El mejor profesor, al peor colegio

El mejor profesor, al peor colegio

Un informe recomienda volcar los esfuerzos docentes en los centros más difíciles y señala que los buenos están “sobrerrepresentados” en los privados

“Si su país se tomara en serio el debate de cómo mejorar las escuelas, debería intentar poner a los mejores en los centros más difíciles”. Eric Hanushek, reputado economista de la educación y catedrático de la Universidad estadounidense de Stanford, explicaba en una conversación con EL PAÍS que se trata de “una cuestión fundamental”. Sus conclusiones coinciden con las incluidas en la última investigación realizada en España sobre los efectos de la calidad del profesor en el aprendizaje de sus alumnos, presentada este miércoles, apenas unos días después de que eche a andar la comisión del Congreso que tiene encomendada la negociación de un pacto educativo con la figura del profesor en el centro de su debate.

Los alumnos de centros “cuyas familias disponen de recursos socioeconómicos y culturales bajos o intermedios, resultan más afectados que el resto ante variaciones en la calidad del profesorado”, según Jorge Calero y Josep Oriol Escardíbul. Son profesores de la Universidad de Barcelona, expertos en economía de la educación, y autores de La calidad del profesorado en la adquisición de competencias de los alumnos, auspiciada por las fundaciones Ramón Areces y Europea Sociedad y Educación.

Su trabajo se basa en los resultados de los alumnos españoles en el informe PIRLS 2011, una evaluación internacional sobre comprensión lectora para alumnos de 9 y 10 años. Y su investigación determina que tener un gran profesor puede suponer casi 30 puntos de diferencia en el resultado final de la prueba. España, con 513 puntos, quedó a una treintena de puntos de Suecia u Holanda, por ejemplo.

Se preguntan también en qué centros trabajan los mejores y los peores profesores y concluyen que los buenos “están sobrerrepresentados” en los centros privados y en aquellos públicos donde van familias de mayor nivel sociocultural. Este reparto de docentes “beneficia más a las familias que tienen más recursos inicialmente” y de ahí la propuesta de hacerlo al revés.

Calero asegura que sería “una buena medida de política educativa”. “No hacer ese cambio significaría perpetuar lo que ya pasa, que tenemos una escuela con muchas desigualdades y segregación”, concluye este experto.

PETER SENGE / PROFESOR DEL MIT “El profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no sabe” El experto cree que para innovar en educación hay que crear un modelo pedagógico en el que docente y alumno aprendan a la vez

Peter Senge, californiano de 69 años, cree que el principal problema del sistema educativo es que se basa en el modelo de la revolución industrial. Este profesor de la escuela de negocios del Massachusetts Institute of Technology critica que los colegios en diferentes partes del mundo continúan replicando un modelo de aprendizaje pasivo, en el que los docentes hablan y los estudiantes permanecen sentados y callados, “como si se les estuviese entrenando para trabajar en una fábrica”.

Considerado por The Economist como uno de los 50 pensadores más influyentes del mundo en el ámbito de la gestión empresarial, Senge se empezó a interesar por la educación tras el éxito en diferentes universidades de Estados Unidos de su best-seller La Quinta Disciplina. Publicado en 1990, el libro contiene las claves para hacer competitiva cualquier institución con una estrategia de aprendizaje diseñada por el propio Senge.

En 1991, fundó la Society for Organizational Learning(SOL), una red de innovación en el aprendizaje en la que participan más de 19 empresas y organizaciones y mil escuelas públicas y privadas de diferentes parte del mundo. Senge ha visitado Madrid para impartir un seminario de liderazgo a los profesores de la Institución Educativa SEK.

Pregunta. ¿Cuáles son las principales transformaciones que debe afrontar la escuela?

Respuesta. Lo más importante es que llegue el final de la escuela tal y como la conocemos. Todos hemos ido al mismo tipo de colegio, no importa si el centro educativo está en España, Reino Unido o China. La fórmula siempre es la misma: los profesores tienen el control y los alumnos no son proactivos. Nadie sabe a ciencia cierta cómo debería ser, de hecho no creo que haya un modelo único, pero sí un principio claro: adultos y niños aprendiendo a la vez. La idea de que los profesores tienen las respuestas y por eso lideran el aprendizaje ya no sirve, nadie sabe cómo se resolverán los problemas que ya nos afectan hoy, como, por ejemplo, el cambio climático. Los niños lo saben y por eso no se enganchan a la escuela, porque el profesor actúa como si tuviese todas las respuestas. El aprendizaje en el colegio se centra en evitar cometer errores. El contexto autoritario dentro de la escuela es tal que los chicos solo quieren complacer al maestro.

P. ¿Cómo puede funcionar una escuela pretendiendo que alumnos y profesores tengan los mismos intereses?

R. Los docentes tienen que crear nuevas fórmulas pedagógicas para que los niños aprendan cosas sobre las que no hay respuestas claras. Singapur comenzó en el año 2000 su proceso de transformación del modelo educativo y el eje fue crear un entorno en el que todo el mundo aprendiese: profesores, alumnos y padres. Supuso un cambio radical, teniendo en cuenta que habían heredado el modelo británico, muy profesor-céntrico. El aprendizaje giraba en torno a la figura del experto. Dijeron basta y ahora los profesores plantean retos reales y los estudiantes aportan soluciones. No solo se plantean problemas artificiales para resolver en el aula. A los alumnos les motiva ayudar a su comunidad a ser más efectiva. La forma de hacerlo con un niño de ocho años o un adolescente de 18 es distinta, pero el principio es el mismo.

P. ¿Cómo tiene que afrontar el profesor su día a día en el aula?

R. Solemos decir que el profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no sabe. Ahí empieza la innovación. Lo primero que tienen que hacer es desaprender, olvidar los métodos pedagógicos tradicionales. Es muy difícil porque tienen una identidad muy fuerte y se sienten orgullosos de estar al frente de la clase. Creen que mantener el orden y la atención en su discurso es lo que les hace buenos profesores y tal vez sea ese el problema, las lecciones magistrales brillantes. Para que se produzca el cambio tiene que haber una masa crítica de esos adultos en las escuelas que diga basta. Esto no va sobre decidir buenas o malas respuestas, sino sobre afrontar problemas reales. Conseguir que un niño de 12 años entienda por qué hay problemas de drogadicción en su barrio.

Hay que crear nuevas fórmulas para que los niños aprendan cosas sobre las que no hay respuestas claras

P. ¿Qué papel tiene la tecnología en la transformación del modelo?

R. Tecnología moderna y pedagogía anticuada, ese suele ser el patrón. Muchas escuelas están gastando grandes cantidades de dinero en comprar ordenadores para los alumnos porque creen que la tecnología lo cambia todo, y no es así. Hay que innovar en las técnicas de aprendizaje.

P. ¿Cree que los contenidos estáticos como las matemáticas o la literatura se deberían modificar dentro de los programas académicos?

R. Hay que enseñar esos contenidos de forma distinta. Los buenos profesores de matemáticas saben la diferencia entre el aprendizaje mecánico, en el que los chicos aprenden a escribir ecuaciones, y el profundo, en el que entienden el porqué. Uno de los docentes de nuestra red SOL, que trabaja en un colegio público de Boston, ha desarrollado un método en el que los niños se enseñan álgebra entre sí. Ha dedicado más de 20 años a crear problemas muy complejos y ni los mejores estudiantes de álgebra pueden resolverlos por sí solos. En el primer mes del curso imparte clases magistrales cortas para enseñar los fundamentos básicos, y el resto del año los alumnos trabajan en grupos de cuatro. El docente es importante porque ha diseñado la metodología, no actúa como un profesor sino como un facilitador.

P. ¿Con qué escuelas está trabajando?

R. La Society for Organizational Learning, que fundé en 1991, es una red de investigadores y profesores en activo de diferentes partes del mundo. Sobre todo trabajamos con colegios públicos de Estados Unidos, porque es ahí donde están las carencias más graves, pero también colaboramos con colegios privados que sean innovadores. Estamos en contacto con más de mil escuelas en el mundo. Nuestra misión es buscar innovadores para conectarlos entre sí, para que entiendan que no están aislados. Hay una revolución que está ocurriendo, cientos de profesores usan Flipped Classroom (clase invertida) o el aprendizaje por proyectos. El problema es que no hay vías de comunicación entre ellos.

P. La clave para el cambio, ¿la tienen los gobiernos o las escuelas?

R. En Singapur, por la naturaleza del país, el Gobierno lideró la transformación. Pero no es una buena referencia, es un territorio muy pequeño, casi como una ciudad. En la mayoría de lugares, los líderes han sido los directores de los centros y los docentes, grupos pequeños que han querido dar un giro a su cultura de aprendizaje. El cambio tiene que arrancar en la escuela, que funciona como una institución local.

