* Sobre la immortalitat de l’ànima.
Grube, a la seva obra El pensamiento de Platón, ens diu que al Fedó es fonamenta la immortalitat de l’ànima en tres arguments: “El primero se basa en el renacer y procede de la forma siguiente. Existe desde antiguo la creencia de que nuestras almas marchan desde aquí a otro mundo y que desde aquél vuelven a retornar acá. Esto no es sino un caso particular de la ley general, según la cual todas las cosas nacen a partir de sus contrarios. Las almas vivientes, por tanto, provienen de almas muertas, y las muertas, de las vivientes. Si aceptamos esta ley general, hemos de convenir en que hay un doble viaje que va de la muerte a la vida y de la vida a la muerte. (…) Es decir, todas las almas -en realidad, todo lo que cambia- terminarían alcanzando el mismo fin, y cesarían de existir, si el cambio se produjera sólo en una dirección.El segundo argumento se basa en la doctrina del Recuerdo, así como en la existencia de las Ideas, objeto de aquél. Si se admiten que existen las Formas y que el conocimiento es el recuerdo de éstas causado por la percepción sensible (…) se deducirá entonces necesariamente que el alma existe antes del nacimiento; pero, si existe antes del nacimiento, también existirá después de la muerte, por fuerza del primer argumento.El argumento tercero y último está también basado en la teoría de las Ideas. Establecida la existencia de las mismas, tendremos dos tipos de existencia: la primera, propia de las Formas simples, eternas, inmutables y objeto del conocimiento; la segunda, propia de los seres particulares, compuestos, mortales y en continuo cambio. La primera es divina, la segunda no. ¿A cuál de las dos se asemeja el alma? Con seguridad ha de ser semejante a las Formas y afín a lo divino, ya que su auténtica naturaleza le confiere el papel de gobernar al cuerpo y captar las Formas. Luego ha de ser simple y n o compuesta. Por tanto, es más probable que sea incorruptible o casi incorruptible”.