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AITOR Y CARLOS: BIOGAFÍA DE GABRIEL CELAYA
ANDREA Y SANA: PALABRAS PARA JULIA
TEMA 4: EJERCICIOS DEL LIBRO DIGITAL
Publico los ejercicios del tema 4 del libro digital.
Recordad: LOS EJERCICIOS DE HACEN EN EL DOSIER, NO EN FOTOCOPIAS.
DESCRIPCIONES LITERARIAS
Ya que estamos trabajando las descripciones literarias, aquí tenéis ejemplos de descripciones hechas por otros autores, que os pueden servir de modelo.
• Texto de Juan Ramón Jiménez |
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente: “¿Platero?”, y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gótica de miel…
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paseo sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, Platero y yo .
En cuanto al indicado grotesco donaire del señor Corregidor, consistía (dicen) en que era cargado de espaldas…, todavía más cargado de espaldas que el tío Lucas…, casi jorobado, por decirlo de una vez; de estatura menos que mediana; endeblillo; de mala salud; con las piernas arqueadas y una manera de andar sui generis (balanceándose de un lado para otro y de atrás hacia adelante), que sólo se puede describir con la absurda fórmula de que parecía cojo de los dos pies. En cambio (añade la tradición), su rostro era regular, aunque ya bastante arrugado por la falta absoluta de dientes y muelas; moreno verdoso, como el de casi todos los hijos de las Castillas; con grandes ojos oscuros, en que relampagueaban la cólera, el despotismo y la lujuria; con finas y traviesas facciones, que no tenían la expresión del valor personal, pero si la de una malicia artera capaz de todo, y con cierto aire de satisfacción, medio aristocrático, medio libertino, que revelaba que aquel hombre habría sido, en su remota juventud, muy agradable y acepto a las mujeres, no obstante sus piernas y su joroba.
Pedro Antonio de Alarcón: El sombrero de tres picos, Ed. Magisterio Español
El príncipe feliz, de Óscar Wilde
Para Zaira, que me ha pedido esta historia… Y para todos los que quieran leerlo y/o escucharlo, aquí va un cuento de los más bonitos que se han escrito nunca.
Nos habla de las diferencias sociales que hay en nuestras ciudades; y también de lo que somos capaces de hacer por cariño o amistad. Además, el final nos viene a decir que lo más bello, lo más importante puede estar en las cosas más insignificantes, aquellas que para la mayoría de la gente pasan desapercibidas.
Si quieres escucharlo:
PRIMERA PARTE:
http://www.youtube.com/watch?v=qrHtx_Rq2Lc
SEGUNDA PARTE:
http://www.youtube.com/watch?v=3FJ7-XAhB-w
Si prefieres leerlo entero: Clica aquí.
el-principe-feliz.pdf
PROPOSICIÓN CON PREPOSICIONES
¿Recuerdas la lista de preposiciones?
Aquí te la recuerdo completa (sin las preposiciones antiguas “cabe” y “so” y sin las nuevas incorporaciones “excepto”, “durante” y “mediante”)
A – ANTE – BAJO – CON – CONTRA – DE – DESDE – EN – ENTRE – HACIA – HASTA – PARA – POR – SEGÚN – SIN – SOBRE – TRAS.
No son tantas, ¿no? 17 preposiciones para hacer una proposición de matrimonio:
Se trata de hacer una proposición de matrimonio (o declaración de amor, como tú prefieras), exponiendo a la persona amada todos los argumentos que quieras para convencerla de que acceda a tus deseos. Eso sí, tienes una dificultad: debes usar todas las preposiciones por orden alfabético.
¿Te atreves?
Aquí va la declaración de un enamorado del siglo XIX:
Mi amada Anastasia:
A veces, cuando me encuentro ante tu balcón, me siento bajo el peso de una tristeza enorme porque no puedo verte ni escucharte.
Inmediatamente después, con alegría y, contra todo pronóstico, escucho tu bella voz de cristal que desde tu ventana en un susurro me llama por mi nombre: ¿Leopoldo?
Entonces, oh mi bella señora, siento que entre sueños una voz de sirena me requiere. Hacia ti me acerco y hasta el corazón parece estallarme de júbilo si te veo y escucho.
Para que sepas cuánto te quiero y cuánto por ti sería capaz de hacer, te diré que, según dicen mis amigos y allegados, podría cambiar la noche y el día.
Sin poder esperar más, sobre este papel escribo y te pregunto si, tras estos años de conocernos, te quieres casar conmigo.
Tuyo siempre,
Leopoldo
Club de lectura: Grandes lectores
RECOMIENDA TUS LIBROS FAVORITOS:
A veces leemos libros muy interesantes, que nos sorprenden o nos divierten o nos emocionan o nos enseñan; y nos gustaría explicarlos a los demás, recomendarlos porque nos parece que compartirlos con los compañeros puede ayudar a entendernos mejor, podemos hacerles partícipes de nuestras ideas.
Como ya se viene haciendo en el “Club de lectura” de nuestra biblioteca cada primer viernes de mes, os proponemos hacer lo mismo en el Blog, para que los que no pudieran acudir a esa cita mensual puedan disfrutar leyendo como nosotros lo hemos hecho.
¿Os animáis?
INSTRUCCIONES
En la clase de lengua hemos estudiado cómo son los textos que sirven para dar instrucciones:
-Los verbos están en imperativo o en infinitivo (si generalizan)
– Llevan las instrucciones numeradas o con “palabras que conectan enunciados”: primero, luego, a continuación…
– Suelen tener un orden.
Para practicar hemos redactado algunas instrucciones “extravagantes” para hacer cosas cotidianas (como enseña Julio Cortázar en “Instrucciones para llorar”) y algunas recetas de cocina de platos “imposibles” e imaginativos.
¿Te atreves a compartir tu “instrucción” con todos nosotros? Hazlo ya. (Para hacerlo, vete arriba de este texto y “clica” donde dice “Comentaris”)
HALLOWEEN: EL CUERVO
Edgar Allan Poe (1808- 1849) fue un escritor estadounidense, conocido especielmente como autor de cuentos de terror.
Habla de la misteriosa visita de un cuervo a la casa de un amante afligido y el lento descenso hacia la locura de este último. El amante, que a menudo se ha identificado como un estudiante, llora la pérdida de su amada, Leonor. El negro cuervo, posado sobre un busto de Palas, parece azuzar su sufrimiento con la constante repetición de las palabras “Nunca más” (Never more).
Los Simpsons tienen una genial versión de ese poema:
http://www.tu.tv/videos/los-simpsons-el-cuervo
el cuervo
Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”
Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”
Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”
Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”
En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!
Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!