Zelda

Un día, hace mucho tiempo, en una tierra llamada 54, una niña llamada Zelda tenía 122 años y nadie lo sabía. Lo normal era tener como máximo 70 años, porque en ese planeta todas las personas morían a esa edad. Pero, para que nadie lo descubriera, cada 10 años se cambiaba de ciudad. Iba a la otra parte del mundo, sabía hablar el idioma porque tenía un poder que le dejaba hacer eso, y era inusual.

La niña se despertó un martes a las 9 de la mañana. Se preparó el desayuno tranquilamente porque no podía morir y tenía todo el tiempo del mundo. Le gustaba mucho desayunar huevos fritos con beicon. Cuando bajó a la calle, encontró a unas personas que se escondían. Uno era alto y fuerte, y el otro era extraño, tenía cicatrices en la cara y era muy delgado. Como ella era tan chismosa, fue a ver y a escuchar. Escuchó a las dos personas hablando, estaban diciendo…

―Hay que encontrar a la niña.―dijo Trix.
―Pero hay gente que nos sigue y no sabemos dónde está el mundo. Es gigante y no tenemos ninguna pista.―dijo Rab.
―Comencemos con lo primero y luego la encontramos. Antes hay que dispersar a los guardas y después distraerlos.―dijo Trix.
―Vale, tú por la derecha y yo por la izquierda. Nos vemos ahí en 5 minutos.―dijo Rab.
―Okay, hasta ahora.―dijo Trix.

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La droga es mala (1000)€kg

CAPÍTULO 1: PABLO ESCOBAR Y FRANCO

– ¡¡¡Manos arriba!!!

 – Verga, ya me agarró la policía.

 – Vamo’ pal carro mano, ya te agarramo’.

 El sapo ese me llevó pal carro y me llevó pa la cárcel.

Hola, soy Pablo escobar ahora les voy a explicar mi historia.

Un día iba caminando ahí burda e’ relajao por la calle,  eran las 12:00 de la noche y me fui a casa de Franco, hoy tocaba y pal trabajo me llamaron y me dijeron si estaba listo y dije fuego ‘mano! Sigue leyendo

Como un chico enamorado

Yo y mis recuerdos
✰· Cuando entré al bachillerato, conocí a Leire, una chica morena, pelo liso, con ojos color avellana, alta, pero más baja que yo. Siempre pensé que solo la vería como una amiga, pero desde que entramos a la universidad de artes escénicas y nos tocó en la misma clase, la vi como algo más que una amiga. Era la primera vez que me enamoré.

Suerte la mía de que nos sentamos juntos, siempre hacíamos trabajos y proyectos juntos. Quedábamos en la casa del otro y siempre nos la pasábamos muy bien. Al acabar los proyectos, siempre veíamos una peli o hacíamos manualidades. Ella y yo teníamos muchas cosas en común. En mi casa, siempre hablaba de Leire a mis padres, ya les tenía hartos con ella, pensaban que estaba obsesionado o algo.
La verdad es que lo entiendo, ya que hasta yo mismo me decía eso.

En clase siempre nos hacíamos bromas y nos la pasábamos muy bien, aunque siempre nos echaban la bronca, pero prácticamente nos daba igual, porque una pequeña bronca no era nada. Nosotros éramos los más inteligentes de la clase, por lo cual estudiar juntos no era un gran problema. Nos llevábamos muy bien, pero no me atrevía a dar el paso…
Cada vez me atrevía más y más, hasta que un miércoles, le invité a una cita. ¡Me dijo que sí! Aunque no salió como yo esperaba…

