Una tarde normal y corriente, los dioses del Olimpo sintieron un estruendo que les alertó. Resultó que los titanes que estaban en el Tártaro despertaron después de tanto tiempo encerrados. Los dioses mantenían a raya a los titanes con sus poderes en el Tártaro, pero los titanes, al estar despiertos, los dioses no sabían si aguantarían más tiempo encerrándoles. Zeus, alarmado, dijo:
— No podremos detener a los titanes durante más tiempo. Nuestro momento ha llegado.
Poseidón, sin saber a qué se refería Zeus, le preguntó: “¿Qué quieres decir con nuestro momento, hermano?”. Zeus, de forma calmada, le dijo que tienen que cambiar de dioses del Olimpo porque se están quedando sin energías; en realidad, se refería a dos sustitutos, sus dos hijos.
Mientras tanto, en la Tierra, dos hermanos llamados Hércules y Pitilín estaban entrenando en el templo griego, porque de mayores quieren ser guerreros griegos que protegen su honor. Ellos eran huérfanos, por lo tanto, se cuidaban solos. Nunca conocieron a su padre y su madre, ya que los abandonaron porque les parecían una carga. Hércules era el mayor y Pitilín el menor. Hércules era el mayor y siempre cuidó a su hermano. Los hermanos eran hijos de Zeus, pero ellos no lo sabían y por eso tenían poderes sobrehumanos. Hércules utilizaba su fuerza de forma física, ya que tenía una fuerza increíble, y Pitilín era lo contrario que su hermano; él utilizaba el poder mental, entraba en la cabeza del rival para que se riera y su hermano acabara con el rival.
Después del entrenamiento físico, se fueron a meditar. Ahí los dos tuvieron un sueño que les pareció extraño, ya que según ellos un viejo decía que era su padre, pero en realidad era Zeus, y que les entrenaría. Hércules se levantó y gritó:
—Pitilín, ¡acabo de tener un sueño muy extraño!
—No digas más, acabas de soñar con un anciano —dijo Pitilín.
—¿Cómo lo sabes?
—De hecho, he tenido el mismo sueño. Hércules, tenemos muchas preguntas y pocas respuestas; debemos hacer algo al respecto. Este sueño parece un llamado divino.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que debemos ir al monte Olimpo para encontrar respuestas.
Así fue como los dos hermanos fueron en busca de respuestas al monte Olimpo.
A lo lejos, en el monte Olimpo, Zeus presenció su llegada y se puso feliz. Al cabo de 3 días, los hermanos llegaron. En el monte Olimpo, a las afueras, estaba Zeus esperándolos. Ellos de lejos vieron al mismo anciano que vieron en el sueño. Se acercaron a él y Pitilín dijo:
—Hércules es él, el anciano del sueño.
—Verdad, tienes razón. Vamos a hablarle.
Los hermanos fueron con Zeus y tenían tantas preguntas que le preguntaron los dos a la vez:
—¿Quién eres?
El anciano, con una risa en la cara, dijo:
—¿De veras lo queréis saber? Pues tendréis que superar este trabajo.
—¿Qué trabajo? —preguntó Hércules.
—- Tendréis que ir al inframundo y conseguir a Cerbero, el perro de 3 cabezas. —Hércules se emocionó, ya que llevaba años sin tener una aventura. Así fue como los dos hermanos fueron en busca de Cerbero.
Al día siguiente, Zeus se despertó y se encontró con los dos hermanos y con Cerbero derrotado a las afueras del Olimpo. Zeus se emocionó, ya que encontró a los verdaderos sucesores del Olimpo. Fue afuera y les preguntó:
—¿Cómo habéis conseguido tener a Cerbero en un día?
—-Solo entré en su mente y le hice reír para que se ahogara con su propia risa.
—¡Increíble, chicos! Estoy orgulloso de vosotros. Ahora os puedo contar la verdad.
—Vale —dijo Hércules.
—En verdad sois mis hijos. Os he invocado para detener a los titanes.
—¿Quiénes son los titanes?
