Arxiu d'etiquetes: lectura

La lectura es la puerta al castillo de la inteligencia, una entrevista de Víctor M. Amela para “La Contra”

(Empecé el artículo de “La Contra” de LA VANGUARDIA publicado ayer sábado pensando que los contenidos serían similares a los de cualquier libro de autoayuda, frases estimulantes pero con poca chicha. Y me equivoqué. Os quería subrayar algunas ideas para que enseguida veáis mi error, pero ha sido imposible porque lo habría hecho con todas sus contestaciones.)

“La lectura es la puerta al castillo de la inteligencia”

Cinco consejos

Enrique Rojas Montes, director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas en Madrid, catedrático de Psiquiatría y autor de libros de autoayuda superventas, habla con autoridad de lo que sabe por erudición y práctica clínica: la depresión, la felicidad, la inteligencia, las relaciones de pareja… Y lo resume en una docena de libros muy leídos, con más de tres millones de ejemplares vendidos. “Pero no soy escritor, soy un médico que escribe”, conviene. Publica ahora el libro titulado “5 consejos para potenciar la inteligencia” (Temas de Hoy), de lo que hablará en el Círculo Ecuestre durante un coloquio presentado por Màrius Carol, este próximo lunes (20.45 horas).


Sostiene que puedo potenciar mi inteligencia…

Así es, ¡todos podemos!

¿Qué es inteligencia?

Es capacidad de síntesis. Y tu inteligencia natural puedes potenciarla trabajando la accesoria.

¿Seré más inteligente si quiero?

La inteligencia se compone de genética, aprendizaje y biografía. Y el aprendizaje pasa por la lectura, ¡que dependerá de ti!

¿A más lectura, más inteligencia?

La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio físico al cuerpo. La lectura es la puerta de entrada al castillo de la inteligencia. Y te permite la cultura, para gozar más de la vida.

Entendido lo del aprendizaje. ¿Y qué aporta mi biografía a mi inteligencia?

Lucidez, la lucidez del perdedor. Porque cada derrota que vivas es una lección que te insufla profundidad y lejanía ante los avatares. ¡La derrota enseña lo que el éxito oculta!

¿Puede ilustrarlo con ejemplos?

Alexánder Solzhenitsin padeció once años mortificantes castigado en el gulag soviético, y declararía luego: “Los años en el gulag fueron los más importantes de mi vida”.

¿Toda adversidad enseña inteligencia?

Mandela montó en la cárcel una universidad de presos… Y Tomás Moro, el consejero de Enrique VIII que no quiso darle la razón, camino ya del patíbulo para ser decapitado…

No puede haber adversidad peor…

…dijo: “Muero feliz porque muero por mis ideales”.

Sin llegar a ese extremo, deme un consejo para potenciar mi inteligencia.

No uno, sino cinco, dispones de cinco herramientas para potenciarla: orden, constancia, motivación, voluntad y observación.

Sin todo eso, ¿me quedaré a medias?

La inteligencia es una casa de dos plantas: abajo residen el orden, la constancia y la motivación; arriba, la razón y sus instrumentos (lógica, pensamiento, juicio). Y la voluntad es la escalera que une ambas plantas.

De abajo arriba: el orden ¿qué relación guarda con la inteligencia?

El orden es el mejor amigo de la inteligencia: el que no sabe qué quiere no podrá ser feliz, y el que quiere demasiado… se dispersará.

No es fácil saber qué quieres y focalizar.

Pues es fundamental un proyecto, tanto en el amor como en el trabajo, la cultura y la amistad. De entrada, ordena horarios: ¡verás que el tiempo se multiplica! Y ordena tu habitación, tu ropa… Y si dudas sobre si tirar algo o no, ¡tíralo!

¡Lo tiro, hecho! Vamos ahora con la constancia: ¿qué papel desempeña?

Constancia es saber esperar y continuar, sin desalentarte. “No darte por vencido ni aun vencido, no darte por esclavo ni aun esclavo”, como decía Unamuno.

¿Y eso es más inteligente que ceder?

Me quedo con lo que decía el pintor Joan Miró: “La clave del éxito es un poco de talento… ¡y mucho orden y constancia!”.

¿Y la motivación?

Es esa botella que el náufrago se encuentra en alta mar con un mensaje decisivo. Deriva de motus: algo que te empuja, mueve, arrastra… Y puede ser física (adelgazar, tener dinero o posición), psicológica (conocerse a uno mismo), social (obtener reconocimiento) y cultural (saber cosas, ser libre).

Subamos ya la escalera de la voluntad.