El día de la cita, le estaba esperando en el restaurante donde acordamos que quedaríamos. Pasaron 5 minutos y aún no llegó. Pensé que era normal, ya que a lo mejor estaba ocupada. Pasaron 10, aún no llegó, pasaron, 15, 20, 25 y llegaron los 30 minutos. Aún no había venido, todos los del restaurante me veían como un tonto, porque llevaba 30 minutos sin pedir comida o hacer algo. Comencé a preocuparme y la llamé, pero nunca respondió. Esperé durante una hora entera y aún no vino. Hasta que finalmente me fui, cuando llegué a mi casa. Me encerré en mi habitación y empecé a llorar como un loco desesperado.
Decidí mandarle un mensaje.
— ¿Por qué no has venido? Me has dejado plantado como un tonto—dije.
— Lo siento, yo quería ir, pero no me atreví, de verdad lo siento por dejarte plantado —respondió, yo estaba tan mal que le dejé en visto, sin saber qué decir. Yo creo que se disculpó porque le daba pena, volví a llorar, me dejó fatal. ¿Tan duro era el amor? Era como si me estuviera dando un ataque de ansiedad, ya que no podía controlarme. Lloré tanto que me quedé dormido.
Al día siguiente, decidí no ir a la universidad, quería calmarme un poco y tomar una distancia con Leire. ¿Y lo malo? Lo malo es que la seguía amando mucho. Estaba tan mal ese día que ni desayuné, lo cual es raro de mí, ya que yo siempre me tomo un buen desayuno, pero ese día tenía 0 de apetito. Mis padres no sabían nada porque no quería que se preocuparan por mí. Les dije que iría a la universidad, pero en realidad me fui a un parque de al lado de casa, donde siempre iba de pequeño. Lo malo es que Leire, al salir de la universidad, siempre pasaba por ahí para coger el metro. Eran las 2 de la tarde, y los de la universidad salían a las 2:30. Después de media hora, me fui a mi casa casi corriendo porque no tenía ganas de encontrármela en ese momento. Pero… ¡Boom! Me choqué con una chica.
—Lo siento, no era mi intención— me disculpé.
—No te disculpes, los errores pasan —respondió, asentí y me retiré. He de decir que la chica era atractiva, era morena, ojos verdes, más bajita que yo. ¿Qué digo? No he de pensar eso, ya me gusta Leire, no me voy a dejar llevar por otra. Dejé ese pensamiento pasar y llegué a mi casa. Después de unas horas, me llegó un mensaje de Leire, el 4 de abril a las 9:57 pm.
“Ey, Pol. ¿Está todo bien?” No has venido hoy…”
Eso ponía en el mensaje, aunque no me metí en el chat porque no tenía ganas de responderle, decidí dejarla en chat. Puse el móvil en modo avión para despejarme un poco, cogí mi ordenador y me puse a estudiar, ya que dentro de poco teníamos los trimestrales, y esos días sí que no me los podía saltar y tampoco quería suspender los trimestrales.

Para estudiar, usé el modo de pomo doro, mi favorito, porque con ese me sentía más cómodo y me entraba todo en la cabeza. (Se trata de estudiar 25 minutos y descansar 5, así frecuentemente)
Usé Chat GPT para que me hiciera un examen artificial sobre el tema que había estudiado: anatomía; me salió bastante bien. Cené y me fui a dormir por las 11 pm, las clases empezaban a las 8 y me despierto a las 5:30, así que he de dormir mis 7 horas de ese día. Normalmente, duermo unas 8 horas, pero tampoco es que ese día tuviera mucho sueño.

5:30 am

Me desperté, me cambié y salí a correr hasta las 6. Necesitaba estar en forma. Cuando llegué, me fui directo a la ducha con mi música (sin música ya os digo yo que no me ducho). Me salió una canción de amor llamada “Die With A Smile” de Bruno Mars y Lady Gaga. ¿Lo malo? Siempre le dedicaba esa canción a Leire en mis notas de Instagram (eran indirectas, claramente, no ponía nada de información sobre ella). Me volví a poner triste, ya que no estaba en el mejor momento para pensar en ella. Intenté ignorar eso y fui a desayunar unas tostadas con aguacate que estaban buenísimas, también bebí un batido de proteínas.

Tenía tiempo libre hasta las 7, así que cogí mi móvil para ver un poco de TikTok. He de decir que no fue la mejor idea, y ya veréis por qué.
Después de unos minutos, me salió una chica que hacía poemas, y justo el TikTok que me encontré era de desamor. Decía así:
Amor, de tarde
“Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme “¿Qué tal?”, y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios,
tú con el tizne azul de mi carbónico.”

Era lo que faltaba, me tenía que salir un poema de desamor. Ahora tenía menos ganas aún, cerré TikTok y encendí mis AirPods, abrí Spotify y puse una canción que se llamaba “Without me” de Eminem. Era uno de mis artistas favoritos, aunque escuchaba un poco de todo.

