El drama romántico

EL DRAMA ROMÁNTICO

El teatro romántico tiene como tema estrella el amor que choca contras las convenciones sociales, y que de esta guisa casi siempre acaba en tragedia. La fatalidad, el destino cruel y la venganza son temas que aparecen con bastante asiduidad en las obras teatrales del romanticismo.

 

El contexto en el que éstas se sitúan suele ser medieval, aunque convenientemente desfigurado a gusto del autor, iniciándose en esta época las ambientaciones góticas y relativamente fantásticas (vampiros, fantasmas, etc…). Abundan las escenas nocturnas, los desafíos, personajes encubiertos y misteriosos, suicidios, muestras de gallardía o de cinismo. Los acontecimientos se suceden de forma vertiginosa.

 

La regla tradicional de las tres unidades de tiempo, lugar y acción, canon clásico recuperado durante el Renacimiento, ignorado en el Barroco y vuelto a recuperar por los autores neoclásicos, es rechazada de nuevo. Los autores escriben sin restricciones, utilizan ambientaciones distintas, dividen la obra en actos y utilizan las medidas métricas que más les convienen.

 

La escenografía adquiere una importancia capital.

 

De capital importancia es igualmente el cambio de finalidad con respecto al teatro neoclásico. Donde éste intentaba educar, expandir la ideología de la Ilustración, la intención del teatro romántico es conmover al espectador. El lenguaje se hace retórico y grandilocuente, y el verso tradicional se mezcla ahora con la prosa por primera vez en el teatro.

 

Suele haber un héroe masculino misterioso y valiente que persigue algún tipo de destino fatal. Si existe, la heroína femenina le seguirá y será inocente y leal a éste. Las obras suelen acabar en una tragedia anunciada, una muerte que libera a ambos personajes.

 

Por último, se le da más importancia a la acción y al modo de actuar de los personajes que a sus motivaciones psicológicas, que quedan en un evidente segundo plano.

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