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JORDI ÉVOLE TRATA HOY EN “SALVADOS” EL TEMA DE LOS MÓVILES Y LA NOMOFOBIA

Esta entrada contiene la sinopsis del programa “CONECTADOS” de Jordi Évole, fragmentos del artículo de Manuel de Luna publicado el sábado en EL PERIÓDICO de Cataluña y otro escrito breve de su equipo de redacción. Al final hay enlaces que amplían la información y hablan tanto de la “NOMOFOBIA” como del “SÍNDROME FOMO” (fear of missing out). Como véis, es una entrada muy completa.

Para ver el programa “CONECTADOS” clicad aquí:

http://www.atresplayer.com/television/programas/salvados/temporada-12/capitulo-11-Conectados_2017021800004.html

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SINOPSIS: Salvados se fija en cómo nos relacionamos con un objeto que nos cabe en el bolsillo y que nos ha cambiado la vida: el móvil. Solo han pasado 10 años desde que Steve Jobs presentó el primer iPhone. Sin embargo, la llegada del smartphone significó una revolución que nos ha convertido en personas conectadas 24 horas al día.

El espacio incluye una entrevista inédita al filósofo Zygmunt Bauman, fallecido el pasado mes de enero, que reflexiona sobre cómo los smartphones hacen que estemos siempre disponibles, siempre conectados. Y para Bauman es precisamente esta conexión permanente la que nos convierte en seres solitarios en realidad: “Somos solitarios en contacto permanente”.

Salvados sigue durante un día a Belén Sensat, una joven que no deja el móvil ni cuando está en clase, sobre todo pendiente de la red Instagram. Belén piensa que vivir enganchada al móvil es algo normal y que no tiene solución. Hablamos también con su madre, que nos cuenta las normas que ha tenido que poner en casa para poner límites al uso del móvil.

Jordi Évole asiste a una terapia de jóvenes enganchados al móvil. Marc Masip, el terapeuta de este grupo de trabajo, cuenta a Évole los síntomas que nos pueden indicar que la dependencia que tenemos del smartphone nos debería preocupar.

Évole entrevista también a Gonzalo Entrala, que abrió la cuenta de twitter del Papa Benedicto XVI y acabó enganchado a las redes sociales. Admite que entró en una espiral de narcisismo y exhibicionismo que hacía que estuviera más pendiente de su vida en las redes que de la vida real.

¿Somos conscientes de las horas que pasamos conectados al móvil cada día? ¿A qué edad se le puede dar un móvil a nuestros hijos? ¿Cuántas cosas hacemos cada día antes de encender o consultar el móvil? ¿Podríamos salir de casa sin el móvil?. Título: Conectados


“Las reuniones de trabajo del equipo de ‘Salvados’ cada vez eran más complicadas, porque todos estábamos continuamente mirando y toqueteando los teléfonos móviles, y cuando nos dimos cuenta de que esta situación es común en todos los ámbitos de la sociedad, decidimos hacer un programa para analizarlo”. Así explica Jordi Évole cómo nació el primer reportaje con el que este domingo, 19 de febrero, vuelve a La Sexta ‘Salvados’ (21.30 horas), una nueva entrega del conocido programa en el que incidirá en reportajes de carácter social que afectan directamente a los espectadores, y con los que estos se sientan identificados.

(…) De este modo, ‘Salvados’ retoma su andadura con ‘Conectados‘, un programa que efectivamente nos toca a todos, y no siempre para bien, como él mismo Évole reconoce, que también se considera adicto al móvil. “A todos nos salpica esta auténtica adicción a internet, y el reportaje de este domingo ofrece una visión transversal de un nuevo sistema de comunicación que se puede llegar a convertir en un problema”, explica el periodista, quien recomienda esta programa a padres, profesores y también a los jóvenes usuarios, ya que no existen normas de uso social del ‘smartphone‘. Aunque sí ha sido capaz de cambiar cómo nos relacionados e interactuamos con nuestro entorno.