Después, fui a la universidad, pero en vez de sentarme a primera, donde siempre me sentaba con ella, me fui a última fila para intentar alejarme un poco de ella. Intenté mirar a todas partes menos a ella. Pero me era inevitable, era taaaan guapa, taaaan perfecta. Sí que estaba mal, sí.

Pero la quería tanto, que daba igual. Porque 5 minutos con ella eran 10 horas con cualquiera…
Toda la clase, me la quedaba mirando, no sabía disimular, aunque si se giraba, hacía como si estuviera escuchando al profesor. Aunque se giró 2 veces contadas y ni siquiera era para verme a mí, creo que ni sabía que estaba ahí.
Desde entonces, intenté evitarla durante unos días, y aunque fue muy difícil. Más o menos lo conseguí.
Siempre que salíamos, le veía por la otra acera, yo siempre iba escuchando música para distraerme. Pasaron las semanas y todo seguía igual.
Casi siempre, veía a la chica del parque pasar por mi calle, creo que es mi vecina o algo. Un día me volví a chocar con ella y me disculpé, y como siempre nos veíamos le dije:

– Por cierto, me llamo Apolo, un gusto conocerte.- ella sonrió
– El gusto es mío, me llamo Aina. – le devolví la sonrisa
– Por cierto, ¿te gustaría ir a comer conmigo? Me has parecido maja,
– Sí, claro. ¿Te doy mi número para quedar o algo?
– Estaría bien.

Entonces me dio su número y la saludé para que supiera que soy yo. Me fui a mi casa. Me dijo que le vendría bien quedar el día siguiente, pero que tenía que ir con su prima porque si no, no la dejaban. Aunque yo creo que era porque le daba cosa salir con alguien a solas, le dije que me parecía bien, pero no me dijo nada sobre ella, así que para mí era una chica misteriosa. Al día siguiente, después de la universidad. Me puse un traje negro y fui donde acordamos que quedaríamos. Cuando la vi a ella y a su prima venir, me quedé en shock.

Resulta que esa chica tan misteriosa que decía, no era tan misteriosa, ya que la conocía. Era… Leire. ¿La prima de Aina era Leire? ¿La que me dejó con el tremendo plantón en 2024? No me lo podía creer, ¿cómo iban a ser primas? Desvié mi mirada rápidamente, y Aina, sin saber lo que pasaba, ya que estaba superfeliz, nos presentó. Leire dijo un soso “Hola” y yo sonreí nerviosamente y saludé, pero solo lo hice por Aina, para que no pensara nada raro sobre lo que nos pasó. Comimos rápido, acompañé a Aina a su casa y me fui a la mía. He de decir que me estaba enamorando de Aina, ¿cómo puede ser? Era la prima de Leire. Intenté ignorar ese punto.
Ahora, estoy saliendo con Aina, aunque en el pasado me costó superar a Leire, logré hacerlo. Aunque ya no hablemos tanto, la sigo conociendo como siempre y sé que se está intentando alejar de nosotros, hace unas semanas, hablé con ella y terminamos siendo felices, o al menos yo. Porque ella actúa raro.

Yo y mis errores

Conocí a un chico cuando apenas empezaba el bachillerato. Él era moreno, con rizos, ojos azul claro, más alto que yo.
“Apolo, o algo así” – Le comenté a mi madre, apenas llegué a casa. Me ayudaba con los deberes y teníamos mucho en común.
Me costaba mucho hablar con él porque era un poco tímida, pero pronto le cogí confianza. Meses después empezamos a quedar en su casa, y a veces él en la mía. Veíamos películas después de hacer los deberes, ¡A veces hasta hacíamos manualidades! – Me lo pasaba genial con él, me agradaba estar con él.
Ambos amábamos actuar juntos, ya que, bueno, cómo ya sabréis, (o quizás no) hacíamos el bachi escénico e íbamos a la uni juntos. Hubo un día que me invitó a una cita, y, os lo juro, quería ir, pero me puse muy nerviosa y le di el mayor plantón de 2024… Me supo fatal, ya que el niño también me gustaba, pero la ansiedad me paró.
Ey, Pol. ¿Está todo bien? No has venido hoy…
No respondió. Asumí que estaba ocupada. Un poco más tarde, tipo unas horas después, me escribió.
“¿Por qué no has venido?” “Me has dejado plantado como un tonto”, me comentó. Casi me dio un paro cardíaco, pensaba que no me escribiría. “Lo siento, yo quería ir, pero no me atreví, de verdad lo siento por dejarte plantado. :(” Le respondí, admito que pude sonar un poco sosa.
Horas después, me fui a cenar con mis padres y luego me fui a dormir. – A la mañana siguiente, me preparé la mochila como siempre y me fui al Starbucks a pedirme un café con un bollo.
Llegué a la universidad y no lo vi. Pensaba que llegaba tarde, pero no. No lo vi en todo el día, y me preocupé porque pensaba que no… Que no vendría. Le envié otro mensaje, tipo, después de la uni. (Horas después, de hecho)
De: Leireee

