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UN CAMPAMENTO PARA ADICTOS A INTERNET EN CHINA

Two boys attend class at a military-style boot camp in Jinan, China. Photographer Lorenzo Maccotta spent about a week at the treatment center, one of hundreds for young people who are addicted to technology -- mostly online gaming.
Fotografía de Lorenzo Maccotta
En quesabesde.com, una página dedicada a analizar novedades fotográficas y de dispositivos móviles, así como informaciones y artículos de interés sobre fotógrafos y proyectos, me he enterado de esta noticia:

“Levantarse a las cinco de la mañana, entrenar, almorzar, volver a entrenar, recibir lecciones de ética y ver películas de guerra son -entre otras- algunas de las rutinas que llevó a cabo diariamente el fotógrafo italiano Lorenzo Maccotta en uno de los muchos campamentos para adictos a Internet que hay en China. Explica Maccotta que se trata de internados en los que uno puede toparse con niños de ocho años o adultos que rozan los 30. La mayoría están allí obligados por sus familias para curarse de sus adicciones a la tecnología actual, especialmente aquellas que implican largas jornadas de partidas a videojuegos on-line. Toda la información y fotos en CNN.”

http://edition.cnn.com/2016/04/26/health/cnnphotos-internet-addiction-china-boot-camp/index.html

Pero ya habíamos hablado de esto en DEBATS SERT. Hace un cierto tiempo incluimos un artículo del diario EL PAÍS sobre el mismo tema con otras fotografías:

http://elpais.com/elpais/2014/09/12/eps/1410545493_678726.html

¿Veremos “campamentos” así en España? ¿O ya existen, aunque son de otra manera?

Miro en wikipedia y me encuentro con un neologismo: ciberadicción.

SEBASTIAO SALGADO, ¿EL MEJOR FOTÓGRAFO DEL MUNDO?

¿Quién es Sebastiao Salgado? ¿Es solo un fotógrafo nacido en Brasil en 1944 que se ha preocupado de retratar temas relacionados con el hombre y últimamente con la naturaleza o es algo más? Eso es lo que os proponemos, responder a estas cuestiones a través de una película de Win Wenders y de Juliano Ribeiro Salgado, su hijo, que veremos el jueves en el cine Retiro de Sitges.

Pero no quisiéramos ofreceros aquí un texto académico al uso, sino un conjunto de imágenes y documentales para que seáis vosotros mismos quienes os hagáis una idea de los que representa su figura y a su pensamiento para que le saquéis a la película más provecho.

Un clip de un programa de TVE sobre la película que vamos a ver, “La Sal de la Tierra”:

Un vídeo en el que habla de su vida y su obra:

Otros enlaces:

UNA FOTOGRAFÍA (O DOS) DE ALBERT CAMUS por Jordi Navarro

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Esta fotografía ha aparecido en el suplemento BABELIA del diario EL PAÍS de hoy como encabezamiento de un artículo de Antonio Muñoz Molina. Si os fijáis, se parece a una de esas imágenes que acostumbran a salir en los libros de la historia de un periodo o lugar concreto, un simple complemento al texto. Pero, ¿qué la hace interesante, os preguntaréis? ¿Que fuera hecha en el norte de África, en Argel en 1920?

Pues no, la que la hace interesante es el niño vestido de oscuro que está en medio de la foto, qué protagonismo involuntario el suyo (si os fijáis en la composición, veréis que hay dos líneas que desde los extremos de arriba convergen hacia él), el niño Albert Camus, cuyo padre ha muerto en la Primera Guerra Mundial todavía reciente y cuya madre es analfabeta y de origen balear. Ese niño no sabe todavía que va a ser periodista y escritor, no sabe que su lugar en la historia está en otro sitio muy alejado de esa carnicería de paredes de ladrillo, en el París de finales de los años 30, el París de la Segunda Guerra Mundial y de la postguerra, en el París en el que los pensadores de izquierdas se alinean a favor del estalinismo cuando él se pone en contra criticándolo, como criticará el colonialismo francés y los métodos terroristas de quienes quieren la independencia de Argelia al precio que sea. En ese París escribirá y conseguirá el premio Nobel de Literatura.

