NÓMADA

Hasta ayer mismo yo me tenía más bien por una persona sedentaria, a la que le gusta mucho estar en casa, leer, escuchar música, ver películas tumbada en el sofá, charlar durante horas con los amigos, escribir relatos cortos, estudiar historia y lenguas extranjeras, pasear, ir al teatro y a exposiciones de pintura, pensar…
Una a la que no le gustan los espectáculos de masas, que no soporta la playa en verano ni la mayoría de los festejos populares, porque le agobian las multitudes y los ruidos estridentes.
Hasta ayer mismo no me había dado cuenta.
He vivido (más de un año) en dieciséis casas distintas de siete lugares diferentes.
He vivido (menos de un año) en once lugares distintos de seis países diferentes.
He trabajado en siete destinos distintos de seis lugares diferentes.
He viajado al extranjero cuarenta y cinco veces. He visitado veinticinco países diferentes y de ellos siete en más de una ocasión.
Así que llego a la conclusión de que estoy resultando una persona con una clara vocación de nomadismo de la que no había sido nunca demasiado consciente.
Una de las ventajas de cumplir años es que una cada vez se sorprende más a sí mismo.

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