Voluntad es tener objetivos y poner todos los medios para alcanzarlos. Es determinación, propósito firme, intención sólida para conseguir algo. La voluntad es el principal indicador de madurez de la personalidad.

¿Sí?

¡Es la joya de la corona de la conducta! Es la capacidad para aplazar la recompensa. Alguien de inteligencia mediana con mucha voluntad… ¡llegará más lejos que otro más inteligente pero menos voluntarioso!

¿Algún ejemplo?

¡Tantos! Cada persona que estudia durante seis años para presentarse a unas oposiciones… La voluntad te lleva a la autorrealización, a una vida lograda. Toda educación empieza y termina por la voluntad.

¿Qué es educar?

Seducir con lo valioso para convertir a alguien en persona. Puedes errar en el precio, pero no en la mercancía.

¿Subimos a la planta de arriba?

Ahí está la razón con sus instrumentos: pasa por observar y tomar notas. Muy poca gente toma apuntes, eso nutriría la inteligencia.

Veo que no es más inteligente quien no quiere serlo…

Y la inteligencia es lo que te hace libre, te hace volar. Dijo Lao Tse: “El que conoce lo exterior es erudito. El que conoce lo interior es sabio. El que conquista a los demás es poderoso. El que se conquista a sí mismo ¡es invencible!”. Y Nietzsche coincidirá: “El que no sepa mandar en sí mismo, obedecerá”.

Para acabar, doctor, recéteme tres hábitos que me tonifiquen la inteligencia.

Uno, piensa con argumentos. Dos, lee contra viento y marea. Y tres, establece juicios precisos sobre tu vida y sobre la realidad.

Así seré más inteligente, pero… ¿seré también más feliz?

La felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria.

 ¿Quién es Enrique Rojas?
Tengo 66 años. Nací en Granada y vivo en Madrid. Soy médico psiquiatra. Estoy casado con Isabel Estapé y tenemos cuatro hijas (de 24 a 32 años) y Quique, que se fue al cielo. ¿ Política? Valores de derechas, y de izquierdas en lo social. Soy católico practicante… de segunda o tercera división.

UNA CARTA AL DIRECTOR: EL EMPOBRECIMIENTO CULTURAL

3640251353_f746e49ffe_z(Un texto publicado en la sección CARTAS AL DIRECTOR del diario EL PAÍS que no necesita comentarios. ¿O sí?)

El empobrecimiento cultural
LUCÍA GÁRGOLES VERDUGO Madrid 23 NOV 2014  

“Cada día que pasa me encuentro más atónita ante el concepto, ya una realidad, de una población inculta y despreocupada por el enriquecimiento intelectual. ¿Dónde quedaron las tardes sumergidas en libros y el placer de aprender? Actualmente consideramos que la enseñanza es una mera obligación y que solo se debe ceñir a los muros de los recintos educativos, sin darnos cuenta de que nuestra preocupación y tiempo debería dedicarse en gran parte a esto.

Los adolescentes, a medida que pasan los años, estamos menos concienciados y dispuestos a mejorar. La educación se convierte en una pesada obligación y no disfrutamos de aprender. Es una lástima la falta de preocupación por el lenguaje y la falta de personas que lean por absoluto disfrute y no por simple deber.

Debemos saber que nuestros talentos se cultivan y se mejoran todos los días, no de un día para otro, lo que conlleva un gran esfuerzo, pero no contemplo mejor forma de conseguir esto que a través del disfrute, ese disfrute que deberíamos tener cuando aprendemos y el cual sin duda nos conducirá al éxito”.

(El subrayado es mío.)

  1. En un periódico o revista, ¿qué son las “cartas al director”?
  2. ¿Quién es Lucía y por qué se preocupa?
  3. ¿Coincidís con ella en su diagnóstico o tenéis otra opinión?
  4. Pero fijaos que no dice por qué somos “una población inculta y despreocupada por el enriquecimiento intelectual”, es decir, no plantea las CAUSAS. ¿Cuáles creéis que son?
  5. ¿Por qué  dice también que “la enseñanza es una pesada obligación”? ¿Qué es lo que “falla” en ella?

UNA SIMPLE PETICIÓN, por María Dueñas

En el MAGAZINE de La Vanguardia de hoy 4 de noviembre de 2012 escribe María Dueñas, la escritora de “El tiempo entre costuras” y  “Misión Olvido“, lo que sigue (el subrayado es mío):

Arenas movedizas en educación, y no me refiero a los recortes –que merecerían un artículo aparte–, sino a la nueva ley que tenemos a la vista. No pretendo entrar tampoco en argumentar a favor o en contra de lo que me gusta y disgusta de la propuesta, que de todo hay. Lo que hoy quiero es lanzar una súplica al ministro y a sus asesores; a los técnicos especialistas que desarrollen esa nueva ley, y a todos aquellos con capacidad para meter la cuchara en este enésimo potaje educativo. Mi petición es simple, casi de perogrullo, y se formula de manera muy escueta: por favor, enseñen a nuestros chicos a hablar y a escribir.

