Arxiu d'etiquetes: redes sociales

COMPARTIENDO ODIO EN LAS REDES CON JORDI ÉVOLE

 

No es la primera vez que recomendamos un programa de SALVADOS y posiblemente tampoco será la última. En esta ocasión Jordi Évole habla con personas que han redactado mensajes con odio y personas que los han sufrido, también con especialistas en las redes sociales y con una filósofa, Marina Garcés. Un programa para reflexionar sobre las cosas que decimos en la redes sociales y sus consecuencias.

Para ver el programa, clica aquí:

http://www.atresplayer.com/television/programas/salvados/temporada-13/capitulo-11-compartiendo-odio_2018022000039.html

  1. ¿Qué opinan cada uno de los entrevistados?
  2. ¿Con cuál te identificas más?
  3. ¿Vale todo en las redes? ¿Hay que poner límites? Y si es así, ¿quién los ha de poner?
  4. ¿Crees que los adolescentes también lo hacen? ¿Hasta qué punto es bullying?
  5. ¿Por qué crees que Jordi Évole ha hecho el programa?

Marina Garcés también intervino en un programa sobre libros:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-dos/pagina-dos-marina-garces/4435144/

 

LA CONTRA DE LA VANGUARDIA: “Móviles y ordenadores en las aulas dificultan el aprendizaje” por Lluís Amiguet

(Este artículo “dialoga” con el anterior porque también trata de la “dictadura” de internet, los ordenadores y los móviles y, aunque mantiene posiciones muy intransigentes sobre su uso en educación, puede servir como elemento de debate en clase).


Parados digitales

Ignoro si la tecnología digital ha mejorado la vida social, sentimental o intelectual de nuestros jóvenes, pero está claro que la laboral no. Porque, los veinteañeros de hoy, con todas sus habilidades digitales, tienen menos empleos y peor pagados que a su edad sus padres educados sin ordenadores. Así que la era digital no ha traído más prosperidad, sino vida low cost para todos excepto para los fundadores de las corporaciones tecnológicas que los han hecho billonarios. El doctor Manfred Spitzer añade que, aunque en Alemania hay más empleo juvenil que aquí, también está peor retribuido que cuando todos éramos analógicos y no teníamos 300 amigos en Facebook, sino sólo tres o cuatro para charlar.

“Móviles y ordenadores en las aulas dificultan el aprendizaje”

Usted habla de “demencia digital”: ¿Lleva móvil, doctor?

Claro, porque soy mayor y sé usarlo lo justo, pero los niños no. Por eso no he dejado a mis hijos que lo tuvieran hasta los 18 años y hoy que tienen 20 me lo agradecen.

Si sus hijos lo hubieran podido usar, ¿no serían hoy mejores profesionales?

Hay evidencias científicas de que no. ¿Sabe por qué Bill Gates o Steve Jobs triunfaron?

¿…?

Porque tuvieron una excelente educación analógica que les preparó para ser innovadores.

¿Con ordenadores en sus aulas, smartphones y iPads no hubieran sido aún mejores?

Al contrario, el uso de esos aparatos retrasa la madurez de niños y adolescentes, y les impide concentrarse y aprender. Lo mejor para enseñar es leer, escribir, tomar notas, trabajar con el profesor: ¡eso es tecnología punta pedagógica!

¿Por qué está tan seguro?

Soy psiquiatra y neurocientífico y no doy opiniones, sino que he recogido pruebas durante años sobre los efectos de la introducción de la tecnología digital en las aulas que demuestran que perjudica al aprendizaje.

¿No permiten dedicar el cerebro a otras tareas al liberarlo de la memoria rutinaria?

El cerebro humano no es un disco duro que tiene una capacidad de almacenar X gigas de datos. No funciona así. Al contrario, si usted habla cinco lenguas, le será mucho más fácil aprender otra que a alguien que sólo sepa una.

Cuanto más sabes, más fácil es aprender.

Porque el cerebro no almacena datos, sino que los procesa. Es un conjunto de redes neuronales que, al conectarse, utilizan la información que está en ellas. Por eso, cuanto más cosas sepa usted, más puntos de conexión tiene la red de su cerebro y más fácil es establecer nuevos.

Y, al contrario: cuanto más vacío está un cerebro, más cuesta llenarlo.

Porque el cerebro funciona al revés que la memoria de un ordenador. Si usted sabe matemáticas, le será más fácil aprender física.

¿Usar Google en el cole dificulta a los niños establecer esa base de aprendizaje?

Si usted graba la clase del profesor directamente en un archivo de ordenador, su mente, se lo aseguro, no aprende nada, porque no establece conexiones. Si los chicos usan Google y lo que encuentran no establece relación con lo que ya sabían, tampoco aprenden nada. Necesitan que alguien vaya estructurando lo que aprenden.

Pues invertimos fortunas en ordenado- res escolares, iPads y tecnología digital.