Es un error ser tan rígidos con la edad porque los niños avanzan a distintas velocidades

P. ¿Qué modelo educativo actual cree que debería replicarse?

R. No se trata de copiar a Finlandia o Singapur. Hay que ser menos rígidos con la edad porque los niños avanzan a distintas velocidades. No tiene sentido dividirles en cursos por edad. La escuela industrializada, ese es el problema. En las líneas de ensamblaje todo el mundo se movía al mismo ritmo y precisamente fue la era de la industrialización la que hizo a los lentos estúpidos. Hace unos años conocí en Los Alpes a un físico austríaco que había trabajado con el Nobel de Físicadanés Niels Bohr -le concedieron el premio de 1922-, probablemente el físico más brillante de la historia. Le pregunté cómo era trabajar con él y me dijo que era muy lento, pero que cuando entendía algo, realmente lo entendía. La mayoría de científicos son pacientes, reflexionan, se toman su tiempo. Durante décadas se les ha hecho creer a los niños que no poder avanzar al ritmo que marca la escuela es sinónimo de ser idiota.

P. ¿Cree que la certificación supone un freno para el aprendizaje?

R. La evaluación más efectiva es la del propio alumno analizando su progreso, la autoevaluación. Pero ahora ese rol lo asume el profesor. Los buenos docentes crean un entorno en el que los estudiantes mejoran constantemente y pueden juzgar de forma objetiva cómo están evolucionando. En Estados Unidos, a los profesores se les coloca en rankings en función de los resultados que sus alumnos obtienen en los exámenes estándar. Todo lo que está demasiado mecanizado carece de sentido. El problema no es la herramienta, sino el uso que se hace de ella. El objetivo debería ser estudiar qué técnicas de enseñanza funcionan mejor que otras y por qué.

P. El pedagogo británico y conferenciante Ken Robinson critica que la escuela mata la creatividad. ¿Cuál cree que es la explicación?

R. Los niños dejan de ser curiosos por el miedo a cometer errores, y como consecuencia de eso, también dejan de ser creativos. En mis clases suelo preguntar a mis alumnos cuántos de ellos decidieron a los diez años que no se les daba bien cantar, o que no eran muy buenos en dibujo. La gran mayoría levanta la mano. Entre los cinco y los diez años se internalizan esos miedos a no dar la talla y los chicos simplemente dejan de hacerlo. Hace unos años, un educador me dijo que no tenemos ni idea del drama que sufren los niños en la escuela. Los profesores están en una posición de autoridad y pueden hacer mucho daño si no se dan cuenta del impacto que pueden tener sus mensajes.

ANA TORRES MENÁRGUEZ

Sin educación emocional, no sirve saber resolver ecuaciones

Los grados de Magisterio no forman a los profesores en gestión de las emociones, clave para el desarrollo de los niños

Rafael Guerrero es uno de los pocos profesores de la Universidad Complutense de Madrid que enseña a sus alumnos de Magisterio técnicas de educación emocional. Lo hace de forma voluntaria porque el programa académico de los grados en Maestro en Educación Infantil y Primaria -nombre de la carrera de Magisterio tras la llegada del Plan Bolonia– no incluye ninguna asignatura con ese nombre. “Muchos de los problemas de los adultos se deben a las dificultades en la regulación de las emociones y eso no se enseña en la escuela”, explica Guerrero.

Se trata de enseñar a los futuros maestros a entender y regular sus propias emociones para que sean capaces de dirigir a los niños y adolescentes en esa misma tarea. “Mis alumnos me cuentan que nadie les ha enseñado a regularse emocionalmente y que desde pequeños cuando se enfrentaban a un problema se encerraban en su habitación a llorar, era su forma de calmarse”, cuenta el docente. Inseguridad, baja autoestima y comportamientos compulsivos son algunas de las consecuencias de la falta de herramientas para gestionar las emociones. “Cuando llegan a la vida adulta, tienen dificultades para adaptarse al entorno, tanto laboral como de relaciones personales. Tenemos que empezar a formar a profesores con la capacidad de entrenar a los niños en el dominio de sus pensamientos”.

MÁS INFORMACIÓN

La inteligencia emocional es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos, según la definición de quienes acuñaron el término a principios de los noventa, los psicólogos de la Universidad de Yale Peter Salovey y John Mayer. La inteligencia emocional se traduce en competencias prácticas como la destreza para saber qué pasa en el propio cuerpo y qué sentimos, el control emocional y el talento de motivarse, además de la empatía y las habilidades sociales.

Tras revisar los programas académicos de los grados en Magisterio, Pedagogía, Psicología y Psicopedagogía de las univerisdades públicas españolas en 2016, el Grup de Recerca en Orientació Psicopedagògica (GROP) de la Universidad de Barcelona (UB) concluyó que en España solo hay una universidad pública que ofrece desde 2012 la asignatura Educación Emocional en el grado de Magisterio, la Universidad de La Laguna, en Tenerife. “Cuando pensamos en el sistema educativo, por tradición creemos que lo importante es la transmisión de conocimientos de profesor a alumno, a eso se dedica el 90% del tiempo. ¿Qué pasa con el equilibrio emocional? ¿Quién habla de eso en la escuela?”, señala Rafael Bisquerra, director del Posgrado en Educación Emocional de la UB e investigador del GROP.

Los jóvenes con un mayor dominio de sus emociones presentan un mejor rendimiento académico, mayor capacidad para cuidar de sí mismos y de los demás, predisposición para superar adversidades y menor probabilidad de implicarse en comportamientos de riesgo -como el consumo de drogas-, según los resultados de varios estudios publicados por el GROP. “La educación emocional es una innovación educativa que responde a necesidades que las materias académicas ordinarias no cubren. El desarrollo de las competencias emocionales puede ser más necesario que saber resolver ecuaciones de segundo grado”, apunta Bisquerra.

LA LAGUNA, LA PRIMERA EN EDUCACIÓN EMOCIONAL

La Universidad de La Laguna, en Tenerife, es pionera en la creación de una asignatura específica de Educación Emocional en el grado de Magisterio. Hoy es la única universidad pública española que contempla esa materia como obligatoria en su plan de estudios. En 1992 introdujeron por primera vez en la entonces diplomatura de Magisterio una asignatura a la que llamaron educación socioafectiva.

“Si analizas tu vida, son las experiencias cargadas de emociones las que han marcado los puntos de inflexión, los momentos decisivos. ¿Cómo no vamos a luchar para conseguir que se forme a los niños desde el colegio en el manejo de sus emociones?”, cuenta Antonio Rodríguez, profesor de Psicología Evolutiva de la Universidad de La Laguna e impulsor de la asignatura.

Mayor rendimiento académico y mejor convivencia con su entorno son las ventajas fundamentales para los niños, según los estudios liderados por Rodríguez. “Es esencial aprender a gestionar el miedo o la ira. Primero hay que formar a los docentes para que estos puedan ser un modelo a seguir para los niños en el aula”, indica Rodríguez.

Los elevados índices de fracaso escolar -el 20% de los jóvenes españoles de entre 18 y 24 años abandona el sistema educativo sin haber finalizado la Secundaria, según datos de Eurostat-, las dificultades de aprendizaje o el estrés ante los exámenes provocan estados emocionales negativos, como la apatía o la depresión, y todo ello está relacionado, según Bisquerra, con deficiencias en el equilibrio emocional. “Focalizar las clases en las capacidades lingüísticas y lógicas exclusivamente se puede considerar una estafa del sistema educativo”, critica el docente, que ha publicado más de 15 libros sobre la materia.

Bisquerra es uno de los precursores en España de la aplicación de la educación emocional al ámbito académico. Cuando empezó a investigar en 1993, aún no existía ese término, que a finales de los noventa usó como título en una de sus publicaciones. Lo que está fallando, según el experto, para que los diferentes niveles educativos no contemplen esos contenidos es la falta de sensibilización, tanto por parte de la administración pública como del profesorado. “La regulación de las emociones consigue que los estímulos que nos rodean nos influyan lo mínimo posible. Nuestro comportamiento depende, en gran medida, de cómo nos sentimos, y ni los profesores ni las autoridades se lo toman en serio”.

En su opinión, el cambio tiene que arrancar con la formación del profesorado, con la transformación del grado de Magisterio. “En la UB no hemos convencido al número de profesores necesario como para modificar el plan de estudios. Lamentablemente, los procesos de cambio educativo son muy lentos”, añade Bisquerra, que en 2005 publicó La educación emocional en la formación del profesorado, donde propone un modelo de asignatura para los profesores de educación Infantil, Primaria y Secundaria con teoría y actividades prácticas.

PREVENCIÓN DE TRASTORNOS PSICOLÓGICOS

Las habilidades en inteligencia emocional son un factor importante en la prevención de trastornos psicológicos, concluye el artículo Los efectos a corto y medio plazo de la formación en inteligencia emocional en la salud mental de los adolescentes, publicado en el Journal of Adolescent Health en 2012, y elaborado por un grupo de investigadores de las universidades públicas de Málaga, Huelva y el País Vasco.

“Muchos de los desórdenes psicológicos suelen aparecer durante la adolescencia -como los cambios bruscos de carácter, el abuso de sustancias o los trastornos en la alimentación-. Una de las causas de esos problemas mentales es la incapacidad de gestionar los estados emocionales”, señala el estudio, para el que se formó a 479 adolescentes españoles de 13 años en un programa de educación emocional durante dos años.

