Era un día lluvioso en Colombia, en el año 1970, yo solo soy un joven adolescente llamado John Esteban, no con mucho dinero utilizando la misma ropa siempre,vivo con mi madre en un pequeño humilde piso. En la zona en la que vivimos, hay mucha pobreza y delincuencia, ni siquiera puedo salir a estudiar al instituto. Mi madre no puede salir a trabajar, su adicción a las drogas no le deja hacer vida normal, apenas tenemos dinero para comprar comida, ropa, ni pagar facturas.
Por estos motivos, mi vida es muy dura y complicada, mi madre me pide ayuda, pero no sé cómo ayudarla. Una noche campeando con el parc e de mi infancia, le cuento que no sé qué más hacer, si seguir trabajando o estudiando y mi amigo me habla de un negocio que tiene con el que gana dinero fácil. Claramente, yo sospechaba, pero desesperado le dije que haría lo que fuera por dinero y me contó que estaba metido en un cartel de drogas. Me ofreció participar con él y sin pensarlo le dije que aceptaba. Pero no sabía que era la peor decisión de mi vida. Al día siguiente me desperté con el grito de mi madre diciendo que alguien me esperaba en la puerta, era mi amigo, que tenía que presentarme con el jefe. llegamos a casa del jefe a hablar con él era un tipo con dinero, collares y anillos de oro,le dije cuál era mi principal objetivo, salir de la pobreza.
Pasaba el tiempo y veía las drogas como una cosa muy mala, la gente que más quería desaparecía, se morían igual, necesitaba el dinero, me fui alejando cada vez más de ellos y me fui. Al final, pude entrar en ese grupo. Empecé muy bien haciendo repartos pequeños en los barrios. Poco a poco, el dinero comenzó a llegar a casa, y por primera vez, logré sacar a mi madre de la adicción a las drogas y el alcohol. Había un par de chicos que siempre hacían pedidos, y un día me contaron sobre un cártel rival al del colombiano Pablo Escobar. Este cártel operaba desde Puerto Rico, específicamente en una ciudad de California, aparentemente tranquila. Lo que mucha gente no sabe es que es uno de los cárteles más grandes de Puerto Rico.
Yo necesitaba ganar más dinero, ya que lo que estaba haciendo aún no era suficiente. Apenas podía cubrir lo necesario, como pagar el alquiler. Por eso, le pedí a Pablo Escobar que me dejara ascender, que me permitiera trabajar con los que traficaban droga en otras fronteras. Pero él, con su mirada fría, me dejó claro que nunca llegaría tan lejos.
Esa respuesta me dolió, pero también encendió algo dentro de mí. No iba a quedarme estancado. Fue entonces cuando decidí arriesgarme y contacté a esos chicos que me compraban la droga. Les pedí que me pasaran el contacto de su jefe, el líder del cártel de Puerto Rico.
Me fui con mi madre a Puerto Rico, no se lo dije a mi jefe, pero a mi mejor amigo si le conté que me iba a ir. Necesitaba despejarme de vender drogas y también le dije que no le contara nada a nadie, que quería prácticamente desaparecer del país. Yeiden, mi mejor amigo, finalmente le contó a mi jefe que me había ido del país. Él no sabía dónde me fui, entonces mi ex jefe le dijo a Yeiden que me espiara, que me persiguiera, que me controlara todo. Aun así, todo era mentira, no iba a despejarme del trabajo, me iba para ganar más dinero.
Pasaron los días y seguía todo tan tranquilo en mi hotel, con mi madre todo estaba normal, yo ya estaba con el cartel de los Puertorriqueños, ósea, me aceptaron en el otro grupo del cartel. Un tiempo más tarde, unos señores entraron en mi casa mientras estaban preguntando por mí, yo no estaba en casa porque estaba trabajando, se fueron. Tenía una tapadera, trabajaba en un restaurante, el cual era buena tapadera, así que nadie sospechaba de donde conseguía tanto dinero.
Una mañana, me llamaron mis compañeros, un grupo había hecho un encargo muy grande para su país, Colombia. Necesitábamos planearlo, así que cuando llegué y conocí a los chicos que pidieron el encargo, lo vi, era mi ex jefe. Me puse supernervioso, porque como sabía dónde trabajaba con ellos, no entendía nada, igualmente actúe con naturalidad. Cuando acabamos de plantear la transportación, me dijeron que yo tenía que ir con ellos, pero les dije que me lo pensaría.
Llegué a casa y le conté a mi madre lo que pasó, con lo que tenía ahorrado le compré un billete hacia Estados Unidos, para que esté segura y nadie le vaya a hacer nada. Entonces, llegué a Colombia con ellos, después de pasar las aduanas llegamos a descargar los paquetes. Pensé que no era buena idea haber ido, algo malo iba a pasar, no sabía el qué pero lo presentía.
Me agarraron, me sentaron en una silla, me amenazaron de matar a mi madre si no volvía con ellos, les dije que me dejaran tiempo para pensar y me dieron 48 h. Obvio no me iba a cambiar, porque necesitaba ganar ese dinero. Avisé a la policía de estas amenazas, nadie sabía dónde estaba mi madre, al final, como la policía me buscaba, me reconocieron y arrestaron. Estuve únicamente unas horas en la cárcel, sospechosamente fallecí por una explosión en mi celda.
Pol Dobarro,Aliza Taj,Marck Molina