No sólo es tirar el dinero, sino que además es contraproducente. Los niños y adolescentes necesitan un buen educador sobre todo; toda esa tecnología sólo les distrae y les retrasa. Es triste ver niños smombies (zombies con smartphone) aislados de todo mirando su pantallita.

Pero veo que usted lleva un ordenador.

Porque soy un adulto y ya tengo una base que me dio una escuela en la que no tenía ordenadores, pero sí cuadernos, bolígrafos, pizarras y, sobre todo, un buen profesor que fue dándome estructuras sobre las que he ido construyendo lo que sé. Ahora sí que un ordenador y un smartphone me ayudan en tareas rutinarias siempre que no abuse de ellos.

¿Veía usted la tele en casa de niño?

No, y con mis hijos tampoco. Y me lo agradecen: mientras crecían leíamos juntos y comentábamos libros; hablábamos de mil cosas; compartíamos experiencias, y nos hemos ahorrado muchas horas de telebasura. La tele causa obesidad, depresión, insomnio…

Hasta ahora sólo decían que estupidez.

También. Mis hijos han crecido más sanos y listos sin televisión y yo, también.

Algún informativo también instruye.

En conjunto, la tele nos quita mucho más de lo que nos da. Le aseguro que en mi familia no la hemos echado de menos.

¿Y la PlayStation?

También hace perder el tiempo a los niños y les aísla de los demás. Lo triste es que en los colegios, las grandes multinacionales tecnológicas han conseguido que esa juguetería digital absurda se confunda con habilidades. Las corporaciones han ganado billones y nuestros jóvenes han perdido neuronas y oportunidades.

Por ahora, esas habilidades digitales no dan a los jóvenes más empleo y sueldo.

Porque en realidad son muy secundarias y sólo sirven por sí solas para trabajos de tercera y mal pagados. Forman consumidores, pero, a la hora de la verdad, las habilidades que sí se requieren en un buen empleo se adquieren interactuando con los demás; aprendiendo juntos: leyendo, escribiendo y trabajando en equipo.

¿A qué edad la tecnología digital cree usted que deja de frenar el aprendizaje?

Mire, un smartphone no es diferente de un automóvil: ¿y verdad que no pone al volante a su hijo de doce años? Pues con un móvil y el acceso a internet, sus hijos también pueden aprender a matar y exponerse a criminales de los cinco continentes. Pero, sobre todo, pueden perder mucho precioso tiempo de formación.

Hoy mis alumnos en la universidad estaban tuiteando. ¿Les dejo o les digo algo?

Yo a los míos los echo de mis clases si sacan el móvil. Si quieren tuitear, que se queden fuera.

¿Y si son estudiantes multitarea?

Hay experimentos sólidos que demuestran que ni siquiera las mujeres son multitarea. Nadie lo es. Con un buen profesor en clase y ganas de aprender, lo demás sobra.

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20161022/411206688578/moviles-y-ordenadores-en-las-aulas-dificultan-el-aprendizaje.html

“Exconnectats: Joves urbanites fugen d’internet” per Cristina Sen en LA VANGUARDIA

  • Enric Puig analitza en un llibre les repercussions socials de l’ús de les xarxes i alerta del seu caràcter vampíric i alienador.

El mateix dia es va desfer dels seus comptes de Facebook, Twitter i LinkedIn. Poc abans havia fet el mateix amb les aplicacions del mòbil. “Vaig trucar als meus amics de Madrid per avisar-los i va ser agradable tornar a sentir la seva veu, amb alguns feia més d’un any que no parlava”. ­Aquesta no és la història d’un ­romàntic o d’un neorural que va decidir fugir del soroll mundanal, sinó la decisió d’Enric Puig ­Punyet, un urbanita en la tren­tena, doctor en Filosofia per la UAB i per l’ École Normale Superior de París, professor de la UOC, un nadiu digital que estudia les repercussions socials de l’ús d’internet.

També és l’autor de La gran adicción. ¿ Cómo sobrevivir a internet sin aislarse del mundo? ( ed. Arpa), un llibre en el qual intenta respondre a aquesta pregunta bussejant en històries personals de nadius digitals i urbanites que després de més de quinze anys “connectats” van decidir desfer el camí. Són els exconnectats. Va ser durant aquest procés de creació quan ell també va decidir allunyar-se d’internet, tallar però amb matisos. El seu objectiu és elaborar un contradiscurs, aixecar una consciència crítica sobre l’ús que s’està fent de l’internet actual. Fa deu anys, diu, era una eina de consulta amb la qual primer l’usuari es feia una pregunta, i després hi buscava la resposta. Però avui “s’ha tornat omnipresent en tots els sentits possibles, està actiu sempre i a tot arreu, com que ocupa gran part de la nostra vida deixem de banda moltes obligacions vitals. Ara és internet qui formula les preguntes, robant-li a l’individu la capacitat per generar nous marcs de referència,” indica.

