¿Cómo reaccionaría usted si un buen día descubriera que comparte jardín con un lagarto de un metro de longitud? La familia López Hidalgo vivió la experiencia y lo primero que hizo fue sobresaltarse. El animal, un varano de la sabana, apareció por sorpresa a mediados de agosto en su hogar en Matadepera (Vallès Occidental) y no consiguieron capturarlo hasta el lunes pasado.

Joaquim Soler, director del Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles, con el saurio, ayer. josep garcia

«El primer día me asusté mucho», explica Isabel Hidalgo, que el 15 de agosto y desde el comedor se percató de que algo se movía por el jardín. Al salir a la terraza descubrió perpleja que era un saurio que no se asemejaba en nada a las salamanquesas que abundan en las paredes de las casas de la zona en verano, para empezar porque medía un metro.

Se trataba de un varano de la sabana, un animal procedente de África que se caracteriza por la fuerte mandíbula que posee y que lo hace peligroso. «Nos informaron de que no era un animal agresivo», cuenta Hidalgo, probablemente porque parecía estar domesticado. Afincado en el jardín, el reptil creó una guarida justo al lado de la puerta de acceso. «Me ponía nerviosa, pero mi marido estaba más seguro y finalmente me tranquilicé», explica Hidalgo, que destaca que por suerte el animal solo salía en las horas de más sol.

La caza

Hace una semana los agentes rurales instalaron una jaula trampa con un cebo en el jardín para atraer al reptil y poderlo capturar. El animal se hizo de rogar, y no cayó en el engaño hasta el lunes. Una vez atrapado, fue trasladado al Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Catalunya, en Masquefa (L’Anoia).

En los 15 días en que se paseó por el jardín de Matadepera, es posible que el animal se lesionara en el lomo y perdiera peso, dado que los propietarios de la casa aseguran que el primer día que lo vieron parecía mucho más gordo que cuando lo capturaron. Esto sugiere que se crió en cautividad y que probablemente su propietario lo abandonó cuando se dio cuenta de que crecía demasiado.

Los López Hidalgo indagaron por su parte y nadie en la urbanización del Pla de Sant Llorenç tenía constancia de la existencia de ese animal en la zona. Su teoría es que alguien lo abandonó en un torrente próximo y que, una vez allí, optó por refugiarse en su jardín. Ahora se está intentando localizar al propietario del animal, una especie que se puede adquirir en África y cuya posesión es plenamente legal en Catalunya.