Había descubierto, a muy temprana edad, que en cualquier otra situación de prueba, yo saltaba con gracia y facilidad sobre una valla para luego caer de bruces al correr hacia la siguiente.
(…) por primera vez me sorprendió el conflicto que me perseguiría, me dañaría y me beneficiaría durante el resto de mi vida: simplemente el obstinado, incesante, imperioso deseo de estar sola y su enfrentamiento con el deseo de no estar sola cuando no quería estarlo. Ya intuía que los demás no lo tolerarían (…)
Hellman, Lillian “An Unfinished Woman“ (1969)