Un diccionario es una obra de consulta de palabras o términos, ordenados alfabéticamente. Hablando más concretamente del que se discutió en clase (el martes 27 de noviembre), su función es explicar brevemente el significado de las palabras, aparte de la ortografía y más cosas, dependiendo del caso. Al ser una definición breve, nos puede llevar a que esté incompleta, dependiendo de lo que estemos buscando y podemos llegar a dudar de él (por este motivo), esto por un lado. Por otro lado, la disciplina que se encarga de elaborar los diccionarios es la lexicografía y se ocupa, más concretamente, de estudiar cómo los signos forman palabras válidas (éste es su significado más simple). Tambíen la podríamos definir como la puesta en práctica de la lexicología, precisamente la disciplina de la lingüística que se ocupa de la elaboración de los diccionarios. Todo esto me lleva a pensar que si dudamos de la veracidad de los diccionarios estaremos dudando de todos los lexicógrafos y lexicólogos, al mismo tiempo que ponemos en duda una ciencia, y si vamos a dudar de esta ciencia, ¿por qué íbamos a creernos lo que nos dicen las demás? ¿Por qué alguien va a malgastar su tiempo en transmitirnos unos conocimientos falsos? Si alguien tiene unos conocimientos fruto de un estudio y trabajo estará asegurado que es un conocimiento cierto.
Por todo lo dicho:
Premisa 1: Las ciencias no mienten
Premisa 2: La lexicografía es una ciencia
Conclusión: La lexicografia (los diccionarios) no mienten.