El miedo a salir a la calle sin el teléfono móvil tiene nombre: nomofobia. Y más de la mitad de los españoles sufre este miedo irracional, según el Centro de Estudios de Trastornos de la Ansiedad (CEETA). Este trastorno es solo una manifestación de la creciente adicción a los smartphones, una de las puertas de acceso favoritas a internet.

Nos hemos acostumbrado a ver a la gente caminar por la calle sin levantar la vista de la pantalla de su teléfono móvil, hasta el punto que algunas ciudades han optado por colocar semáforos a ras de suelo. Muchas escuelas e institutos, ante la proliferación de las pantallas (tabletas, ordenadores y teléfonos móviles) en las aulas, se han visto obligadas a realizar jornadas psicoeducativas para que pequeños y jóvenes tomen conciencia del problema que supone el uso inadecuado o excesivo de estas herramientas.

Pero, ¿cómo podemos saber si somos adictos al móvil? A continuación, unas pocas preguntas que te harán reflexionar sobre tu dependencia. A mayor identificación con estas situaciones, mayor grado de dependencia.

1. “Miro la pantalla del móvil regularmente, incluso cuando no he escuchado ninguna notificación”.

2. “Llevo el móvil siempre encima, incluso cuando estoy en casa. Me pueden llamar o escribir en cualquier momento”.

3. “Puedo estar horas y horas con el móvil. Me divierte colgar cosas en mis perfiles, chafardear, comentar…”

4. “Cuando el móvil tiene la batería baja lo paso realmente mal. Me genera algo de ansiedad llevar el móvil al 20%”.

5. “He tenido problemas con mi pareja por usar demasiado el móvil. Intento controlarme cuando estamos juntos, pero cuesta mucho”.

En caso de duda, se puede responder un sencillo cuestionario de 20 preguntas de la Organización de Consumidores Españoles (OCU), una adaptación del cuestionario ‘El uso problemático del teléfono móvil’, elaborado por Merlo, Stone y Bibbey.


Para ampliar la información:

EN DEBATS SER hemos tratado otras veces el tema:

TELÉFONOS EN EL COLEGIO

Nos ha llamado la atención el reportaje de Javier Ricou publicados ayer en LA VANGUARDIA “TELÉFONO EN EL COLEGIO CON BLOQUEO DE EDAD” y de Carina Ferreras “CAMBIOS EN EL PATIO” que tratan sobre un instituto de Lérida en el que han prohibido los móviles a los alumnos de primer ciclo de la ESO desde que acabaron las vacaciones de Navidad.

Se trata del IES Torre Vicens y el año pasado habían acordado justo lo contrario, que podían utilizarlo en clase cuando el profesor lo permitiera, es decir, con fines pedagógicos .

Comenta Chus Castro, la jefa de estudios: “(Los alumnos) se distraían mucho con los aparatos entre clase y clase, sacaban el teléfono a la mínima oportunidad y estaban enganchados a esos aparatos durante la hora del patio, lo que reducía las relaciones entre ellos o su participación en juegos”.

La profesora reconoce abiertamente que la medida ha sido positiva y que no han tenido que “requisar” muchos móviles, que ahora los niños juegan más en el patio y hacen más ejercicio. Hay algunos que los llevan en la mochila, pero no lo sacan.

Al parecer, la junta directiva del centro no se ha planteado que los alumnos de segundo ciclo hagan lo mismo.

Carina Ferreras comienza su artículo haciéndose unas preguntas: “¿Acceso libre? ¿Restringido? ¿Prohibición total? ¿Sólo últimos cursos?” Y a continuación afirma taxativamente: “El uso del móvil en las escuelas es un debate universal que no está resuelto en ningún país. (…) Para esta nueva realidad no existen guías para padres y docentes”.

De una charla con Matalí, responsable de la Unidad de Conductas Adictivas Infanto-Juvenil del hospital de Sant Joan de Déu extrae la idea de que ahora las relaciones entre los alumnos pasan por el móvil y no se fomenta la identidad del grupo como antes en que “no había más remedio que encontrarse con los compañeros”.

