Momentos difíciles, per Gabriel Celaya.

Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo tirando todo al fuego: poemas incompletos, pagarés no pagados, cartas de amigos muertos, fotografías, besos guardados en un libro, renuncio al peso muerto de mi terco pasado, soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego, y así atizo las llamas, y salto la fogata, y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento, ¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente –el pitillo en los labios, el alma disponible- y les hablo a los niños o me voy con las nubes, mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando, las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos desnudos y morenos, sus ojos asombrados, y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando, salpican la alegría que así tiembla reciente, ¿no es la felicidad lo que se siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía, pero mi amada saca jamón, anchoas, queso, aceitunas,  percebes, dos botellas de blanco, y yo asisto al milagro –sé que todo es fiado-, y no quiero  pensar si podremos pagarlo; y cuando sin medida bebemos y charlamos, y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos, y lo somos quizá burlando así la muerte, ¿no es la felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido con el balcón abierto. Y amanece: las aves trinan su algarabía pagana lindamente; y debo levantarme, pero no me levanto; y veo, boca arriba, reflejada en el techo la ondulación del mar y el iris de su nácar, y sigo allí tendido, y nada importa nada, ¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo? ¿No es la felicidad lo que amanece? 

Cuando voy al mercado, miro los abridores y, pareando los dientes, las redondas cerezas, los higos rezumantes, las ciruelas caídas del árbol de la vida, con pecado sin duda pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio, regateo, consigo por fin una rebaja, mas terminado el juego, pago el doble y es poco, ¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado. Y con el día digo su trajín, su comercio, la busca del dinero, la lucha de los muertos. Y cuando así cansado, manchado, llego a casa, me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos, y acuden Kachaturian, lo Mozart, o Vivaldi, y la música reina, vuelvo a sentirme limpio, sencillamente limpio y, pese a todo, indemne, ¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones, me acuerdo de un amigo, voy a verle, y hablamos largamente, no de mis sinsabores, pues él, aunque quisiera, no podrá ayudarme, sino de cómo van las cosas en Jordania, de un libro de Neruda, de su sastre, el viento, u al marcharme me siento consolado y tranquilo, ¿no es la felicidad lo que me vence?

4 thoughts on “Momentos difíciles, per Gabriel Celaya.

  1. Laura Díez 2B

    Trobo que aquest poema està molt ben fet. M’ha agradat perquè parla sobre la felicitat. Està molt ben redactat i molt ben expressat. M’agrada la part en què diu que les noies a començaments d’estiu estan més alegres perquè m’hi sento identificada.
    M’ha agradat molt!!

  2. Meritxell Forcén 2B

    M’ha semblat un poema molt bonic. Les idees estan molt ben expressades, m’ha semblat interessant la manera de descriure com passa el dia i no te n’adones, les coses que pots fer i les que et poden passar.Com parla de la felicitat i com la gent està contenta.
    M’ha semblat molt interessant!

  3. Jesús Gómez

    Magnífic exemple de prosa poètica!
    He llegit el text unes quantes vegades perquè, a la primera lectura, tenia la sensació que hi ha quelcom no quadra … finalment he arribat a la conclusió que el que em provoca perplexitat és el contrast entre la constatació de la felicitat amb que culmina cada paràgraf i la tristesa que es desprèn d’alguns elements de la vida que es descriu: “el amigo es dichoso, cree que somos dichosos, y lo somos quizá burlando así la muerte” o bé “hablamos largamente, no de mis sinsabores, pues él, aunque quisiera, no podrá ayudarme”… Potser cal acceptar aquesta trista felicitat, no com un estat permanent, sinó com el resultat de la presa de consciència d’un instant determinat en que som feliços.
    O, dit d’una altra manera, carpe diem!

  4. Josep M. Berrocal Post author

    Hola Jesús. Aquest escrit va ser publicat al diari “El País” fa més de vint anys. El context en què cal situar-lo és el d’un poeta abandonat a la misèria econòmica, allunyat -no per desig personal- de les institucions, amb l’únic amor de la seva esposa i d’alguns amics (que com ell mateix diu, en iguals o pitjors circumstàncies). El que a mi em va sorprendre del mateix va ser (un xic en la línea de la teva interpretació)la força que es desprenia de les seves paraules tristes, desmotivadores. Una força que sortia de dins, que permetia superar qualsevol adversitat i centrar-se en allò que és més immediat a nosaltres, i que només nosaltres podem sentir. Pot semblar, en una primera lectura, un text de caire pesimista, però jo veig un exemple d’optimisme i superació.

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