La inteligencia emocional ayuda en dos campos fundamentales. En el intrapersonal, donde permite reducir la intensidad y la frecuencia de los estados de ánimo negativos causados por acontecimientos adversos del día día; protege del estrés y puede ayudar a mantener un estado de ánimo positivo y así prevenir la ansiedad o la depresión. En un segundo plano, el estudio señala que los adolescentes con altas capacidades para percibir y gestionar sus emociones y las de otros, presentan relaciones con sus familiares y compañeros mucho más satisfactorias y de apoyo

Los objetivos de la educación emocional, según las guías de Bisquerra, son adquirir un mejor conocimiento de las emociones propias y de las de los demás, prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas -que pueden derivar en problemas de ansiedad y depresión-, y desarrollar la habilidad para generar emociones positivas y de automotivarse. En el año 2002 la UB lanzó su primer posgrado en Educación Emocional, que hoy también ofrecen otras universidades públicas como la de Málaga, Cantabria o la UNED, entre otras.

Una de las experiencias piloto en formación del profesorado en educación emocional la lideró en España la Diputación de Guipúzcoa que, entre 2006 y 2010, formó a más de 1.500 docentes de colegios e institutos públicos de la provincia. Bisquerra fue uno de los encargados de coordinar los cursos, así como de elaborar 14 manuales que están disponibles para cualquier docente con decenas de actividades para aplicar en el aula. La Universidad del País Vascose encargó de evaluar los resultados. “La comprensión y regulación de las emociones por parte de los profesores redujo los niveles de ansiedad y de burnout (en español, síndrome del trabajador quemado)”, indica Aitor Aritzeta, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco. En los alumnos, se redujo la conflictividad en el aula.

En un estudio paralelo liderado por Aritzeta, en el que se formó a un grupo de 200 universitarios en técnicas de inteligencia emocional, se demostró que tras dos años de instrucción los alumnos que habían recibido la enseñanza mejoraban sus resultados en los exámenes una media de 1,5 puntos respecto al resto de estudiantes. “Aprendieron a manejar el estrés y los niveles de ansiedad se redujeron un 18%”, asegura el docente.

Enseñar a los docentes a mirar, escuchar y entender las necesidades de un alumno es el objetivo principal de Rafael Guerrero, profesor de la Complutense con el que arrancaba esta historia. “Puede parecer obvio, pensar que todos los maestros tratan así a los chicos, pero no todos lo hacen. Nadie está dispuesto a reconocer el abandono emocional”, señala. Enseñar a los jóvenes a afrontar problemas desde el principio y a desarrollar tolerancia a la frustración. Acabar con la frase “eso son tonterías, ponte a hacer la tarea” es la máxima que Guerrero quiere para sus alumnos y futuros maestros.

Autora: ANA TORRES MENÁRGUEZ

Si ets tutor o tutora d’un grup

Et proposo que visualitzis els següents curts a l’aula:

Piper

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1 Expliqueu com eduquen els adults als petits en cada curt.

  • Quin model educatiu us sembla millor? Per què?

2 Fixeu-vos si en alguna fase de l’aprenentatge hi ha moments desagradables.

  • N’hi ha en els dos curts? Quins són?

  • Què és el que més t’incomoda de la teva experiència a l’escola? Comenteu-ho amb els companys.

  • Algun cop t’ha pesat massa la motxilla? Què has fet? Quins materials feu servir a l’escola o a l’institut per treballar?

3 Responeu aquestes preguntes:

  • Si entenem per zona de confort aquelles situacions que ens fan sentir segurs perquè les coneixem i hi estem habituats, quines són les zones de confort de cadascun dels protagonistes dels dos curts?

  • Quins riscos i quins avantatges té sortir de la zona de confort?

  • Els personatges adults dels curts, aprenen alguna cosa? Quina? Què canvien de la seva actitud o comportament?

Font: Text La Galera : La notícia de la setmana

Mark Beyebach: “L’escola està centrada en els problemes i no tant en les solucions”

Mark Beyebach és un dels referents europeus del que en psicologia es coneix com a teràpia breu centrada en les solucions (TCS). De fet, entre el 2011 i el 2015 va presidir l’European Brief Theraphy Association. Doctor en psicologia, especialitzat en psicologia clínica, exerceix de professor al departament de psicologia i pedagogia de la Universitat Pública de Navarra, una activitat docent que compatibilitza amb la realització de tallers, seminaris i conferències, amb les investigacions els resultats de les quals publica en revistes científiques, o en la que ja és una gens menyspreable bibliografia pròpia: Avances en terapia familiar sistémica, 24 ideas para una psicoterapia breve, 200 tareas en terapia breve, Changing self-destructive habits o Cómo criar hijos tiranos, un manual de antiayuda para padres de niños y adolescentes. Mark Beyebach serà a Mallorca els dies 27 i 28 de gener per impartir un curs intensiu sobre intervenció escolar centrada en solucions, organitzat per Creix i especialment dirigit a professionals de l’educació i a famílies.

En ocasions en dieu teràpia ; en d’altres, intervenció. Però en tots els casos hi ha dos conceptes que es repeteixen en la vostra especialització: sempre apunta cap a les solucions i sempre és un tractament breu. Què es guanya amb la brevetat i buscant solucions en comptes d’analitzar els problemes?

Ens basem en una psicologia positiva, que busca actituds positives davant els problemes que hi pugui haver en el si d’una escola, d’una empresa o d’una família. Com qualsevol tractament, l’objectiu és aconseguir l’empoderament de qui, en un moment donat, pensa que no pot fer front a una problemàtica. Es tracta de trobar les eines que li permetran conduir aquest problema. A més, com més aviat el terapeuta pugui desaparèixer de la vida del pacient, millor. Esclar que no sempre aquesta intervenció breu podrà substituir una teràpia més llarga, però moltes vegades sí. I, en tot cas, servirà per complementar-la i facilitar-la.

Qualsevol que va a un psicòleg, el primer que sol fer és explicar-li quin problema l’ha dut a la consulta.

Totes les persones tenim l’hàbit de treballar des dels problemes, en els riscos, en les amenaces. Des de la psicoteràpia breu centrada en les solucions intentem mirar les coses d’una altra manera, des d’una òptica positiva. D’aquí que el terapeuta no estarà interessat a conèixer la història del problema ni intentarà fer-ne una diagnosi, sinó que se centrarà a preguntar a la família o a un col·lectiu escolar com els agradaria que fossin les coses i que ara mateix no són així. D’aquesta manera, analitzem els objectius que es volen aconseguir, com canviaran les coses en la mesura que el problema vagi minvant i com de bé ens sentirem.

El pròxim curs que farà a Palma està especialment dirigit a l’escola: docents i famílies. ¿Fins a quin punt està necessitat d’una intervenció aquest àmbit escolar?

A l’escola es fa necessari establir formes més positives de comunicació i de col·laboració: entre els mateixos docents, entre els mestres i els alumnes, i també entre els mestres i les famílies. Molts problemes venen d’una comunicació errònia. Les conductes disruptives a l’aula tensen la convivència entre els alumnes i en tota la comunitat educativa, interferint sovint en els resultats acadèmics i convertint-se en una font de frustració per als professors. Sovint, l’escola està centrada en els problemes existents i no tant en les solucions. S’ha de dir que el context no afavoreix aquest treball en positiu: tenim escoles massificades, tothom atabalat per les presses i amb uns currículums estrictes que s’han de complir.

Què oferiu als professionals de la docència els experts en intervencions centrades en les solucions?

Els oferim eines molt senzilles que poden facilitar-los la vida. Coses molt simples, moltes vegades centrades en el llenguatge, com fem servir el llenguatge. Per exemple, si una alumna ha aconseguit una fita important, no només se l’ha de felicitar, sinó que s’ha de demostrar interès i preguntar com ho ha fet per aconseguir-ho. O si un alumne va al professor amb un dubte, en comptes de donar-li una resposta ràpida i treure-se’l ràpidament de sobre, convé començar per preguntar-li, per fer que pensi i demostrar-li que ell sol és capaç de trobar la solució. Podria posar molts més exemples, però insisteixo que el més important és com fem servir el llenguatge i l’actitud que adoptem. Sense anar més lluny, està provat científicament que si a un alumne li dius “No t’aixequis” processarà aquesta ordre uns microsegons més tard que si li dius “Queda’t assegut”.

Vostè és autor del llibre Cómo educar hijos tiranos... I bé, com?

Evidentment, és un titular pervers, que intenta explicar una realitat massa abundant i trobar-li una solució. En tot cas, el primer que he de dir és que no hi ha cap forma segura perquè bona part depèn del fill. Ara bé, si ets superpermissiu o si, per contra, ets un pare tirà, estàs comprant butlletes per tenir un fill tirà. Igualment, faciliten el camí de la tirania el desacord entre els pares (sigui una parella heterosexual o homosexual), i també estar massa temps absents de la vida dels nostres fills. Hem d’assumir la seva criança. Als nostres fills no els poden criar les pantalles.

CRISTINA ROS Palma 18/01/2017

ara.cat

 

La Mosqueta ayuda a desarrollar capacidades a niños con necesidades especificas

, Barcelona

La Mosqueta es un portal web de la Fundació Maresme con actividades multimedia que tiene como objetivo desarrollar las capacidades motrices, cognitivas y comunicativas de los niños y niñas con necesidades educativas especiales.