-Hijos, os contaré la historia de los titanes. Hace mucho tiempo mi abuelo Urano, encerró a mi padre Cronos en el tártaro con sus otros hermanos, porque a su padre le daba vergüenza presentar a sus hijos. Mi abuela, triste de verles en la situación que estaban viviendo, les ofreció matar a Urano, pero nadie aceptó del miedo que le tenían. En ese momento mi padre fue el único valiente, así que le mató. Cuando mi abuelo se estaba muriendo, le profetizó que uno de sus hijos le destronará como él lo hizo con él. Así que mi padre, miedo de que se cumpla la profecía, se comió a mis hermanos. Mi madre, cuando nací, me escondió y le dio una piedra en vez de a mí. Cuando crecí fui con mi padre y saqué a mis hermanos. Todos juntos nos peleamos con los titanes y les encerramos en el Tártaro.
—¿Pero por qué nos has llamado para detenerlos si ya los detuvisteis?—
—- Últimamente, nos estamos quedando sin energías, así que por eso os hemos llamado. Cuando los titanes salgan del tártaro, eventualmente moriremos. ¿Alguna otra pregunta o nos vamos a entrenar?
Los chicos no tenían ninguna pregunta, así que se fueron a entrenar. Zeus entrenó a los dos con estilos diferentes. Por la mañana entrenaban con el cuerpo y por la tarde entrenaban la mente. Siguieron entrenando durante dos semanas. Justamente los hermanos estaban entrenando y los titanes salieron. Zeus, en el suelo, dijo
—Chicos, los titanes han escapado y es hora de que me vaya. Antes de irme, os diré dónde están unas armas legendarias para usarlas para el bien. Las armas están en el olimpo.
Los chicos, al ver la pérdida de su padre en vez de llorar, fueron a por las armas. Las armas eran el casco de Hades, el rayo de Zeus y el tridente de Poseidón. Hércules cogió el rayo y Pitilín cogió el casco de Hades. Los dos con todo el valor se dirigieron hacia los titanes. Los titanes ya estaban expandiendo el caos por todo el mundo hasta que llegaron los dos hermanos. Hércules les lanzó el rayo y salieron volando. Los titanes eran mucho más que en la última batalla, porque en el tártaro se reprodujeron. Ese es un punto a favor que tenían los titanes, pero los dos hermanos no se iban a quedar con los brazos cruzados. Los hermanos consiguieron reducir la lista de los titanes a la mitad. Cronos, que no les reconoció, se quedó impactado, así que se fue al monte olimpo a buscar el tridente, ya que analizó que faltaba un arma. Cronos la encontró, y cuando volvió al campo de batalla resultó que quedaba un cuarto de su ejército. Los hermanos exhaustos de pelear tanto no eran ni tan ágiles, ni tan fuertes, ni tan agudos como antes. Cronos, con rabia en sus ojos, apuñaló a Pitilín delante de Hércules. Pitilín con sus últimos alientos, dijo
-Hermano confió en que el mundo esté mejor si las derrotas. Mátalos para que los sacrificios de los dioses no hayan sido en vano.
-No podré hacerlo si ti hermano. —dijo Hércules.
—Nadie sabe hacerlo hasta que lo hace. Te quiero, hermano.
Este hecho corrompió a Hércules mentalmente. Con la inspiración de su hermano Hércules fue a derrotar a los titanes. Con lágrimas empezó a luchar hasta que Cronos se burló de él diciéndole.
-¿Qué pasó? No veo a tu hermano. Es verdad, lo maté con mis propias manos.
Esto fue el detonante para que Hércules expulsara todo su poder. Era tanto poder que la tierra no lo soportó. Cuando volvió a su juicio, se arrepintió.
-¿Qué has hecho? Ahora nos vamos a morir —dijo Cronos
—Pues parece que nos vamos a morir todos.
—También van a morir a los que protegías.
—Esto lo has provocado tú. La tierra no soportará más mi poder, así que voy a adelantar ese proceso.
—¿Qué dices, a qué te refieres?—dijo Cronos, asustado.
—Ahora verás.
Hércules usó su máximo poder y lanzó el rayo y el mundo explotó. Hasta el día de hoy no hay nada en el universo. Así se acabó la historia de la última batalla.
Aaryan y Jaad