El Viaje de la Estrella Dari 

Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una joven llamada Samira que soñaba con las estrellas. Cada noche, se sentaba en el tejado de su casa, mirando el cielo y deseando poder tocar una de esas brillantes luces. Un día, mientras exploraba un bosque cercano, encontró un extraño objeto brillante entre los árboles. Al acercarse, se dio cuenta de que era una estrella caída.  ´-Dari: Hola, ¿Cómo te llamas? -Samira: Hola, me llamo Samira, cómo has llegado aquí si eres una estrella? -Dari: Me he caído del cielo porque he perdido mi brillo en mi camino a casa, puedo sentir que tienes un corazón puro y lleno de sueños. -Samira: Uy que mal, ¿Puedo ayudarte en algo? -Dari: Necesito que una persona con un buen corazón me ayude a recuperar mi brillo, ¿Me puedes ayudar? -Samira: Vale, ¿Cómo te puedo ayudar?   La estrella, llamada Dari, tenía un brillo especial y una personalidad chispeante. Dari le explicó a Samira que había caído del cielo porque había perdido su luz. Para volver a casa, necesitaba la ayuda de alguien con un corazón puro y lleno de sueños. Samira, emocionada, aceptó ayudarla.    Juntas, hicieron un viaje lleno de aventuras. Se enfrentaron a tormentas, cruzaron ríos y conocieron a criaturas mágicas que les ofrecieron su ayuda. A lo largo del camino, Samira aprendió sobre la importancia de la amistad, la valentía y la perseverancia. Cada vez que superaban un obstáculo, Dari recuperaba un poco de su brillo.  -Samira: ¡Estás recuperando tu brillo! -Dari: Sii, muchas gracias, si no hubiera sido por ti no lo hubiera logrado  Finalmente, llegaron a la cima de la montaña más alta, donde se encontraba el Portal de las Estrellas. Samira, con el corazón lleno de amor y gratitud, ayudó a Dari a regresar a su hogar en el cielo. Antes de partir, Dari le prometió que siempre la miraría desde arriba y que sus sueños nunca dejarían de brillar.  Desde entonces, cada vez que Samira miraba las estrellas, sabía que una de ellas era su amiga Dari, recordándole que los sueños son posibles si tienes el valor de perseguirlos.  Y así, Samira siguió soñando, sabiendo que la magia de la amistad y la esperanza siempre estarían con ella.                                                                                                                                                                                        Yancel Tapia

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