos productos.

Actualmente, en el año 2078 la isla está dividida en 3 zonas. La del centro, la primera, es donde viven las personas más importantes, como los científicos y políticos, en la segunda viven las personas que fabricaban artículos como armas, ropa, … Entre otras cosas. En la última zona viven los agricultores, que se dedican a cosechar los alimentos. Los productos de las dos últimas zonas eran para la zona del centro y ellos se quedaban una pequeña parte.
Madison, como la llaman sus padres, es una chica de la última zona de diecisiete años. Resalta por su larga cabellera de color azabache y sus grandes ojos azules.
Madie, un sábado, quedó con sus amigos para irlos a ver en la zona 2, solo podían moverse entre las dos últimas zonas. Se montó en el coche y empezó a dirigirse hacia allí, ya que estaba bastante lejos, mientras iba de camino a la segunda zona a ver a sus amigos, tuvo un accidente de coche, un conductor que vio el accidente llamó a la ambulancia y se la llevaron al hospital.

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Como un chico enamorado

Yo y mis recuerdos
✰· Cuando entré al bachillerato, conocí a Leire, una chica morena, pelo liso, con ojos color avellana, alta, pero más baja que yo. Siempre pensé que solo la vería como una amiga, pero desde que entramos a la universidad de artes escénicas y nos tocó en la misma clase, la vi como algo más que una amiga. Era la primera vez que me enamoré.

Suerte la mía de que nos sentamos juntos, siempre hacíamos trabajos y proyectos juntos. Quedábamos en la casa del otro y siempre nos la pasábamos muy bien. Al acabar los proyectos, siempre veíamos una peli o hacíamos manualidades. Ella y yo teníamos muchas cosas en común. En mi casa, siempre hablaba de Leire a mis padres, ya les tenía hartos con ella, pensaban que estaba obsesionado o algo.
La verdad es que lo entiendo, ya que hasta yo mismo me decía eso.

En clase siempre nos hacíamos bromas y nos la pasábamos muy bien, aunque siempre nos echaban la bronca, pero prácticamente nos daba igual, porque una pequeña bronca no era nada. Nosotros éramos los más inteligentes de la clase, por lo cual estudiar juntos no era un gran problema. Nos llevábamos muy bien, pero no me atrevía a dar el paso…
Cada vez me atrevía más y más, hasta que un miércoles, le invité a una cita. ¡Me dijo que sí! Aunque no salió como yo esperaba…

El día de la cita, le estaba esperando en el restaurante donde acordamos que quedaríamos. Pasaron 5 minutos y aún no llegó. Pensé que era normal, ya que a lo mejor estaba ocupada. Pasaron 10, aún no llegó, pasaron, 15, 20, 25 y llegaron los 30 minutos. Aún no había venido, todos los del restaurante me veían como un tonto, porque llevaba 30 minutos sin pedir comida o hacer algo. Comencé a preocuparme y la llamé, pero nunca respondió. Esperé durante una hora entera y aún no vino. Hasta que finalmente me fui, cuando llegué a mi casa. Me encerré en mi habitación y empecé a llorar como un loco desesperado.
Decidí mandarle un mensaje.
— ¿Por qué no has venido? Me has dejado plantado como un tonto—dije.
— Lo siento, yo quería ir, pero no me atreví, de verdad lo siento por dejarte plantado —respondió, yo estaba tan mal que le dejé en visto, sin saber qué decir. Yo creo que se disculpó porque le daba pena, volví a llorar, me dejó fatal. ¿Tan duro era el amor? Era como si me estuviera dando un ataque de ansiedad, ya que no podía controlarme. Lloré tanto que me quedé dormido.
Al día siguiente, decidí no ir a la universidad, quería calmarme un poco y tomar una distancia con Leire. ¿Y lo malo? Lo malo es que la seguía amando mucho. Estaba tan mal ese día que ni desayuné, lo cual es raro de mí, ya que yo siempre me tomo un buen desayuno, pero ese día tenía 0 de apetito. Mis padres no sabían nada porque no quería que se preocuparan por mí. Les dije que iría a la universidad, pero en realidad me fui a un parque de al lado de casa, donde siempre iba de pequeño. Lo malo es que Leire, al salir de la universidad, siempre pasaba por ahí para coger el metro. Eran las 2 de la tarde, y los de la universidad salían a las 2:30. Después de media hora, me fui a mi casa casi corriendo porque no tenía ganas de encontrármela en ese momento. Pero… ¡Boom! Me choqué con una chica.
—Lo siento, no era mi intención— me disculpé.
—No te disculpes, los errores pasan —respondió, asentí y me retiré. He de decir que la chica era atractiva, era morena, ojos verdes, más bajita que yo. ¿Qué digo? No he de pensar eso, ya me gusta Leire, no me voy a dejar llevar por otra. Dejé ese pensamiento pasar y llegué a mi casa. Después de unas horas, me llegó un mensaje de Leire, el 4 de abril a las 9:57 pm.
“Ey, Pol. ¿Está todo bien?” No has venido hoy…”
Eso ponía en el mensaje, aunque no me metí en el chat porque no tenía ganas de responderle, decidí dejarla en chat. Puse el móvil en modo avión para despejarme un poco, cogí mi ordenador y me puse a estudiar, ya que dentro de poco teníamos los trimestrales, y esos días sí que no me los podía saltar y tampoco quería suspender los trimestrales.

