Hay libros maravillosos incluso en su último párrafo:
“-Amigo mío –contestó Valentina-, ¿no acaba de decirnos que toda la sabiduría humana se encierra en estas dos palabras: “confiar y esperar”?”
Alejandro Dumas “El conde de Montecristo” (1846)
“Y mientras me hallaba allí, reflexionando sobre el viejo y desconocido mundo, pensé en el asombro de Gatsby al advertir, por vez primera, la luz verde al final del malecón de Daisy. Había recorrido un largo camino para llegar a este verde césped, y su sueño debió parecerle tan próximo que no le sería imposible lograrlo… No sabía que ya estaba detrás de él… en alguna parte de aquella vasta oscuridad, más allá de la ciudad, donde los oscuros campos se desplegaban bajo las sombras de la noche.
Gatsby creía en la luz verde, el orgiástico futuro que, año tras año, aparece ante nosotros… nos esquiva, pero no importa; mañana correremos más deprisa, abriremos los brazos y… un buen día…
Y así vamos adelante, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado”
F. Scott Fitgerald “El gran Gatsby”(1925)
“Pensaré en todo esto mañana en Tara. Allí no será fácil soportarlo. Sí. Mañana pensaré en el medio de convencer a Rett. Después de todo, mañana será otro día”
Margaret Mitchell “Lo que el viento se llevó”(1936)
“Sonrío: Julien va a vernos pasar, comprenderá que me retraso un poco y que no es culpa mía.
No te preocupes, nos volveremos a encontrar en la plataforma luminosa. Uno de nosotros está todavía en la arista inferior luminosa. Tendremos que trepar e izarnos alternativamente. El descanso se retrasa… No importa, ando. Precediendo al poli, bajo la escalera, cojeando apenas.”
Albertine Sarrazin “El astrágalo” (1965)