El TecnoCampus de Mataró, que se ha encargado de la renovación del portal web que puso en marcha hace unos años, está participando también en tareas de mejora y renovación de las actividades. La característica principal de La Mosqueta es la forma de acceso a los juegos que puede hacerse a través de conmutadores o pulsadores, ratones adaptados en aquellos casos en que el usuario tiene graves e importantes problemas motrices.

“Los niños y niñas que participan en estas actividades tienen un camino abierto y pueden decidir como sujetos activos”, explica la profesora de informática y logopeda Núria Vilà, vinculada en el proyecto. “Jugar y navegar por estos juegos les ayuda a trabajar de manera cognitiva, saber con qué cosas están tratando, aprender los colores o bien conocer el cuerpo humano”, cuenta la educadora.

La Escola d’Educació Especial l’Arboç de Mataró, gestionada por la Fundació el Maresme, realiza un uso intensivo de esta herramienta, así como otros centros de características similares en el resto del país y en Latinoamérica. “En los distintos juegos y actividades sólo hay música, no se realiza con ningún idioma y eso posibilita que lo pueda usar todo el mundo”, zanja Vilà.

LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS Y LOS PADRES RESPECTO A LOS DIAGNÓSTICOS Y DROGAS PSIQUIÁTRICAS EN LA INFANCIA

“Espero que la sociedad aprenda a ver el diagnostico psiquiátrico y el uso de drogas en los niños como un enorme y trágico error y  vuelvan  su atención hacia enfoques psicológicos, sociales, familiares y educacionales que amparen las necesidades genuinas de los niños”.
Peter R. Breggin

El presente artículo de Peter Breggin aborda la pregunta moral y científica si se basa en el interés superior del niño entregarle una droga psiquiátrica


LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS Y LOS PADRES RESPECTO A LOS DIAGNÓSTICOS Y DROGAS PSIQUIÁTRICAS EN LA INFANCIA

Peter R. Breggin

Doctor en medicina, psiquiatra formado en Harvard, director del Center for the Study of Empathic Therapy y autor de más de 20 libros incluyendo Talking Back to Prozac (1994, con Ginger Breggin), “Medication Madness” (2008) y “Brain-Disabling Treatments In Psychiatry” (2008).

RESUMEN

Basado en la extensa experiencia en el área de investigación, forense y clínica del autor, este artículo aborda la pregunta moral y científica si se basa en el interés superior del niño entregarle una droga psiquiátrica. El enfoque está centrado en el diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y las drogas estimulantes, y sobre el diagnóstico Trastorno Bipolar y las drogas antipsicóticas (neurolépticos). El artículo concluye que deberíamos trabajar hacia una prohibición de la prescripción de drogas psiquiátricas a menores de edad, y en su lugar enfocarnos sobre formas alternativas efectivas y seguras de responder a las necesidades de los niños y niñas dentro de sus familias, escuelas y en la sociedad.

INTRODUCCIÓN: ESTABLECIENDO NORMAS PARA LA PROTECCIÓN DE LOS NIÑOS

Este artículo se ocupa de los derechos negativos – eso es, el derecho de estar libre de ciertos tipos de interferencias en la vida de uno. Respecto a los niños, estos derechos están protegidos por la sociedad, a menudo independiente de los deseos de los padres, tales como las prohibiciones legales contra el abuso sexual o físico. Cuando se realizan juicios de valor sobre los niños, este análisis, al igual que en las cortes de los Estados Unidos, se basa en la norma del interés superior del niño (Child Welfare Information Gateway, 2012; también ver Gottstein, 2012), donde se incluye el “bienestar moral, emocional, mental y físico” del niño (FindLaw, sin fecha: 1). Sin embargo, argumentaré que cuando se trata de dar drogas a los niños, la cual mantengo, que puede ser visto como una forma de abuso a menores, no se puede depender de esta [interpretación de la] norma para proteger a los niños. Utilizando los ejemplos de las drogas estimulantes para  el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y las drogas antipsicóticas para el Trastorno Bipolar, me pregunto, “¿Está en el interés superior del niño ser diagnosticado y medicado psiquiátricamente?”.

LOS EFECTOS DEL DIAGNÓSTICO TDAH Y LAS DROGAS ESTIMULANTES

El TDAH no es un diagnóstico válido que cumpla el criterio para un síndrome médico (Baughman y Hovey, 2006; Breggin, 2008a; Whitely, 2010). Como todos los otros trastornos psiquiátricos, no existe evidencia acerca de una causa biológica (Moncrieff, 2007a). Respecto a las tres categorías de comportamiento del TDAH, a saber, la hiperactividad, impulsividad y la falta de atención, algunas veces estos comportamientos podrían ser parte de típicos comportamientos infantiles. Otras veces, pueden resultar por salas de clases con falta de disciplina o aburridas, falta de herramientas educacionales del nivel de grado, problemas emocionales generados por problemas en el hogar o en el colegio, asuntos relacionados a la pobreza como el hambre o mala nutrición, o insomnio y fatiga y una variedad de enfermedades crónicas, incluyendo la diabetes o una lesión en la cabeza (por ejemplo, conmociones cerebrales deportivas) (Breggin y Breggin, 1998). En mi práctica clínica, todas estas causas han sido evidentes.

Los estimulantes son las drogas más comúnmente prescritas para el TDAH. La mayoría son anfetaminas (por ejemplo, Adderall o Dexerdrine) o metilfenidato (por ejemplo, Ritalin o Concerta). La Atomoxetina ha sido promocionada por el fabricante Eli Lilly & Co. como un tratamiento ‘no estimulante’ para el TDAH, pero ha demostrado causar síntomas estimulantes peligrosos en un tercio de los niños (Hernderson y Hartman, 2004) y tiene un cuadro negro de advertencia acerca de la provocación de tendencias suicidas en los niños (Strattera, 2011). Los cuadros negros de advertencia son etiquetas colocadas sobre los fármacos en los Estados Unidos, exigido por la Food and Drug Administration (FDA) [Administración de Productos Alimentarios y Farmacéuticos], cuando existe suficiente evidencia científica para causas con respecto a efectos adversos serios o potencialmente mortales.

La anfetamina y el metilfenidato pertenecen a la Categoría II de la lista de sustancias fiscalizadas de la Drug Enforcement Agency (DEA) [Agencia para el Control de Drogas], la cual es el mayor riesgo de adicción y abuso. La administración de anfetaminas durante periodos prolongados en el tiempo podrían conducir a una dependencia de la droga (Adderall, 2011). Lambert (2005) condujo un estudio prospectivo de 28 años sobre niños diagnosticados con TDAH. Encontró que los niños tratados con metilfenidato tenían más probabilidades de consumir cocaína durante su juventud comparado a aquellos diagnosticados con TDAH sin exposición a drogas. Esto no es sorprendente, ya que se conoce que los estimulantes causan alteraciones físicas en los centros de recompensa del cerebro (Carlezon y Konradi, 2004).

La anfetamina y el metilfenidato producen anormalidades bioquímicas persistentes en el cerebro (Breggin, 2008a). Los niños tratados con estimulantes usualmente desarrollan una atrofia en el cerebro. En el NIH Consensus Development Conference on ADHD [Conferencia de Desarrollo del Consenso del Instituto Nacional de Salud sobre el TDAH], Swanson (Swanson y Castellanos, 1998) revisó estudios disponibles que pretendían demostrar las bases biológicas para el TDAH incluyendo la atrofia cerebral (por ejemplo, Castellanos y otros, 1996; Giedd y otros, 1994). Mi presentación en la misma conferencia concluyó que estos escáneres del cerebro de forma “casi segura estaban midiendo la patología causado por los psicoestimulantes” (Breggin, 1998: 109). Proal y otros (2011) encontraron atrofia cerebral generalizado en los adultos quienes habían sido diagnosticados y tratados por el TDAH cuando niños. Además, existe evidencia que estos estimulantes conducen a una supresión del crecimiento en los niños. Un estudio a gran escala realizado con fondos federales (el MTA) incluyendo múltiples centros reconfirmó que los estimulantes suprimen el crecimiento (Swanson y otros, 2007a, b). Estas pérdidas de crecimiento provocadas por los estimulantes se deben a una disrupción en los ciclos hormonales del crecimiento (Aarskog y otros, 1977) que podría afectar adversamente otros órganos del cuerpo.

También se ha encontrado que los estimulantes provocan depresión y apatía en los niños (revisado en Breggin, 1999). Un estudio de niños entre las edades 4-6 años que estuvieron en tratamiento con metilfenidato encontró que dos tercios de ellos desarrollaron síntomas de depresión y abstinencia (Firestone y otros, 1998; ver Breggin, 2008a; cuadro 11.1: 286). Otros niños podrían volverse ‘cansados, retraídos, desanimados, deprimidos, torpes, aturdidos, apagados e inactivos’ (Mayes y otros, 1994; ver Breggin, 2008a, cuadro 11.1: 286). Cuando estos efectos adversos de las drogas son confundidos con un empeoramiento del ‘trastorno mental’ en los niños, éstos reciben usualmente diagnósticos más serios y drogas adicionales, conduciendo a una cronicidad.

