L’augment de les temperatures és imparable. [Julio Díaz Jiménez, El país 23-7-2017, Antía García].
El planeta se cocina a fuego lento. Los científicos prevén olas de calor cada más vez más largas e intensas [Guillermo Altarés, El País, 25-6-2017].
“Según las previsiones del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), las olas de calor van a ser cada vez más frecuentes y más intensas, tanto en España como en todo el mundo”, explica Julio Díaz, jefe de Área del Departamento de Epidemiologia y Bioestadistica de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. “Las olas de calor presentan diversas implicaciones en la salud”, prosigue Díaz. Generalmente producen un incremento de la mortalidad en personas que presentan una patología de base y muy pocas veces producen la muerte de personas sanas, lo que se conoce como golpes de calor. Las principales causas de mortalidad asociadas al calor son las circulatorias y las respiratorias y el principal grupo de riesgo es el de mayores de 65 años y en especial las mujeres mayores de 75 años”.
La Organización Meteorológica Mundial publicó en noviembre un análisis del clima global entre 2011 y 2015 —los años más cálidos de los que se tiene constancia, a los que habría que sumar el propio 2016—, en el que hacía una relación de los desastres directamente relacionados con el aumento de las temperaturas, provocado por el cambio climático: sequía en el este y el sur de África entre 2010 y 2015, inundaciones en el sureste asiático en 2011, olas de calor en India y Pakistán o el Huracán Sandy en América en 2012. “Los meteorólogos se toman muy en serio las olas de calor y los problemas de salud que plantean”, explica Clare Nullis, una portavoz de la WMO.
Un estudio de la Universidad de Hawai, publicado esta semana por la revista Nature Climate Change, encontró 783 casos de aumento de la mortalidad relacionados con olas de calor en 164 ciudades de 36 países, entre 1980 y 2014. El trabajo, dirigido por el científico colombiano Camilo Mora, concluía que un 30% de la población mundial se expone por lo menos 20 días al año a temperaturas que pueden resultar potencialmente peligrosas. En 2100, ese porcentaje podría subir al 48% si se toman medidas para frenar el cambio climático y hasta el 74% en caso de que no se reduzcan las emisiones de carbono.