HISTORIA DE PEPE

Había un niño llamado Pepe, tenía 10 años y no tenía muchos amigos porque lo consideraban raro. Por eso, no le gustaba ir al colegio. Había un niño que se llamaba Max y su grupo de amigos, a quienes les gustaba molestar a la gente. Vieron a Pepe, que actuaba de una forma femenina, y aprovecharon para hacerle bullying. Lo hacían sentir muy mal todos los días, le quitaban la comida y ya nadie se juntaba con él porque quería cambiarse de género. Llegó al punto de que se quería matar. Iba todos los días al psicólogo y no aguantaba más la soledad.

Un día, en el patio, Max se cayó y todos se empezaron a reír, menos Pepe. Pepe solo lo miraba, pero Max se la agarró con él y le empezó a pegar. La profesora los separó y los llevó a la dirección. Pepe le explicó lo que pasó y expulsaron a Max. Max se enojó y, el último día de cole, Max y sus amigos metieron a Pepe al baño, le pegaron, le metieron la cabeza al váter, lo grabaron, y lo subieron a internet. Le hicieron memes y se reían de él. Sigue leyendo

Los sustitutos de los dioses del Olimpo

Una tarde normal y corriente, los dioses del Olimpo sintieron un estruendo que les alertó. Resultó que los titanes que estaban en el Tártaro despertaron después de tanto tiempo encerrados. Los dioses mantenían a raya a los titanes con sus poderes en el Tártaro, pero los titanes, al estar despiertos, los dioses no sabían si aguantarían más tiempo encerrándoles. Zeus, alarmado, dijo:

— No podremos detener a los titanes durante más tiempo. Nuestro momento ha llegado.

Poseidón, sin saber a qué se refería Zeus, le preguntó: “¿Qué quieres decir con nuestro momento, hermano?”. Zeus, de forma calmada, le dijo que tienen que cambiar de dioses del Olimpo porque se están quedando sin energías; en realidad, se refería a dos sustitutos, sus dos hijos.

Mientras tanto, en la Tierra, dos hermanos llamados Hércules y Pitilín estaban entrenando en el templo griego, porque de mayores quieren ser guerreros griegos que protegen su honor. Ellos eran huérfanos, por lo tanto, se cuidaban solos. Nunca conocieron a su padre y su madre, ya que los abandonaron porque les parecían una carga. Hércules era el mayor y Pitilín el menor. Hércules era el mayor y siempre cuidó a su hermano. Los hermanos eran hijos de Zeus, pero ellos no lo sabían y por eso tenían poderes sobrehumanos. Hércules utilizaba su fuerza de forma física, ya que tenía una fuerza increíble, y Pitilín era lo contrario que su hermano; él utilizaba el poder mental, entraba en la cabeza del rival para que se riera y su hermano acabara con el rival.

Después del entrenamiento físico, se fueron a meditar. Ahí los dos tuvieron un sueño que les pareció extraño, ya que según ellos un viejo decía que era su padre, pero en realidad era Zeus, y que les entrenaría. Hércules se levantó y gritó:

—Pitilín, ¡acabo de tener un sueño muy extraño!

—No digas más, acabas de soñar con un anciano —dijo Pitilín.

—¿Cómo lo sabes?

—De hecho, he tenido el mismo sueño. Hércules, tenemos muchas preguntas y pocas respuestas; debemos hacer algo al respecto. Este sueño parece un llamado divino.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir que debemos ir al monte Olimpo para encontrar respuestas.

Así fue como los dos hermanos fueron en busca de respuestas al monte Olimpo.