Veinte años lidiando en las aulas me respaldan para poder justificar con criterio lo que pido. He sido profesora universitaria y, en paralelo, he realizado enseñanza de adultos y formación de profesores. He trabajado en el sistema español y en el norteamericano, he participado en proyectos educativos europeos y en programas de investigación e innovación docente. Soy además hija de maestra, mujer de catedrático y madre de estudiantes en dos niveles educativos distintos. Y cuando suplico que se esfuercen en potenciar las habilidades de expresión oral y escrita entre los alumnos, créanme que sé de lo que estoy hablando.

La capacidad de expresión es fundamental para ordenar el pensamiento, representar e interpretar la realidad, transmitir conocimientos, expresar vivencias, opiniones y emociones, estimular la reflexión crítica y justificar acciones, planteamientos y decisiones. Se trata de habilidades fundamentales para el desarrollo intelectual, contribuyen a desarrollar satisfactoriamente un buen número de funciones sociales, abren puertas al éxito profesional y ayudan a mantener, en definitiva, bien amueblada la cabeza. Al igual que se hace en otros países que nos sacan tres pueblos en materia educativa, deberían ser desarrolladas de manera transversal por todos los estudiantes a lo largo de los cursos y las asignaturas, independientemente de sus intereses o sus trayectorias curriculares y sin ser consideradas erróneamente como patrimonio de los alumnos de letras o de los aspirantes a convertirse en comunicadores profesionales en alguna televisión.

Y, sin embargo, a pesar de las florituras retóricas con las que las distintas leyes nos obsequian cada equis años, la realidad es que, en la práctica real, algo tan esencial como esto apenas se tiene en cuenta. Padres, profesores, evaluadores externos… Todos somos conscientes de las graves carencias en materia de manejo lingüístico que muestran nuestros jóvenes, y no sólo en lo que respecta a faltas de ortografía o dificultades para realizar complejos análisis morfosintácticos: me refiero a la incapacidad de muchos de ellos para acometer tareas tan simples como ordenar armónicamente una secuencia de cuatro o cinco ideas o establecer relaciones lógicas de causa y efecto, de secuencia temporal, de contraste o de argumentación lógica. Para componer, en definitiva, un simple texto utilizando frases bien estructuradas y convenientemente engarzadas, mostrando una estructura coherente distribuida en párrafos cohesionados y haciendo uso de unas herramientas retóricas elementales.

Es fácil echar la culpa de este panorama tan desolador a la perversa influencia de las nuevas tecnologías, a la mediocridad intelectual del ocio audiovisual, a la influencia del mal uso del lenguaje por parte de políticos y medios de comunicación, al apresuramiento y las limitaciones que estipulan las redes sociales o a la malévola Logse.

Pero ¿qué tal si dejamos de buscar culpables y proponemos soluciones? Quizá este sea el momento. Aunque, si empezamos por erradicar las lenguas clásicas del currículo, mal futuro llevamos, señor ministro…”

Leer más: http://www.lavanguardia.com/magazine/20121101/54353654934/una-simple-peticion-maria-duenas-opinion-magazine.html

 

LLEGIR PER PLAER per Celia Ventura


Aquesta carta l’ha publicat una noia de catorze anys al diari “LA VANGUARDIA” i crec que és interessant comentar-la a la classe de tutoria:


“Tinc 14 anys i estic estudiant als EUA. Voldria explicar-vos el sistema tan diferent que anima els alumnes a gaudir de la lectura. A l’escola de Barcelona, la biblioteca només té moltes enciclopèdies i diccionaris. Cada trimestre llegim un llibre que diu el professor, i després fem un examen. Si portes un llibre a l’escola et miren estrany. Als EUA, a la biblioteca s’hi troba tot. Tenen un sistema de xarxes escolars on si no trobes un llibre el demanen. Fan descomptes als estudiants perquè puguin comprar-ne (llibres nous a 3,85 euros). Cada mes el professor porta als alumnes a la biblioteca amb l’única restricció d’escollir un llibre amb un mínim de pàgines. Cada setmana presenten un pòster o treball on parlen dels personatges, relacions, trama, etcètera. No sé què en penseu: a mi m’atrau més aquest mètode. I és que als EUA he vist nois llegint fins i tot a l’hora del pati!”