FEM DE COPISTES!
Et poso un exemple de partitura medieval per a copiar, però pots triar una que t’ agradi. Tens fins a finals de febrer per a preparar-la,
Anem a aprendrendre una mica més sobre les partitures medievals
Un Scriptorium (pl. Scriptoria) es una habitación destinada a la transcripción de manuscritos.
Antes de la invención de la imprenta de tipografía móvil, un Scriptorium fue habitualmente un apéndice o anexo a la librería o biblioteca de una institución, generalmente eclesiástica. Trás la destrucción efectiva de las bibliotecas de la Antigüedad clásica, especialmente las del mundo romano, después de la promulgación de los decretos del emperador Teodosio en la década comprendida entre entre los años 390 y 400, y tras el colapso general de las instituciones públicas romanas, los “Scriptoria” fueron mantenidos, según los datos que nos han llegado, casi exclusivamente por las instituciones cristianas, desde comienzos del siglo V en adelante.
Hasta que no se inventó la imprenta en el siglo XV, la escritura se realizaba a mano. La mayoría de los libros de las librerías monásticas debieron ser copiados, ilustrados y encuadernados en el mismo lugar en que se producían por los propios monjes o monjas, dentro de éste área singularizada en el complejo monacal o catedralicio, como era el “Scriptorium”.
Instrumentos y herramientas del Scriptorium medieval
Los instrumentos para la escritura eran manufacturados en el propio lugar (“in situ”) tan pronto como se necesitaban, incluyendo las tintas, el pergamino y la vitela (lat.”vellum”); y el papel no fue usado hasta muy avanzado el período medieval, plumas y estilos de ave, pinceles, raspadores de piel y alisadores.
Preparación de los cuadernos de pergamino
El pergamino era fabricado generalmente a partir de la piel de ovejas o cabras, hasta conseguir una superficie lisa y fina especial para recibir la escritura, mientas que la vitela, obtenida ésta a partir de la piel de terneros recien nacidos, dotada de mayor delgadez y fortaleza en el soporte. El curtido, raspado y limpieza del pergamino y la vitela proporcionaba un soporte secante especialmente adecuado para recibir la tinta en los cuadernos, folios y páginas resultantes.
El color dorado a veces era conseguido mezclando huevo y agua, como otras tinturas en pequeños cuencos; y en los mejores momentos y talleres se conseguía usando láminas o raspaduras de oro. Una vez aplicado el dorado, la superficie del folio debía ser barnizada, a partir de un producto conseguido a partir de la cocción de huesos de animales.