Pero eso ahora no nos interesa, nos interesa la fotografía de los que trabajan en la carnicería de su tío, esos ocho hombres y jóvenes que están de pie, los cuatro que aparecen sentados, el niño que está arrodillado, el brazo izquierdo apoyado en el banco, siendo pocos los que llevan fez, gorra o sombrero. Todos miran fijamente al objetivo del la cámara del fotógrafo anónimo, quizás uno ambulante que pasaba por allí y se ofreció a hacerles un retrato tal como estaban, con la ropa y los mandiles de trabajo llenos de sangre, las caras sucias de sangre, como la del que tiene un cigarrillo en la mano, el suelo encharcado de sangre también. Pero, atención, los jóvenes que nos miran sonrientes o serios no son adolescentes como vosotros porque en esa época la adolescencia no existía, sí que había una estrecha brecha entre juventud y edad adulta, pero se saltaba de un día a otro al dejar los pantalones cortos y ponerse unos largos, no duraba años y años como hasta ahora, en que hay niños que se comportan como viejos y hombres muy maduros que  visten como adolescentes de instituto.

Volvamos otra vez al centro de la imagen. Albert Camus es el más pequeño y en esos momentos está condenado a convertirse en alguno de los otros, en ser mozo o aprendiz, en ser carnicero como su tío o los que aparecen junto a él, en envejecer y morir sin derecho a nombre en el pie de foto como ellos. Ése, u otro parecido, era el destino que Camus tenía escrito.

Pero pocos años después el niño Camus tuvo un profesor que se dio cuenta de lo que escondía dentro sin él saberlo. Y fue este profesor quien cambió su historia y la de parte de la literatura al recomendar a su madre que fuera a la metrópoli a estudiar porque en Argel no podía hacerlo.

Reflexionad sobre eso. Ahora podéis mirar en internet o en las viejas enciclopedias quién fue Camus y lo que hizo.

Hay más cosas en esa fotografía que se parece ya a un agujero negro. Musulmanes y pied-noirs, como llamaban despreciativamente los franceses de la metrópoli a los colonos europeos de Argelia, están juntos, trabajando en lo mismo, cortando y despiezando animales de granja o de establos para venderlos, en ese instante no hay racismo que valga, las sonrisas y gestos serios son los mismos de unos y otros ante la cámara. Hay un fraternidad que se romperá decenios más tarde, aunque también pudiera ser que esa fraternidad sólo durara el tiempo que tardaron en obedecer las órdenes del fotógrafo para hacerles el retrato.

Me pregunto qué fue de ellos, especialmente de los jóvenes que no fueron un nuevo Picasso (el de los ojos claros me lo recuerda) u otro Camus por no haber podido ir a la escuela o haberla abandonado pronto, si tenían otras ilusiones y pudieron desligarse de su condición, si murieron defendiendo a Francia en la Segunda Guerra Mundial o en algún acto terrorista indiscriminado o a resultas de las torturas o los disparos del ejército durante los años de conflicto armado.

Reflexionad sobre eso también.

Os pongo esta imagen realizada por el fotógrafo Brassaï veinticuatro años después, poco antes de la liberación de París por los norteamericanos. Mirad también el pie de foto:

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En esta fotografia aparecen de pie de izquierda a derecha: Jacques Lacan, filósofo y psicoanalista; Cecile Eluard, hija del poeta de surrealista Paul Eluard; Pierre Reverdy, surrealista y poeta cubista; Luoise Leiris, esposa de propietario de galería Michel; Pablo Picasso, pintor; Zanie de Campan, actriz; Valentine Hugo, artista y esposa de bisnieto de Victor Hugo; Simone de Beauvoir, autora y feminista; Brassaï, fotógrafo; abajo de izquierda a derecha: Jean-Paul Sartre, filósofo y autor; Albert Camus, periodista y escritor; Michel Leiris, propietario de una galería de arte; Jean Aubier, editor. 

Albert Camus es el que está arrodillado, otra vez en la parte central de la imagen. Fijaos como las fotografías (como las pinturas y los libros) dialogan unas con otras.

Espero vuestros comentarios.