Otros efectos adversos de los estimulantes incluyen tics y otros comportamientos que son consistentes con los síntomas obsesivo-compulsivos. Un estudio del NIMH [Instituto Nacional de Salud Mental] se enfocó sobre los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) provocados por los estimulantes y encontró que un 51 % de los niños tratados con metilfenidato eran afectados con el TOC provocado por las drogas y un 58% con movimientos anormales, usualmente tics (Borcherding y otros, 1990).

Numerosos estudios con animales confirman que las drogas estimulantes reducen en general la actividad mental espontánea y del comportamiento (incluyendo el interés social), causando apatía o indiferencia, y ejecutando comportamientos compulsivos sin sentido (Arakawa, 1994; Bell y otros, 1982; Hughes, 1972; Randrup y Munkva, 1967, 1970; Rebec y otros, 1997; Shiorring, 1977, 1979; Wallach, 1974). Consistente con el principio discapacitante del cerebro propiciado por los efectos de las drogas psiquiátricas (Breggin, 2008a; Moncrieff, 2007b), esta reducción espontánea es el efecto primario o “terapéutico”. El niño ha disminuido su energía o motivación para actuar de forma “hiperactiva” o “impulsiva”, y ha disminuido la vida de fantasía y creatividad asociado a ser distraído y “desatento”. Como resultado, tenemos un “niño menos niño” para meterse en problemas.

Cuando se les dice a los niños que tienen TDAH y necesitan medicamentos, se les entrega la idea que no pueden controlar sus comportamientos. El diagnóstico del TDAH desalienta la responsabilidad personal y las drogas estimulantes aplastan la capacidad para ejercer esa responsabilidad (Breggin, 1991, 2001, 2002).

Los estimulantes nunca han demostrado un beneficio de ningún tipo a largo plazo para los niños – sin mejoría en el comportamiento, sin mejoría en las habilidades de socialización, sin mejoría en las habilidades académicas y sin una mejoría en el aprendizaje (McDonagh y Peterson, 2006; Regier y Leshner, 1992). A pesar de seis décadas de investigación, las etiquetas de la FDA [Administración de Alimentos y Medicamentos] para los estimulantes, permanecen obligadas a expresar que, “los efectos a largo plazo de las anfetaminas en los niños no ha sido bien establecido” (Adderall, 2013; Sección 8.4 ‘Uso Pediátrico’). Incluso el Multi-Modal Treatment Study (MTA) [Estudio del Tratamiento Multimodal] que es pro-medicamentos encontró durante 36 meses que las estrategias de tratamientos con fármacos no eran mejores que cualquier otro enfoque educacional o de comportamiento, incluyendo una estadía en un campamento de verano (Swanson y otros, 2007b).

LOS EFECTOS DEL DIAGNÓSTICO BIPOLAR Y LAS DROGAS ANTIPSICÓTICAS

Moreno y otros (2007) reportaron un incremento 40 veces mayor en los diagnósticos del trastorno bipolar en la niñez entre el año 1994-1995 y 2002-2003. Un notable 90,6% de los niños recibieron drogas psiquiátricas y un 47.7% recibieron drogas antipsicóticas. Joseph Biederman, Thomas Spencer y Timothy Wilens de la Universidad de Harvard impulsaron este incremento en el diagnóstico y en el uso de drogas psiquiátricas en los niños, al aceptar fondos por parte de la industria farmacéutica a cambio de la promoción de sus productos (Sarchet, 2011; Yu, 2011; también ver Littrell y Lyons, 2010a,b).

Las drogas antipsicóticas incluyen aquellos neurolépticos más antiguos como clorpromazina (Thorazine o Largactil), haloperidol (Haldol) y la perfenazina (Trilafon), como también las nuevas drogas antipsicóticas “atípicas” tales como la olanzapina (Zyprexa), risperidona (Risperdal), aripiprazol (Abilify),  ziprasidona (Geodon) y la quetiapina (Seroquel). Además, existen cuatro nuevos antipsicóticos atípicos: paliperidona (Invega), iloperidona (Fanapt), lurasidona (Latuda) y la asenapina (Saphris). Todas estas drogas bloquean la neurotransmisión de la dopamina hacia los lóbulos frontales (Drug Facts and Comparisons, 2012: 1627). Como tal, causarán los mismos efectos adversos que las drogas antipsicóticas más viejas, incluyendo una indiferencia similar al efecto de la lobotomía y la apatía, síntomas de Parkinson, acatisia, distonía, disquinesia tardía, síndrome neuroléptico maligno, ginecomastia y otras disfunciones sexuales. Estos atípicos también impactan sobre otros numerosos sistemas neurotransmisores, incluyendo la serotonina.

La disquinesia tardía (DT) es un trastorno del movimiento causado por las drogas antipsicóticas (bloqueadores de la dopamina). Puede afectar cualquier función muscular que está total o parcialmente bajo un control voluntario, incluyendo la cara, ojos, lengua, mandíbula, cuello, espalda, abdomen, extremidades, diafragma, esófago y los cuerdas vocales. Los ensayos clínicos controlados y los estudios epidemiológicos demuestran que los índices para la disquinesia tardía son un acumulativo alarmante de 5 a 7% por año (Chouinard y otros, 1986; Glazer y otros, 1993). La acatisia tardía, una variante de la DT, causa una sensación interna similar a la tortura que pueden conducir a los pacientes hacia la desesperación, psicosis, violencia y suicidio (American Psychiatric Association, 2000: 803). La distonía tardía, otra variante, causa espasmos dolorosos y deformantes.

Cuando los sujetos de estudio reciben dosis equivalentes de las drogas antipsicóticas más viejas o nuevas, existe escasa o casi ninguna diferencia en la frecuencia de los efectos extra piramidales o DT (Lieberman y otros, 2005; Miller, 2009; Nasrallah, 2007; Rosebush y Mazurek, 1999; Woods y otros, 2010). En mi práctica clínica y forense, he evaluado muchos casos de DT en niños causada por las drogas antipsicóticas más nuevas incluyendo la risperidona, olanzapina, ziprasidona, aripiprazol y quetiapina. Incluso los casos “leves” de parpadeo en los ojos o gesticulaciones puede humillar, estigmatizar o aislar a un niño. Muchos casos severos discapacitan a los niños con espasmos dolorosos en el cuello y hombros, postura y modo de andar anormal, o constantes movimientos corporales agitados y una necesidad de andar de un lado para otro de manera frenética y constante. Aunque personalmente no evalué los siguientes casos, ilustran algunos de los síntomas del DT severo  (http://www.youtube.com/watch?=WIVxv5agopQ; http://www.youtube.com/watch?v=voGAJrUhNyk).

Además de estos efectos adversos serios, estudios recientes de escáner cerebral también demuestran que la exposición a las drogas antipsicóticas frecuentemente causan una reducción cerebral (atrofia) en los pacientes (Van Haren y otros, 2011; Ho y otros, 2011; Levin, 2011). Existe evidencia de larga duración de acuerdo al daño cerebral provocado por las drogas antipsicóticas (Breggin, 1990, 1993, 2008a, 2011, 2013). La reducción del tejido cerebral también ha sido demostrada en los primates (Dorph-Petersen y otros, 2005; Konopaske y otros, 2007, 2008; Navari y Dazzan, 2009).

Otros efectos adversos incluyen la psicosis tardía y la demencia tardía. Refiriéndose a ambos sujetos, niños y adultos, Gualtieri y Barnhill (1988: 149) concluyeron que, “en prácticamente todas las encuestas clínicas que han abordado la pregunta, se ha encontrado que los pacientes con DT, comparado a pacientes sin DT, tienen más posibilidades de tener demencia” (también ver Myslobodsky, 1986, 1993). Los pacientes que han descontinuado el uso de las drogas antipsicóticas comúnmente se vuelven más perturbados y psicóticos (psicosis tardía) que antes de tomar medicamentos (Breggin, 2008a; Chouinard y Jones, 1980; Moncrieff, 2006). Los niños manifiestan psicosis tardía como un grave empeoramiento de su comportamiento independiente de la intensidad previa al tratamiento (Gualtieri y Barnhill, 1988).  Los pacientes de largo plazo pueden desarrollar el Síndrome Deficitario Inducido por Neurolépticos (SDIN) con disminución de funciones afectivas y cognitivas (Barnes y McPhillips, 1995), conduciendo a un error diagnóstico de esquizofrenia crónica.

También preocupante, los nuevos antipsicóticos podrían causar un síndrome metabólico que predispone los niños ante una enfermedad cardiaca y muerte temprana, incluyendo aumento de peso y obesidad, azúcar elevado en la sangre y diabetes, elevación de lípidos en la sangre y ateroesclerosis, e hipertensión (Lieberman y otros, 2005). Un tercio o más de niños y adolescentes que consumen drogas antipsicóticas están en riesgo de desarrollar un síndrome metabólico (Splete, 2011; también ver Goeb y otros, 2010).

Los pacientes diagnosticados con trastornos mentales serios tienen una esperanza de vida notablemente menor, hasta 13.8 años menos, según la Veterans Administration (Administración para Veteranos) y hasta 25 años menos en los sistemas estatales de salud mental (Kilbourne y otros, 2009; Parks y otros, 2006; Whitaker, 2010). La mayoría de estos pacientes han estado expuestos durante años a las drogas antipsicóticas. Los adultos entre 20-34 años con antidepresivos han incrementado su mortalidad cuando también toman drogas antipsicóticas (Sundell y otros, 2011). Este incremento en la mortalidad no está relacionado al estilo de vida sino al tratamiento con múltiples drogas (Gill y otros, 2007; Joukamaa y otros, 2006).