En Philippe es va quedar a l’ atur quan tenia 40 anys. Treballava com a comercial de productes informàtics i ràpidament va consultar les ofertes de treball a través d’internet. Va triar un portal referencial francès de recerca de feina i va enviar el currículum a totes les empreses que considerava que encaixaven amb el seu perfil. El seu cas és un dels que descriu Puig al seu llibre, fruit d’una recerca de persones que no són a Google, de tirar dels cercles de familiars, amics i coneguts, d’anar-los a buscar. Van passar els dies, i Philippe no obtenia cap resposta. Va considerar que sense perfil a LinkedIn no podria competir i es va posar a elabo­rar-lo, el va connectar amb el seu Facebook i Twitter, va demanar referències a excompanys de feina, va enviar sol·licituds d’amistat. Alguns li van respondre, molts no. Va enviar els currículum, i més silenci.

“Va entrar en un estat de vi­gília, d’expectació permanent ­davant l’ordinador i el telèfon”, indica l’autor. Passaven les setmanes fins que un dia va rebre un correu electrònic. El va obrir nerviós. Era la seva dona que des de l’habitació del costat li enviava un “t’estimo”. I va veure que era l’única expressió real, humana, que havia compartit amb la seva dona en les últimes setmanes, i amb el món sencer.

Enric Puig porta un telèfon ximple, manté internet a casa ja que és professor de la UOC, però limita el seu ús a aquest aspecte professional. La seva dona també ha decidit viure d’una altra manera. Acumula les consultes que necessita fer, i un dia a la setmana s’hi connecta.

Enric Puig Punyet, autor de La gran adicción. ¿Cómo sobrevivir a internet y no aislarse del mundo?, aquesta setmana a Barcelona
Enric Puig Punyet, autor de La gran adicción. ¿Cómo sobrevivir a internet y no aislarse del mundo?, aquesta setmana a Barcelona

No es tracta de criticar internet per se, sinó d’animar a reflexionar en què s’ha convertit, assenyala Puig, de ser conscients que no ens salvarà la vida i que en moltes ocasions té un caràcter vampíric i parasitari. “No és una eina al servei de la humanitat sinó que posa la humanitat al seu servei, nodrint-se dels seus anhels, els seus gustos, les seves solituds. És més ràpid accedir a la informació que processar-la, generar-la que contrastar-la, crea un clima en el qual és impossible mantenir-se callat encara que no es tingui res a dir”. I són les grans corporacions les que treuen profit econòmic d’aquest gran soroll, on l’únic important és el tràfic de visites que es genera.

Es refereix sobretot a l’internet 2.0 i l’explosió de les xarxes so­cials en entendre que sota el discurs de la participació, els qui allotgen els continguts són els que s’enriqueixen.

És evident que ningú que ­necessiti internet per treballar no es desconnectarà, però els joves retratats al llibre s’han desconnectat o n’han limitat l’ús per guanyar qualitat de vida i salut mental. El carrer és una font d’informació, es pot preguntar en una botiga sobre les fruites de temporada, es pot anar a informar-se a una agència de viatges, es pot llegir un diari. Cal evitar, diu Puig, l’imperialisme virtual construït partint de la competència dels seus “usuaris-vassalls”.

És aquesta una nova tendència entre els joves? És difícil que ­sigui així en aquest món hiperconnectat, però alguns a la seva manera comencen a reflexionar-hi activament. Albert Massó té 20 anys, estudia Enginyeria Química i ell, els seus amics de la facultat i de l’escola desconnecten els mòbils quan queden. “Volem tenir relacions humanes, i no relacions tecnologitzades”, explica. Sortir de festa i veure a tota la gent fent fotos sense parar els va fer reflexionar i van decidir que era el moment de dir prou. “No som precisament quatre gats i encara que no puc dir que sigui una tendència generalitzada sí que observo una reflexió, un plantejament crític sobre la sobreutilització del mòbil i les xarxes socials, una manera de reivindicar que primer som persones”, indica.

Enric Puig està treballant per despertar l’esperit crític, perquè internet no acabi generant una societat alienada, i perquè res deixi d’existir off. Es tracta de fer servir la xarxa sense que te­nalli la vida “humana”, i sabent que darrere hi ha estratègies de posicionament perfectament ­traçades, algoritmes que els qui volen fer-se veure estan obligats a seguir.

Philippe va bloquejar les connexions a internet del seu ordi­nador i del seu mòbil després de rebre el missatge de la seva dona. Poc després va posar fil a l’agulla, va imprimir el seu currículum i se’n va anar personalment a les empreses a lliurar-lo i demanar una entrevista. Va trobar feina. Potser són casos extrems, diu Puig, però és el camí per arribar a una reflexió més àmplia.

http://www.lavanguardia.com/vida/20161023/411232045495/enric-puig-desconexion-internet-repercusiones-sociales-redes.html