La medicina hipocràtica

HIPÒCRATES (460 a.c.)

 Hipócrates, La Medicina hipocrática

  1. El cuerpo humano contiene sangre, pituita (flema), bilis amarilla y bilis negra: éstos son los elementos constitutivos de la naturaleza humana, y ellos la causa de las enfermedades y de la salud. Goza de buena salud cuando los elementos están debidamente equilibrados en lo que respecta a su mezcla, fuerza, cantidad y cuando su proporción está ajustada. Por el contrario, siente dolor cuando alguno de los elementos se halla en exceso o en defecto.

[…]

VII. La pituita aumenta en cantidad en el hombre durante el invierno. Pues la pituita, al ser el constituyente más frío del cuerpo, es el más próximo por naturaleza a esta estación.

[…] Durante la primavera, la pituita sigue conservando cierta fuerza en el cuerpo, en tanto que la sangre aumenta en cantidad. El frío remite, llegan las lluvias y la sangre, en razón de tales circunstancias, aumenta por el influjo de las lluvias y por el aumento de la temperatura. Y es que estas condiciones del año son las más indicadas a la naturaleza de la sangre, ya que la primavera es húmeda y cálida.

[…]

            En verano la sangre continúa teniendo cierta fuerza, pero entonces la bilis aumenta de cantidad en el cuerpo, y este aumento perdura hasta el otoño. En otoño la sangre disminuye de cantidad, por ser esta estación contraria a su naturaleza, mientras que en verano y en otoño predomina en el cuerpo la bilis.

[…]

La pituita alcanza su grado mínimo en verano, ya que esta estación, seca y caliente, le es por naturaleza desfavorable. Por otra parte, la sangre alcanza su grado mínimo de proporción en otoño, dado que esta estación es seca y comienza a enfriar el cuerpo. En cambio la bilis negra alcanza su grado máximo de proporción y de fuerza en otoño. Al llegar el invierno, la bilis, una vez enfriada, disminuye, mientras en cambio aumenta la pituita, en razón de las abundantes lluvias y la duración de la noche.

            En resumen: el cuerpo humano contiene siempre estos humores, pero, por influjo de la estación correspondiente, unos aumentan y otros disminuyen según su naturaleza y de acuerdo con un determinado ritmo.

[..]

VIII. En consecuencia, y siendo ésta la realidad, las enfermedades que progresan en invierno deben tender a disminuir en verano; y las que progresan en verano, a disminuir en invierno. […]

            Con respecto a las enfermedades que surgen en primavera, deberá esperarse su resolución en otoño, en tanto que la primavera traerá, necesariamente, la curación de las enfermedades otoñales. Cuando una enfermedad sobrepasa estos límites hay que saber que durará un año.

Por su parte, el médico debe tratar las enfermedades teniendo en cuenta que cada una de ellas ataca preferentemente al cuerpo según la estación que es más conforme a su propia naturaleza.

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