A lo lejos, en el monte Olimpo, Zeus presenció su llegada y se puso feliz. Al cabo de 3 días, los hermanos llegaron. En el monte Olimpo, a las afueras, estaba Zeus esperándolos. Ellos de lejos vieron al mismo anciano que vieron en el sueño. Se acercaron a él y Pitilín dijo:

—Hércules es él, el anciano del sueño.

—Verdad, tienes razón. Vamos a hablarle.

Los hermanos fueron con Zeus y tenían tantas preguntas que le preguntaron los dos a la vez:

—¿Quién eres?

El anciano, con una risa en la cara, dijo:

—¿De veras lo queréis saber? Pues tendréis que superar este trabajo.

—¿Qué trabajo? —preguntó Hércules.

—- Tendréis que ir al inframundo y conseguir a Cerbero, el perro de 3 cabezas. —Hércules se emocionó, ya que llevaba años sin tener una aventura. Así fue como los dos hermanos fueron en busca de Cerbero.

Al día siguiente, Zeus se despertó y se encontró con los dos hermanos y con Cerbero derrotado a las afueras del Olimpo. Zeus se emocionó, ya que encontró a los verdaderos sucesores del Olimpo. Fue afuera y les preguntó:

—¿Cómo habéis conseguido tener a Cerbero en un día?

—-Solo entré en su mente y le hice reír para que se ahogara con su propia risa.

—¡Increíble, chicos! Estoy orgulloso de vosotros. Ahora os puedo contar la verdad.

—Vale —dijo Hércules.

—En verdad sois mis hijos. Os he invocado para detener a los titanes.

—¿Quiénes son los titanes?

-Hijos, os contaré la historia de los titanes. Hace mucho tiempo mi abuelo Urano, encerró a mi padre Cronos en el tártaro con sus otros hermanos, porque a su padre le daba vergüenza presentar a sus hijos. Mi abuela, triste de verles  en la situación que estaban viviendo, les  ofreció matar a Urano, pero nadie aceptó del miedo que le tenían. En ese momento mi padre fue el único valiente, así que le mató. Cuando mi abuelo se estaba muriendo, le profetizó que uno de sus hijos le destronará como él lo hizo con él. Así que mi padre, miedo de que se cumpla la profecía, se comió a mis hermanos. Mi madre, cuando nací, me escondió y le dio una piedra en vez de a mí. Cuando crecí fui con mi padre y saqué a mis hermanos. Todos juntos nos peleamos con los titanes y les encerramos en el Tártaro.

—¿Pero por qué nos has llamado para detenerlos si ya los detuvisteis?—

—- Últimamente, nos estamos quedando sin energías, así que por eso os hemos llamado. Cuando los titanes salgan del tártaro, eventualmente moriremos. ¿Alguna otra pregunta o nos vamos a entrenar?

Los chicos no tenían ninguna pregunta, así que se fueron a entrenar. Zeus entrenó a los dos con estilos diferentes. Por la mañana entrenaban con el cuerpo y por la tarde entrenaban la mente. Siguieron entrenando durante dos semanas. Justamente los hermanos estaban entrenando y los titanes salieron. Zeus, en el suelo, dijo

—Chicos, los titanes han escapado y es hora de que me vaya. Antes de irme, os diré dónde están unas armas legendarias para usarlas para el bien. Las armas están en el olimpo.

Los chicos, al ver la pérdida de su padre en vez de llorar, fueron a por las armas. Las armas eran el casco de Hades, el rayo de Zeus y el tridente de Poseidón. Hércules cogió el rayo y Pitilín cogió el casco de Hades. Los dos con todo el valor se dirigieron hacia los titanes. Los titanes ya estaban expandiendo el caos por todo el mundo hasta que llegaron los dos hermanos. Hércules les lanzó el rayo y salieron volando. Los titanes eran mucho más que en la última batalla, porque en el tártaro se reprodujeron. Ese es un punto a favor que tenían los titanes, pero los dos hermanos no se iban a quedar con los brazos cruzados. Los hermanos consiguieron reducir la lista de los titanes a la mitad. Cronos, que no les reconoció, se quedó impactado, así que se fue al monte olimpo a buscar el tridente, ya que analizó que faltaba un arma. Cronos la encontró, y cuando volvió al campo de batalla resultó que quedaba un cuarto de su ejército. Los hermanos exhaustos de pelear tanto no eran ni tan ágiles, ni tan fuertes, ni tan agudos como antes. Cronos, con rabia en sus ojos, apuñaló a Pitilín delante de Hércules. Pitilín con sus últimos alientos, dijo

-Hermano confió en que el mundo esté mejor si las derrotas. Mátalos para que los sacrificios de los dioses no hayan sido en vano.