Las drogas antipsicóticas tienen su efecto “terapéutico” al suprimir los lóbulos frontales y el sistema de activación reticular, produciendo grados relativos de apatía y docilidad (Breggin, 2008a). Este efecto ocurre a pesar del diagnóstico y efectivamente a pesar de las especies (Breggin, 1983). El National Institute of Mental Health [Instituto Nacional de Salud Mental] realizó un estudio a largo plazo (‘CATIE’) que comparó varias drogas antipsicóticas atípicas nuevas con unas más viejas. El estudio dio un panorama sombrío de la eficacia de las drogas antipsicóticas: “En resumen, los pacientes en este estudio con una esquizofrenia crónica descontinuaron sus medicamentos antipsicóticos a una elevada tasa, indicando limitaciones substanciales respecto a la efectividad de las drogas” (Lieberman y otros, 2005: 1218).

Lieberman y Stroup concluyeron que, “Al revelar la verdad acerca de los nuevos trajes del emperador, CATIE ha ayudado a reenfocar los esfuerzos sobre la necesidad de tratamientos y estrategias verdaderamente innovadoras que puedan realizar avances significativos para las personas con esquizofrenia y psicosis relacionadas” (2011: 774). Un resumen de los problemas asociados con el otorgamiento de drogas antipsicóticas a los niños puede encontrarse en Olfman y otros (2012). Décadas de investigación confirman la falta de eficacia de las drogas antipsicóticas (Whitaker, 2010, 2012; Breggin, 2008a). Además, las drogas psiquiátricas no han demostrado ser eficaces para los niños a largo plazo (es decir, por muchos meses o años).

En el espacio limitado de este artículo, no he presentado narraciones personales y viñetas clínicas. Pueden encontrarse en el documental del año 2007 de Kevin Miller, Generation Rx, y en varios de mis libros (Breggin, 1991, 2001, 2002, 2008b), donde también examino los contextos morales, sociales y políticos mayores sobre el uso de drogas psiquiátricas en niños.

CONSIDERACIONES FINALES

La pregunta que planteé al comienzo de este artículo es sí está en el interés superior del niño entregarle una droga psiquiátrica. Comencé a trabajar con niños y adultos en instalaciones psiquiátricas del estado desde 1954-1958 como líder del Programa Voluntario del Harvard-Radcliffe Mental Hospital (Breggin, 1991). Continué trabajando en ocasiones con pacientes psiquiátricos durante la escuela de medicina (1958-1962) y después tiempo completo durante la mitad de mi pasantía y tiempo completo durante 3 años durante la residencia psiquiátrica (1962-1966). He tenido una consulta privada desde 1967-1968. Basado en mi experiencia clínica e investigación científica, perdurando alrededor de 60 años, concluyo que los niños no deberían estar expuestos a las drogas psiquiátricas. Me he enfocado aquí sobre dos diagnósticos, el TDAH y el Trastorno Bipolar, y sobre las drogas utilizadas para tratarlos. En muchos sentidos estos dos diagnósticos cubren un espectro de los “‘trastornos” psiquiátricos con manifestaciones variadas y grados de deficiencia. Similarmente, estas dos clases de drogas, estimulantes y antipsicóticos, también varían enormemente y reflejan los peligros asociados con la mayoría de las drogas psiquiátricas. Creo que las enseñanzas o conclusiones realizadas a partir de estos diagnósticos y drogas podrían aplicarse a todos los diagnósticos psiquiátricos en los niños y las drogas utilizadas para tratarlos.

En mi experiencia clínica e investigativa, he encontrado que los problemas de los niños son principalmente psicosociales y/o educacionales en su naturaleza. Los diagnósticos psiquiátricos reducen estos contextos altamente complejos a categorías estrechas e inútiles que fallan en capturar la riqueza, complejidad y calidad humana, de la experiencia del niño. Las drogas psiquiátricas utilizadas para “tratarlos” no abordan los problemas subyacentes; en el mejor de los casos pueden suprimir temporalmente sus manifestaciones, mientras suman deficiencias cerebrales. Como he demostrado, los niños expuestos a los diagnósticos y drogas psiquiátricas pueden sufrir efectos iatrogénicos que deterioran su condición, en vez de mejorar su bienestar físico, mental y emocional. Prescribir drogas a los niños refuerza la dependencia física sobre sustancias psicoactivas. El cerebro drogado del niño no puede desarrollarse físicamente de la manera en que debe sino que se desarrolla en respuesta a un ambiente interno tóxico. Asimismo, existe evidencia sólida en que la estigmatización sigue al diagnóstico y tratamiento psiquiátrico (Sartorious, 2002), contribuyendo a la pérdida de autoestima y conduciendo potencialmente a desventajas a largo plazo respecto a oportunidades futuras. Los niños aprenden a verse a sí mismos como física o genéticamente discapacitados, sumando a la pérdida de autoestima, una auto-determinación deteriorada y un aumento de los sentimientos de desamparo.

Existen circunstancias en que las sustancias psicoactivas tienen un propósito médico legítimo en el tratamiento de los niños, tales como la anestesia quirúrgica, alivio de dolor físico y control de convulsiones. Estas drogas médicas (en contraste a las drogas psiquiátricas) no pretenden controlar el comportamiento y emociones, o el tratamiento de trastornos psiquiátricos. Sin embargo, incluso en estos casos, una precaución seria deberá ser ejercida cuando los niños son expuestos a químicos que afectan el cerebro y la mente.

Esta distinción entre drogas médicas y drogas psiquiátricas es similar a una que hice por primera vez a principios de los años 70’ cuando delimité la diferencia entre neurocirugía genuina para el tratamiento de trastornos físicos tales como las convulsiones y la psicocirugía o cirugía psiquiátrica para el control de emociones y comportamientos y el tratamiento de trastornos psiquiátricos (ver Breggin, 1973, 1975, 1977, 1981). Hacer esta distinción resultó muy útil en la elaboración de la legislación e informó la opinión judicial en el Kaimowitz v. Departamento de Salud Mental, un histórico caso de psicocirugía en la cual ofrecí estas distinciones durante mi testimonio (Breggin, 1975; Kaimowtiz, 1973). La decisión de Kaimowitz contribuyó al fin de la psicocirugía en los hospitales estatales de los EE.UU., el Veterans Administration [Administración de Veteranos] y el National Institute of Health (NIH) [Instituto Nacional de Salud].

Podemos, y en mi perspectiva deberíamos, aplicar estas distinciones respecto a la epidemia del uso de drogas psiquiátricas en los niños en América del Norte (propagándose a través del mundo) para reducir, y eventualmente finalizar, el uso de sustancias psicoactivas para controlar emociones y comportamientos en los niños. Las drogas podrían utilizarse efectiva y éticamente para tratar condiciones genuinamente médicas como la epilepsia, pero no debería ser usadas para controlar el comportamiento de los niños o cambiar sus personalidades y actitudes o bien para aumentar la conformidad. Los diagnósticos y las drogas psiquiátricas no han demostrado ser eficaces para ayudar a los niños y distraen de confrontar o localizar el origen del problema del niño y de encontrar mejores soluciones para el malestar que experimenta, incluyendo mejores enfoques familiares, sociales y educacionales.  Es por estos motivos que he concluido que es el derecho de cada niño ser protegido de las drogas psiquiátricas.

Sin embargo, existe otro asunto complejo: “¿Qué sucede sí los padres desean otorgarle a sus hijos drogas psiquiátricas como los estimulantes o antipsicóticos?” Excepto cuando un progenitor resiste que el otro le otorgue drogas psiquiátricas a su hijo, no estoy al tanto de circunstancias en que un progenitor se resista en seguir las instrucciones de un recetador para medicar a un niño. He sido un experto en acciones legales del tribunal familiar en los EE.UU donde un progenitor ha resistido el deseo del otro progenitor para prescribir medicamentos psiquiátricos para su hijo. Aunque he sido un médico experto en casos que condujeron a jueces que apoyaban el retiro de drogas del niño, las cortes tienden a tomar una perspectiva convencional de la psiquiatría tomando el lado del padre o de los médicos que desean dar medicamentos (Breggin, 2008b). ¿Un progenitor, especialmente cuando es disputado por el otro progenitor, debería estar permitido dar legalmente drogas psiquiátricas prescritas a sus hijos? En EE.UU, la ley responde con un “si” rotundo. En los terrenos clínicos, morales y científicos, creo que es tiempo de reconsiderar esto.