Para estudiar, usé el modo de pomo doro, mi favorito, porque con ese me sentía más cómodo y me entraba todo en la cabeza. (Se trata de estudiar 25 minutos y descansar 5, así frecuentemente)
Usé Chat GPT para que me hiciera un examen artificial sobre el tema que había estudiado: anatomía; me salió bastante bien. Cené y me fui a dormir por las 11 pm, las clases empezaban a las 8 y me despierto a las 5:30, así que he de dormir mis 7 horas de ese día. Normalmente, duermo unas 8 horas, pero tampoco es que ese día tuviera mucho sueño.

5:30 am

Me desperté, me cambié y salí a correr hasta las 6. Necesitaba estar en forma. Cuando llegué, me fui directo a la ducha con mi música (sin música ya os digo yo que no me ducho). Me salió una canción de amor llamada “Die With A Smile” de Bruno Mars y Lady Gaga. ¿Lo malo? Siempre le dedicaba esa canción a Leire en mis notas de Instagram (eran indirectas, claramente, no ponía nada de información sobre ella). Me volví a poner triste, ya que no estaba en el mejor momento para pensar en ella. Intenté ignorar eso y fui a desayunar unas tostadas con aguacate que estaban buenísimas, también bebí un batido de proteínas.

Tenía tiempo libre hasta las 7, así que cogí mi móvil para ver un poco de TikTok. He de decir que no fue la mejor idea, y ya veréis por qué.
Después de unos minutos, me salió una chica que hacía poemas, y justo el TikTok que me encontré era de desamor. Decía así:
Amor, de tarde
“Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme “¿Qué tal?”, y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios,
tú con el tizne azul de mi carbónico.”

Era lo que faltaba, me tenía que salir un poema de desamor. Ahora tenía menos ganas aún, cerré TikTok y encendí mis AirPods, abrí Spotify y puse una canción que se llamaba “Without me” de Eminem. Era uno de mis artistas favoritos, aunque escuchaba un poco de todo.

Después, fui a la universidad, pero en vez de sentarme a primera, donde siempre me sentaba con ella, me fui a última fila para intentar alejarme un poco de ella. Intenté mirar a todas partes menos a ella. Pero me era inevitable, era taaaan guapa, taaaan perfecta. Sí que estaba mal, sí.

Pero la quería tanto, que daba igual. Porque 5 minutos con ella eran 10 horas con cualquiera…
Toda la clase, me la quedaba mirando, no sabía disimular, aunque si se giraba, hacía como si estuviera escuchando al profesor. Aunque se giró 2 veces contadas y ni siquiera era para verme a mí, creo que ni sabía que estaba ahí.
Desde entonces, intenté evitarla durante unos días, y aunque fue muy difícil. Más o menos lo conseguí.
Siempre que salíamos, le veía por la otra acera, yo siempre iba escuchando música para distraerme. Pasaron las semanas y todo seguía igual.
Casi siempre, veía a la chica del parque pasar por mi calle, creo que es mi vecina o algo. Un día me volví a chocar con ella y me disculpé, y como siempre nos veíamos le dije:

– Por cierto, me llamo Apolo, un gusto conocerte.- ella sonrió
– El gusto es mío, me llamo Aina. – le devolví la sonrisa
– Por cierto, ¿te gustaría ir a comer conmigo? Me has parecido maja,
– Sí, claro. ¿Te doy mi número para quedar o algo?
– Estaría bien.