-No podré hacerlo si ti hermano. —dijo Hércules.

—Nadie sabe hacerlo hasta que lo hace. Te quiero, hermano.

Este hecho corrompió a Hércules mentalmente. Con la inspiración de su hermano Hércules fue a derrotar a los titanes. Con lágrimas empezó a luchar hasta que Cronos se burló de él diciéndole.

-¿Qué pasó? No veo a tu hermano. Es verdad, lo maté con mis propias manos.

Esto fue el detonante para que Hércules expulsara todo su poder. Era tanto poder que la tierra no lo soportó. Cuando volvió a su juicio, se arrepintió.

-¿Qué has hecho? Ahora nos vamos a morir —dijo Cronos

—Pues parece que nos vamos a morir todos.

—También van a morir a los que protegías.

—Esto lo has provocado tú. La tierra no soportará más mi poder, así que voy a adelantar ese proceso.

—¿Qué dices, a qué te refieres?—dijo Cronos, asustado.

—Ahora verás.

Hércules usó su máximo poder y lanzó el rayo y el mundo explotó. Hasta el día de hoy no hay nada en el universo. Así se acabó la historia de la última batalla.

 

Aaryan y Jaad

DE LA POBREZA A LA MUERTE

Era un día lluvioso en Colombia, en el año 1970, yo solo soy un joven adolescente llamado John Esteban, no con mucho dinero utilizando la misma ropa siempre,vivo con mi madre en un pequeño humilde piso. En la zona en la que vivimos, hay mucha pobreza y delincuencia, ni siquiera puedo salir a estudiar al instituto. Mi madre no puede salir a trabajar, su adicción a las drogas no le deja hacer vida normal, apenas tenemos dinero para comprar comida, ropa, ni pagar facturas.

Por estos motivos, mi vida es muy dura y complicada, mi madre me pide ayuda, pero no sé cómo ayudarla. Una noche campeando con el parc e de mi infancia, le cuento que no sé qué más hacer, si seguir trabajando o estudiando y mi amigo me habla de un negocio que tiene con el que gana dinero fácil. Claramente, yo sospechaba, pero desesperado le dije que haría lo que fuera por dinero y me contó que estaba metido en un cartel de drogas. Me ofreció participar con él y sin pensarlo le dije que aceptaba. Pero no sabía que era la peor decisión de mi vida. Al día siguiente me desperté con el grito de mi madre diciendo que alguien me esperaba en la puerta, era mi amigo, que tenía que presentarme con el jefe. llegamos a casa del jefe a hablar con él era un tipo con dinero, collares y anillos de oro,le dije cuál era mi principal objetivo, salir de la pobreza. Sigue leyendo

Cuernos anónimos

Al empezar el instituto no sabía qué me podría encontrar con semejante personaje, pero al parecer me equivocaba…

Todo comenzó con una simple solicitud de Instagram, de alguien que ni siquiera conocía y del cual nunca había oído hablar, pero que, por alguna razón, de la cual aún no me he dado cuenta, acepté. Me llegaban mensajes suyos preguntándome cosas que no tenían sentido y al poco tiempo hablando con él, descubrí que se llama Matias y que cursaba segundo de la ESO en el mismo instituto que yo. A las dos semanas seguíamos hablando y de repente sin ninguna razón me pidió salir, obviamente me negué ya que no habíamos hablado nunca en persona y me pareció extraño, porque si no hablábamos en persona yo no quería nada con él. Cuando se lo dije  empezó a ser más cercano en el instituto y a mi,me pareció bien hasta que me volvió a pedir salir y en ese caso le dije que sí, pero no sabía lo que me esperaba, ya que todo era demasiado bonito para ser verdad.

Por algún motivo que desconozco empezó actuar extraño y distante, ni siquiera le pregunté el porqué, pues no me preocupaba. Un día sin razón me dejó por chat, horas después de dejarme me escribió diciéndome que era broma. Yo, enfadada, sin entender por qué hizo esa broma, le envié un mensaje diciéndole que no quería nada con una persona que hiciera ese tipo de bromas.

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