Coppock (2002) señala que la sociedad, la psiquiatría y la medicina medicalizan actualmente los conflictos variados e inevitables que surgen entre los padres y los niños. En el proceso, la psiquiatría presta autoridad médica para la aplicación del control parental sobre los niños quienes se rebelan o fracasan en cumplir expectativas, incluso cuando el control es arbitrario o abusivo. Mientras muchos padres tienen buenas intenciones pero son engañados por la psiquiatría, otros padres ejercen este control abusivo y avalado medicamente sobre sus hijos. Coppock señala que la mayoría de los niños y jóvenes reciben diagnósticos psiquiátricos y tratamiento de drogas sin dar consentimiento y, de hecho, sin una participación activa en la decisión. Ella desafía el concepto que los adultos puedan y deberían realizar juicios sobre el “interés superior” de los niños. Advierte que esta perspectiva equivocada ha permitido el actual uso generalizado de drogas psiquiátricas.

Cuando la sociedad, psiquiatría y padres llegan a un consenso, como ha ocurrido hasta ahora, que está en el interés superior de los niños drogarlos psiquiátricamente a estados más sumisos y socialmente aceptables, no se puede depender de las salvaguardias legales habituales. En este caso, los juicios médicos, legales y parentales respecto al interés superior del niño ya no puede ser confiado. Del mismo modo que el abuso físico de los niños hacia la sumisión fue alguna vez aceptado ampliamente, el uso de drogas psiquiátricas de niños indisciplinados es ahora considerado la norma. Sin embargo, en ningún caso es científicamente, psicológicamente o moralmente correcto. Por estas razones, una prohibición sobre el uso de drogas psiquiátricas se convierte en una meta legítima, similar a las otras prohibiciones sobre el abuso infantil.

Estamos lejos de cambiar la actitud positiva actual hacia el uso de drogas en los niños y diagnosticándolos psiquiátricamente. A su vez, cualquier reducción significativa en el uso generalizado de drogas en los niños interrumpirá profundamente la autoridad, poder y ganancias del complejo psicofarmacológico de las compañías farmacéuticas y sociedades médicas hasta los investigadores individuales y los recetadores (Breggin, 1991, 2008a). En vez de buscar prematuramente una prohibición legal sobre las drogas psiquiátricas durante este tiempo, deberíamos ver esto como un ideal y una última meta mientras trabajamos hacia un futuro cuando la sociedad, incluyendo los profesionales médicos y padres, visualicen las drogas psiquiátricas como un abuso hacia los niños, y estén preparados a prohibirlo de la misma manera en que prohíben otras formas de abuso infantil. Esto debería convertirse en una meta para los defensores de los derechos de los niños como también para aquellos de nosotros en la profesión médica quienes se mantienen preocupados sobre el bienestar moral, psicológico y físico de los niños.

Mientras tanto, los padres deberían evitar que sus hijos consuman drogas psiquiátricas y, sí ya están con drogas, deberían buscar ayuda para descontinuarlos lo antes y seguramente posible (Breggin, 2013). Los médicos y otros recetadores deberían resistir la presión de dar a los niños medicamentos psiquiátricos y en vez, trabajar hacia su descontinuación lo antes y seguramente posible. Espero que la sociedad aprenda a ver el diagnostico psiquiátrico y el uso de drogas en los niños como un enorme y trágico error, y en vez, giren su atención hacia enfoques psicológicos, sociales, familiares y educacionales que cumplan las necesidades genuinas de los niños.

Traducción: Tatiana Castillo Parada

Para conocer el listado de referencias, revisar artículo original a continuación:

The rights of children and parents in regard to children receiving psychiatric diagnoses and drugs

  Pàgina web:

S’educa al costat, no a sobre

S’educa al costat, no a sobre

En diem pares helicòpter i la metàfora no pot ser més encertada. Retrata els pares i mares d’avui obsessionats per una idea impossible: ser perfectes i tenir fills perfectes. Com que l’objectiu té tant d’ambiciós com de quimera, el mètode acaba sent equivocat i contradictori. Ens convertim en helicòpters que sobrevolem tota la seva activitat, de manera que maregem les criatures, els fem ombra, els impedim equivocar-se, no els deixem volar sols.

Una de les claus a la vida, i per tant a l’educació, és trobar la distància exacta. Que mai no és la mateixa, va evolucionant. La distància de nosaltres mateixos, per no patir atacs de transcendència, i sobretot la distància dels nostres fills. Cal estar-hi al costat, no a sobre. Al costat en tots els sentits, des de l’amor incondicional, però també des del criteri. Els acompanyem mentre creixen. I els deixem caure. I els ajudem a aixecar-se, però conscients que cap nen ha après a anar en bici sense haver-se pelat el genoll algun dia.

Per saber si ens estem convertint en helicòpters, un bon test és comprovar quin ús fem dels verbs, com els conjuguem. La primera persona del plural ens delata. Si som pares que tenim deures, tenim exàmens, aprovem o suspenem, guanyem partits de futbol o fem treballs de recerca, ens projectem tant i identifiquem tant amb ells que a més de fregar el ridícul bloquegem la principal missió que tenim: ajudar-los a espavilar-se.

Molta canalla d’avui viu sotmesa a horaris llargs, tot regulat, sempre amb adults que són mestres o monitors, fent activitats oficialment pedagògiques, i tot amb instruccions concretes, sense llibertat.

Educar és acompanyar, sí. Però permetent que s’avorreixin, que inventin, que cometin errors, que en paguin les conseqüències. Deixant l’helicòpter a l’heliport per sempre i disposats a viure l’experiència més apassionant i contradictòria, que requereix adults segurs, alegres, amb convicció i determinació i espontaneïtat. I amb prou sentit de l’humor per riure dels nostres fracassos, amb l’esperança que siguin provisionals.

L’educació com a companyia incondicional

 

HE TORNAT A VEURE, acompanyat de Jaume Cela i d’un fòrum de docents i famílies a Saragossa, la gran pel·lícula dels germans Dardenne El nen de la bicicleta. Moltes cintes no aguanten repeticions, aquesta millora quan repeteixes perquè permet fixar-te en nous detalls. Cela la considera una obra molt adequada per entendre què ha de fer un mestre, tot i que no hi surt cap mestre. L’educadora és la Samantha, un personatge extraordinari, una perruquera que topa casualment amb en Cyril, un nen ingressat en un centre d’acollida però que lluita per recuperar son pare. I ella assumeix, sense que ens expliquem per què, ni ho sàpiga respondre ella quan l’hi pregunten, que n’ha de tenir cura amb totes les conseqüències.

És una pel·lícula que mostra de manera exemplar l’ètica individual i la resiliència. L’educació com a art d’establir relacions i mostrar un amor incondicional. La Samantha no li fa xantatges emocionals ni gaires sermons. Té criteri, ensenya amb l’exemple, educa el nen en la necessitat d’assumir les conseqüències del que fa, però sobretot demostra que el que solem etiquetar com a “nen problemàtic” és algú que exterioritza que efectivament té problemes i necessita comprensió i solucions. Hi ha un miracle que passa a la vida real i que aquesta ficció mostra de manera sublim: quan algú que es pot ficar o s’ha ficat en embolics té una oferta millor, algú que l’estima i li ofereix un projecte de vida, se’n pot sortir molt més que si se’l tracta des de la desconfiança, la vigilància i les etiquetes de fracassat o de perdedor.

La Samantha parla poc però sempre hi és. Transmet confiança des de l’acció: confiant-hi. Sense ànim de fer cap espòiler perquè recomano veure-la i comentar-la a casa o a l’escola, sí que aviso els que no l’heu vist que és una història dura, com la vida, i esperançada. Com la vida.

CARLES CAPDEVILA

Per què som hiperpares

HIPERPATERNITAT

Per què som hiperpares

Una atenció excessiva i una supervisió constant caracteritzen el model de criança d’una nova generació de pares sobreprotectors amb els seus fills fins a límits que no s’havien vist mai

Hem aprovat l’examen. Tenim classe de piano. No ens agraden les verdures. ¿Ets dels que parla en plural quan et refereixes als teus fills? ¿Els fas els deures? ¿Els persegueixes amb el menjar a la mà? ¿Els has planificat l’agenda dels pròxims cinc anys? ¿I quan van néixer ja tenies un pla de vida previst per a ells? Si és així, tens números per ser un hiperpare.

Així és com es coneix el model de criança que practica una nova generació de pares i que es caracteritza per una sobreprotecció d’uns fills que s’han convertit en el centre de les famílies del segle XXI. Com diu la periodista Eva Millet, responsable de la popularització del termehiperpaternitat, hem passat de tenir fills moble, a qui fèiem poc cas, a tenir fills altar, als quals venerem. Els prestem una atenció excessiva i els supervisem constantment. Aquest model de criança originari dels Estats Units és propi de les classes mitjanes i altes, que són les que més temps i recursos tenen per invertir en uns fills que són també un símbol d’estatus. Que el teu fill parla xinès als 4 anys? El meu als 3 ja tocava el violí. Ja no es tracta només de tenir l’últim model d’iPhone o la casa més gran, sinó que la competició també es trasllada als fills. Pares cada cop més intervencionistes estan criant una generació de nens amb una visió inflada de si mateixos, insegurs, amb pors i amb baixa tolerància a la frustració.

