Un equip d’investigadors va revelar ahir la troballa d’un fòssil d’un homínid amb 2,8 milions d’anys d’antiguitat, que es converteix en el més antic trobat fins ara del gènere Homo, al qual pertany l’home actual. Es tracta de la mandíbula parcial d’un homínid trobada el 2013 en el jaciment Ledi-Geraru a l’estat regional d’Afar, a Etiòpia, l’anàlisi en dos estudis publicats a Science apunta que la divergència del gènere Homo va passar gairebé mig milió d’anys abans del que s’havia conclòs anteriorment. Els investigadors indiquen que el fòssil, que es coneix com LD 350-1, combina els trets primitius de l’Australopithecus amb les característiques més modernes de l’Homo, que situarien a aquest gènere abans en el temps, almenys de manera incipient. No obstant això, els investigadors apunten que encara és aviat i es necessiten més estudis per determinar a quina espècie pertany. Fins ara, els fòssils més antics trobats del gènere Homo, que agrupa les espècies que van evolucionar en l’home modern (Homo sapiens), dataven d’aproximadament 2,3 o 2,5 milions d’anys. “Tot i moltíssima recerca, els fòssils del llinatge Homo de més de 2 milions d’anys són molt rars”, va assenyalar Brian Villmoare de la Universitat de Nevada, un dels investigadors principals. Va assenyalar que el període que abraça entre 2 i 3 milions d’anys és un dels que té més llacunes respecte a l’estudi dels orígens de l’home. La investigadora del departament de geociències de la Universitat Estatal de Pennsilvània Erin DiMaggio lidera un altre estudi en el qual descriuen geològicament el jaciment on es va descobrir la mandíbula. Les roques i fòssils vegetals que estan analitzant “permeten fer llum no només sobre un llinatge humà, sinó sobre l’establiment d’un entorn geològic en què van viure els primers Homo”. Va assenyalar que els primers Homo que van habitar la regió d’Afars ho van fer en un entorn de grans pastures i arbustos, a prop de llacs, rius i volcans actius. Els investigadors també van esmentar que entre els fòssils trobats en aquesta zona hi ha antílops i elefants prehistòrics, tipus ancestrals d’hipopòtams, cocodrils i peixos, que daten d’entre 2,8 i 2,5 milions d’anys.
De pequeño estudió en un internado: fue entre esas paredes donde se curtió un chico al que le gustaban las matemáticas y jugaba al futbol a pesar de ir cojo, consecuencia de la polio que sufrió siendo muy pequeño. De aquellos años conserva algunos recuerdos, como un profesor que fingía no darse cuenta de que él y sus compañeros, tras sus cuadernos, leían novelas.
En su libro relata sus vivencias como profesor y director de la Escola Ginebró, un proyecto educativo en el que plasmó su sueño por mejorar la educación. ¿Qué rol le entusiasmó más?
El de maestro, aunque el de director también, porque he sido un director de escuela peculiar: la he dirigido a base de estar con los maestros, de ir a desayunar con ellos, de salir fuera a saludar los padres. Esto ha hecho que los padres y los alumnos me hayan querido mucho y que el trabajo haya sido muy gratificante.
– Pero ser maestro es mejor.
Dar clase a los niños, explicarles las cosas, que te escuchen, ver cómo aprenden, cómo se interesan, cómo te miran… Siempre que he dado una clase he terminado dando las gracias.
– ¿Qué recuerda de los maestros y los alumnos con los que compartió su vida en la escuela?
Recuerdo muchísimo a Isidoro, una persona extraordinaria, amigo y compañero. A veces me decía: “Nacho, Gloria ya ha pagado la excursión, ¿eh?” y yo le contestaba “Ah, bueno, pues ya traerás el dinero” y él decía “Sí, sí, me lo dio a mí y lo tengo en casa”. En realidad, era él quien pagaba la excursión para que la niña pudiera ir. Isidoro era así, un tío impresionante. Y de alumnos recuerdo algunos muy brillantes y algunos más difíciles. De los últimos me acuerdo especialmente, porque son los que más me gustan.
– ¿Qué deben aprender los alumnos?
Les has de despertar la curiosidad, ya aprenderán ellos. Es cierto que deben tener un orden en la escuela, pero aprender, aprenden de lo que ven de los maestros, de los otros alumnos, de sus padres, de sus amigos o de sus abuelos. Los maestros deben aprender a despertar esa curiosidad, tener vitalidad, saber que están haciendo el mejor trabajo del mundo y… ¡les tiene que gustar Bach!
– ¿Bach?
En la escuela la música es fundamental: todos los niños aprenden música en Ginebró. Además, un niño que de pequeño escucha Bach, de grande no puede ser mala persona.
– ¿La escuela debe educar en valores?
Los valores forman parte de la vida, están en la calle, en el día a día. La informática no se aprende, se practica, y lo mismo pasa con los valores. Además, en la escuela Ginebró hay dos cuestiones sobre las que no se discute: la igualdad de sexos y la pena de muerte. ¿Por qué? Porque no es cuestionable. Y el mismo hecho de que sean cuestiones indiscutibles ya es muy significativo para los niños. ¡Ah! En Ginebró también es muy importante que los niños vean que los maestros se tratan con respeto, que se besan, que se hacen bromas…
– ¿Es posible trasladar lo que nos cuenta a todas las escuelas?
Siempre he tenido un deseo: que la Escola Ginebró no hubiese tenido que existir, porque habría significado que las escuelas ya eran así. Ginebró es un sueño.
– En su libro compara la educación con el bambú japonés.
Hay un tipo de bambú que debes plantar, tapar y regar. Durante tres años no lo ves, pero debes continuar regándolo y, al cabo de tres años, sale. Pasa lo mismo con la educación: debes ir regando a los niños día a día.
– ¿Y esto es posible hoy?
Yo creo en la utopía. Creo que, con una buena educación, sería posible vivir sin semáforos.
Se trata de una herramienta más, como lo son las manos y los bolígrafos, pero es una herramienta muy interesante: estar hablando de Rubens en clase y poder mostrar sus obras a través de internet la hace muy potente.
– Desde Tiching también soñamos con mejorar la educación.
Y, además, permite otra cosa: hacer que un profesor del Faro del Fin del Mundo de Ushuaia que sueña con mejorar la educación pueda compartirlo conmigo. Él quizá sueñe con mejorar la educación de unos niños a quienes interesa más aprender a pescar y a correr, y yo con mejorar la de unos niños que son del Barça y a quienes interesa más aprender economía. Pero tenemos el mismo sueño y Tiching nos permite compartirlo.
El vell mestre Jiddu Krishnamurti afirma que “Volem ordre en el món extern, però si no hi ha ordre intern … no és possible. La crisi és a l’interior … Cada vegada que tractem d’ordenar l’exterior sense ordre a l’interior, generem encara molt més desordre … “.