Entonces me dio su número y la saludé para que supiera que soy yo. Me fui a mi casa. Me dijo que le vendría bien quedar el día siguiente, pero que tenía que ir con su prima porque si no, no la dejaban. Aunque yo creo que era porque le daba cosa salir con alguien a solas, le dije que me parecía bien, pero no me dijo nada sobre ella, así que para mí era una chica misteriosa. Al día siguiente, después de la universidad. Me puse un traje negro y fui donde acordamos que quedaríamos. Cuando la vi a ella y a su prima venir, me quedé en shock.

Resulta que esa chica tan misteriosa que decía, no era tan misteriosa, ya que la conocía. Era… Leire. ¿La prima de Aina era Leire? ¿La que me dejó con el tremendo plantón en 2024? No me lo podía creer, ¿cómo iban a ser primas? Desvié mi mirada rápidamente, y Aina, sin saber lo que pasaba, ya que estaba superfeliz, nos presentó. Leire dijo un soso “Hola” y yo sonreí nerviosamente y saludé, pero solo lo hice por Aina, para que no pensara nada raro sobre lo que nos pasó. Comimos rápido, acompañé a Aina a su casa y me fui a la mía. He de decir que me estaba enamorando de Aina, ¿cómo puede ser? Era la prima de Leire. Intenté ignorar ese punto.
Ahora, estoy saliendo con Aina, aunque en el pasado me costó superar a Leire, logré hacerlo. Aunque ya no hablemos tanto, la sigo conociendo como siempre y sé que se está intentando alejar de nosotros, hace unas semanas, hablé con ella y terminamos siendo felices, o al menos yo. Porque ella actúa raro.

Yo y mis errores

Conocí a un chico cuando apenas empezaba el bachillerato. Él era moreno, con rizos, ojos azul claro, más alto que yo.
“Apolo, o algo así” – Le comenté a mi madre, apenas llegué a casa. Me ayudaba con los deberes y teníamos mucho en común.
Me costaba mucho hablar con él porque era un poco tímida, pero pronto le cogí confianza. Meses después empezamos a quedar en su casa, y a veces él en la mía. Veíamos películas después de hacer los deberes, ¡A veces hasta hacíamos manualidades! – Me lo pasaba genial con él, me agradaba estar con él.
Ambos amábamos actuar juntos, ya que, bueno, cómo ya sabréis, (o quizás no) hacíamos el bachi escénico e íbamos a la uni juntos. Hubo un día que me invitó a una cita, y, os lo juro, quería ir, pero me puse muy nerviosa y le di el mayor plantón de 2024… Me supo fatal, ya que el niño también me gustaba, pero la ansiedad me paró.
Ey, Pol. ¿Está todo bien? No has venido hoy…
No respondió. Asumí que estaba ocupada. Un poco más tarde, tipo unas horas después, me escribió.
“¿Por qué no has venido?” “Me has dejado plantado como un tonto”, me comentó. Casi me dio un paro cardíaco, pensaba que no me escribiría. “Lo siento, yo quería ir, pero no me atreví, de verdad lo siento por dejarte plantado. :(” Le respondí, admito que pude sonar un poco sosa.
Horas después, me fui a cenar con mis padres y luego me fui a dormir. – A la mañana siguiente, me preparé la mochila como siempre y me fui al Starbucks a pedirme un café con un bollo.
Llegué a la universidad y no lo vi. Pensaba que llegaba tarde, pero no. No lo vi en todo el día, y me preocupé porque pensaba que no… Que no vendría. Le envié otro mensaje, tipo, después de la uni. (Horas después, de hecho)
De: Leireee