La hiperpaternitat produeix nens poc autònoms a qui els seus pares resolen tots els problemes. “Quan li porto la motxilla o faig els deures per ell el que li estic comunicant és: ho faig jo perquè tu no pots”, diu Cristina Gutiérrez Lestón, autora del llibre Entrénalo para la vida. El resultat són nens amb baixa autoestima. Segons Gutiérrez Lestón, que dirigeix la Granja Escola de Santa Maria de Palautordera per on cada any passen 10.000 nens des de P3 fins a l’ESO, mai abans havia vist tants nens amb tanta “falta de confiança”. Un exemple: “Un dia de molta calor una nena pregunta si es pot treure la jaqueta. Quan li diem que ella mateixa s’ho pot respondre, ens diu que no perquè es podria equivocar. Si no pot decidir si s’ha de treure o no la jaqueta, imagina quan hagi de triar carrera!”, explica. També ha percebut que el fenomen és més accentuat en els infants de ciutats grans, més sobreprotegits -no van sols als llocs, per exemple- i amb menys eines per ser autònoms.

Hi ha dos tipus de pares. Els que preparen el camí perquè el seu fill no caigui i els que preparen el fill per al camí. “És a dir, li ensenyen aquelles habilitats que necessitarà per a la vida perquè les complicacions les haurà de resoldre ell. Si no el deixes caure, no se sabrà aixecar”, reflexiona Gutiérrez Lestón. Els hiperpares també experimenten un sentiment de culpabilitat per no ser el pare perfecte. “I el que hem de fer és educar amb més tranquil·litat i més humor perquè el nen no és de vidre i sabrà adaptar-se a les dificultats si li donem l’oportunitat de fer-ho”, subratlla Gutiérrez Lestón.

Però com hem arribat a convertir-nos en hiperpares?

Perquè tenim menys fills i més tard

El primer motiu és demogràfic. En les famílies amb deu fills, l’atenció sobre ells es repartia i uns ajudaven a criar els altres, mentre que ara, amb 1,39 nens de mitjana per dona, tot el focus recau sobre un únic fill -o, amb sort, dos-. Així és més fàcil convertir-se en els anomenats pares helicòpter, aquells que sobrevolen contínuament sobre els seus fills per aplanar-los el camí i evitar que tinguin qualsevol contratemps, fins al punt que fan les coses en lloc seu. Els fan els deures o la preinscripció a la universitat, segons l’edat. Convertits en pares xofer, guardaespatlles, mànager o animadors culturals, els nens no tenen cap necessitat d’esforçar-se o agafar les regnes de la seva vida. Les dones es converteixen en mares cada cop més tard, cosa que també vol dir que han tingut més temps per planejar com serà el seu futur fill, ja que si les coses no surten com han previst potser no tindran cap altra oportunitat de tenir-ne més.

Perquè desapareix la família extensa

Les famílies són cada cop més reduïdes. Abans, germans, tiets, cosins, avis i fins i tot veïns participaven en la criança. “Hi havia unes rutines que després les mares reproduïen, però ara, amb la família nuclear tan petita, no hi ha models. Has vist criar criatures de visita”, opina la sociòloga Marina Subirats, que apunta que aquesta falta de models provoca també angoixa en els pares sobre si ho deuen estar fent bé. A més, també se substitueixen els referents familiars per una sobreoferta de mètodes. “La tribu és avui virtual”. En el mateix sentit s’expressa Eva Millet. “El model familiar s’ha blindat. Abans passaves més temps amb la família extensa, hi havia una tribu, però ara són pare, mare i fill, i si algun familiar gosa opinar sobre la criança del nen, se surt a la defensiva”. No s’accepten interferències. “A la meva família paterna som 24 cosins i no se’ns feia cas. L’àvia deia que se’ns havia de tractar com si fóssim mobles, i ara hem passat a tractar els nens com si fossin el Rei Sol al voltant del qual gira la família”, explica Millet, autora del llibre Hiperpaternitat.

Perquè no hi ha límits

Segons Subirats, els pares d’ara són més permissius i posen el nen al centre de les seves vides. “T’ha costat tant tenir aquest fill que el tractes com una joia, com un tresor”, diu. Els fem creure que són especials i excepcionals. Hi ha una falta de límits que ve donada per la sobreprotecció. “Són pares que no suporten veure patir el seu fill. Plora el fill i ploren ells, per nimietats”, diu Cristina Gutiérrez Lestón. Els pares són sobreprotectors per por. Por que el nen s’enfadi, por que no sigui feliç, por que pateixi, por que ho passi malament si suspèn, por que no pugui fer alguna cosa, por que no tingui amics… “I la por és tan invasiva que acaba sent ella la que educa, perquè es contagia”, els diu Gutiérrez Lestón als pares. Una altra tendència d’aquest tipus de criança és preguntar i consultar-ho sistemàticament tot als fills en edats en què no estan preparats per donar la seva opinió. ¿Vols banyar-te? ¿Vols sopar? Què vols menjar? I, segons Millet, la família “no és una institució democràtica”.

Perquè tenim dificultats de conciliació

Els fills abans simplement “arribaven”. I ara “es calcula molt quan i quants”, apunta la sociòloga Marina Subirats. “Tenir fills ja no és una cosa que et passa, sinó que l’has volgut i calculat i l’has hagut d’encaixar dins de la teva vida i els teus horaris”, afegeix. I, per contra, tot i ser una decisió molt meditada, es té menys temps per dedicar-los. Les normes i els límits han sigut substituïts per una “complicada enginyeria per conciliar” (qui el porta a l’escola, qui el recull, qui el porta al metge…) que provoca angoixa en els pares.

Per un excés d’informació i d’inseguretat

¿Deixar que s’adormi sol o adormir-lo en braços? ¿Farinetes o menjar a trossos? ¿Moviment lliure o joc dirigit? Els pares d’avui dia tenen més informació que mai al seu abast, però també estan més perduts dins de l’allau de corrents i tendències de criança, cosa que provoca molta inseguretat en les seves capacitats com a progenitors. Això pot desembocar en estrès i infelicitat, ja que els pares estan contínuament pensant que ho podrien fer millor. D’això se n’aprofita el mercat i cada cop hi ha més oferta de cursos per fer de pares, de mètodes per educar i de gadgets per protegir els nens. “Hi ha una oferta aclaparadora i és un negoci: des de les extraescolars fins a matalassos per evitar la mort sobtada”, apunta Millet. “Sembla que per ser bon pare o mare els hem de donar de tot tan aviat com puguem i hi ha molta pressió perquè si no ho fem ara no seran aquests fills perfectes que sembla que la societat requereixi”, diu Millet, que està en contra de l’estimulació precoç. La seva recepta és fàcil: “Deixar tranquils els fills, no tenir un pla de vida preconcebut i no pressionar-los per triomfar. És la incongruència de la hiperpaternitat. D’una banda volem que siguin els millors, però de l’altra els neguem l’autonomia donant-los-hi tot fet”.

Perquè són un símbol d’estatus

“És molt difícil conciliar i ens sentim culpables. Per això hem passat dels nens hiperregalats -a qui se’ls comprava de tot- a nens hiperestimulats -com que no tinc temps l’apunto a extraescolars perquè sigui millor que els altres-, reflexiona Eva Millet. La pressió porta els hiperpares a invertir en els nens des que són ben petits per convertir-los en els fills perfectes fins al punt que s’han acabat convertint en un símbol d’estatus. Ja no es tracta només de tenir una feina, una casa i un somriure 10, sinó també de tenir el fill perfecte a qui se li ha de proporcionar una infància ideal perquè tingui una “vida única i triomfadora”, en paraules de Marina Subirats. “I faci allò que nosaltres no vam poder fer”, afegeix Gutiérrez Lestón. Hi ha pares que es reafirmen a través dels fills, i dones que abandonen les seves carreres per dedicar-se a ser mares a temps complet, oblidant altres facetes de la seva vida anterior. A més, la competitivitat laboral s’ha traslladat al món de la criança. Es trasllada als fills la pressió per sobresortir i obtenir premis i resultats per sobre de la cultura de l’esforç. La paternitat s’ha professionalitzat. “Si ara es parla de gestionar fills i tot!”, expressa Eva Millet. Fins i tot s’han importat hàbits laborals com ara fer un Excel a l’hora de triar escola o fer networking al parc.

Perquè els volem preparar per al futur

La inseguretat laboral i la inseguretat respecte al futur dels nostres fills provoca, segons autors com Carl Honoré -pioner en l’estudi dels pares helicòpter-, que els vulguem preparar com més aviat millor per a la vida adulta. En conseqüència, la criança es converteix en un camp d’entrenament per fer que el nostre fill triomfi o, com a mínim, destaqui. I per fer-ho cal estimular-lo precoçment des que neix i carregar-lo d’extraescolars quan és més gran. “Als tres anys no cal fer anglès, ja passen massa hores asseguts, cal córrer”, diu Gutiérrez Lestón. En aquest afany que “facin coses” per preparar-los per al futur, s’oblida el més fonamental, que tinguin temps per jugar. I el resultat són nens que van accelerats i a qui els costa gaudir del moment. Tant, que a la Granja Escola de Santa Maria de Palautordera els han de tapar els ulls quan estan sobre un cavall perquè es concentrin, ja que si no estarien tota l’estona preguntant: i què farem després?

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Feu el qüestionari per saber si sou un hiperpare:

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Qüestionari online:

http://www.lavozdegalicia.es/grafico/galicia/2016/04/10/undefined/00161460243755274612609.htm

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