Dice Matalí: “En esas circunstancias, es más fácil obviar a los demás, evadirse o excluir a algún compañero. (…) El riesgo mayor de que las relaciones se mediaticen por aplicaciones es el de la superficialidad. En el recreo pierden la oportunidad de hacer amigos reales”.

Sobre el particular apunta que el currículum escolar tendría que incorporar elementos de análisis y de discusión sobre “la calidad de las actividades en que ocupan (los adolescentes) su tiempo y la profundidad de las relaciones que mantienen”.


El reportaje incluye un recuadro que copiamos textualmente por servir a padres y educadores y que se podría debatir en clase si se cumple o no en el seno de la familia y con los amigos:

EDUCAR EN LA GESTIÓN DEL USO

LA ENTREGA. Pactar su uso en cuanto a tiempos y dejar claro los espacios en los que el móvil queda excluido. También hablar sobre el acceso a redes sociales, especialmente en edades tempranas.

ESPACIOS. Decidir limitaciones de uso en diferentes contextos como los deberes, comidas o cenas y actividades familiares

EL EJEMPLO. De nada sirven los discursos si no se practica con el ejemplo. Vale la imagen del padre que amonesta a su hijo por usar el móvil en el restaurante mientras él responde watsaps y llamadas.

SUPERVISIÓN. Estar en las redes sociales de los hijos. Acompañarles en la gestión con indicaciones del tipo de no añadir a nadie que no conozca, bloquear si alguien le hace sentir incómodo y reflexiones sobre si 500 seguidores son realmente amigos.

EL TIEMPO. Incidir si la vorágine social ocupa excesivo tiempo. Dado que la capacidad de análisis y organización de los adolescentes es más limitada que la de los adultos, ayudarles a reflexionar sobre cómo emplear el tiempo con sentido.


 

JÓVENES SIN MÓVIL por Constanza Lara Butler

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Sin títuloEn EL PAÍS SEMANAL de hoy 5 de octubre de 2014 ha aparecido esta carta de  COSTANZA LARA BUTLER desde México DF que me ha llamado la atención:

“Al finalizar el artículo Pegados a la pantalla publicado en El País Semanal del 21 de septiembre de 2014, me percaté de la realidad en la que vivimos la mayoría de los jóvenes (me incluyo en este comentario); estamos todo el día ensimismados en nuestro celular, hasta llegar al grado en el que necesitamos una aplicación creada por el mismo teléfono para dejar de usarlo. ¿Será que los jóvenes de esta época ya no disfrutamos los simples placeres de la vida?

Placeres como leer un libro sin necesidad de estar viendo el móvil cada dos minutos, o disfrutar de un día en la playa, del parque, de una reunión con amigos, hasta de ir a un bar sin la necesidad de tomarnos una foto para subirla a nuestro perfil reportando lo bien que nos lo estamos pasando o el hecho de que estamos haciendo algo diferente.

Creo que, lejos de que necesitemos una aplicación que nos diga cuándo dejar el teléfono, necesitamos volver a empaparnos de esa cultura antigua en la que los celulares estaban en segundo plano, y el hecho de leer un libro, ir a una obra de teatro, disfrutar una comida… significaba un placer superior en el que la persona o personas que estuvieran realizándolo lo aprovechaban al máximo, ya que estaban realmente ahí, presentes en ese lugar y no semipresentes tratando de capturar un momento en una foto, sino capturándolo en la memoria, donde los recuerdos se conservan con más fervor que en cualquier dispositivo electrónico.”

Como habréis adivinado, “celular” es la manera cómo llaman al “móvil” en Mexico. Quizás debiéramos informarnos más sobre este particular. Para ello os recomiendo estos enlaces:

http://blogs.elpais.com/antiguru/2013/05/nos-vamos-de-retiro-digital-espiritual.htmlespiritual.html

http://elpais.com/elpais/2014/09/15/buenavida/1410799521_951286.html

(La fotografía que ilustra la entrada es de Jorge Navarro.)