EL SECRETO QUE ESCONDÍA EL LIBRO

Hola, me llamo Silvia Williams y vivo en Inglaterra desde que tengo memoria, con mi madre Carol Williams y antes con mi padre Jhonathan Williams, que por desgracia hace unos años, cuando yo aún era bastante pequeña, a la edad de 4 años, tuvo un terrible accidente de coche.

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Por lo que recuerdo, éramos la familia envidiada entre el vecindario, teníamos riquezas, una buena casa, un buen trabajo y sobre todo una familia alegre; éramos felices y no necesitábamos nada más. Hasta que sucedió la tragedia.

Mi padre volvía de trabajar; como cada día, siempre cogía el coche, ya que las oficinas donde iba estaban bastante lejos, y un miércoles cualquiera, volviendo a casa, un coche lo golpeó tan rápido por la velocidad que ya os podéis imaginar qué pasó: no sobrevivió.

Esa noche, cuando apareció la policía al cabo de unas horas del suceso, me di cuenta de que no era yo a la que habían destrozado con la terrible noticia, sino a mi madre. Verle la cara de tristeza y horror que se le puso… Ojalá no haberla visto. Me quedé petrificada en mi lugar viendo la escena. Sigue leyendo

Tenías que ser tú

¡Hola! Soy Juliet, soy una chica cariñosa, inteligente, y siempre me gusta ayudar a los demás, y físicamente, soy rubia, con ojos azules, muy delgada y de mediana altura. 

Tengo 16 años, y vivo en el sur de California, en una casita rodeada de árboles alejada de la ciudad, con mis padres, mi hermano pequeño, Lucas, que dentro de poco cumple los 5, y mi perro Rocky. Actualmente estamos en el 2016.

 

Desde ese día, en clase de literatura, que la profesora nos hizo ponernos juntos para hacer un trabajo, no puedo dejar de pensar en lo que le dije.

  – ¿Debería disculparme con él?  Sigue leyendo

EL TORTURADOR Y LA TORTURADA

En el año 1991 un señor empezó a matar a gente por diversión torturándolos de maneras muy crueles, por ejemplo, atándolos a sitios y dejándoles sin comer, encerrarlos en una habitación llena de insectos, etc. Este señor, tuvo tanta fama en su ciudad que todos lo llamaban ‘’El Torturador’’ y todos le tenían miedo. No se podía andar tranquilo por las calles ya que en cualquier momento podía aparecer el Torturador.

En el año 2001, una chica llamada Natasha, de 16 años, iba caminando por la calle, cerca de una casa abandonada. De repente, escuchó un sonido a lo lejos, pero no se preocupó mucho y siguió caminando. Al rato, escuchó otro sonido y se giró para ver quien era. La primera vez que miró, no vió nada, pero luego volvió a mirar y había un señor mayor vendiendo botellas de agua. El señor le ofreció una botella de agua y ella la cogió. Empezó a beber y se empezó a sentir mal, se estaba mareando y empezaba a ver borroso. De repente se despertó y estaba en un sitio oscuro y cerrado. Cuando ya entendió que se había desmayado, se dio cuenta de que estaba atada a una silla y no se podía mover. Natasha no sabía que hacer ya que no podía moverse. De golpe se abrió una puerta y apareció el mismo hombre que le había ofrecido una botella de agua. Esta vez, no llevaba botellas de agua, sino que llevaba un soplador con ratas dentro. Natasha estaba muerta de miedo y empezó a gritar, ya que no podía hacer otra cosa. Sigue leyendo

Cuernos anónimos

Al empezar el instituto no sabía qué me podría encontrar con semejante personaje, pero al parecer me equivocaba…

Todo comenzó con una simple solicitud de Instagram, de alguien que ni siquiera conocía y del cual nunca había oído hablar, pero que, por alguna razón, de la cual aún no me he dado cuenta, acepté. Me llegaban mensajes suyos preguntándome cosas que no tenían sentido y al poco tiempo hablando con él, descubrí que se llama Matias y que cursaba segundo de la ESO en el mismo instituto que yo. A las dos semanas seguíamos hablando y de repente sin ninguna razón me pidió salir, obviamente me negué ya que no habíamos hablado nunca en persona y me pareció extraño, porque si no hablábamos en persona yo no quería nada con él. Cuando se lo dije  empezó a ser más cercano en el instituto y a mi,me pareció bien hasta que me volvió a pedir salir y en ese caso le dije que sí, pero no sabía lo que me esperaba, ya que todo era demasiado bonito para ser verdad.

Por algún motivo que desconozco empezó actuar extraño y distante, ni siquiera le pregunté el porqué, pues no me preocupaba. Un día sin razón me dejó por chat, horas después de dejarme me escribió diciéndome que era broma. Yo, enfadada, sin entender por qué hizo esa broma, le envié un mensaje diciéndole que no quería nada con una persona que hiciera ese tipo de bromas.

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