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UNA ALTRA ESCOLA, UN DOCUMENTAL DE 3O MINUTS

El pasado domingo el programa 30 MINUTS de TV3 trazó una ponaorámica de escuelas de primaria y secundaria tanto públicas como privadas que han empezado a hacer una manera diferente de hacer clases y de transmitir conocimientos poniendo el foco más en el alumno que en el profesor, quien más bien tendría el rol de acompañante.

Obviamente subyace una crítica a los métodos de la escuela tradicional basados en las clases magistrales y los exámenes que miden la capacidad memorística de los alumnos.

http://www.ccma.cat/tv3/alacarta/programa/una-altra-escola/video/5620064/

  1. Dividid una página en cinco columnas y en cada una poned el nombre de las escuelas/institutos que aparecen en el documental y el del Institut Josep LLuís Sert y debajo las características de cada modelo.
  2. ¿Son iguales? ¿Cuál os ha gustado más y cuál menos?
  3. ¿Son diferentes los de la escuela pública que los de las escuelas concertadas? ¿A qué se debe?
  4. ¿Y cuál es el papel de los padres?
  5. ¿Hacemos en el instituto algo parecido? ¿Cuándo?
  6. ¿Creéis que todo blanco o negro, que estos sistemas educativos son tan buenos y el nuestro tan malo?

 

CAMINO A LA ESCUELA, UN DOCUMENTAL DE PASCAL PLISSON

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Este mediodía han informado en las noticias de este documental titulado CAMINO A LA ESCUELA que está próximo a estrenarse. Si se habla de la “aventura del saber” en la película se muestra las aventuras por las que tienen que pasar niños de diferentes partes del mundo para recibir unos conocimientos. Seria bueno que mirarais el trailer con vuestros padres:

http://www.cuatro.com/noticias/cultura/Camino_a_la_escuela-Francia-cineasta_frances_Pascal_Plisson-historias_de_ninos_2_1923630090.html

Buscando información sobre las dificultades de michos niños para acceder a la educación me he encontrado con estos enlaces:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/en-portada/portada-mozambique-largo-camino-hasta-escuela/502672/

https://www.youtube.com/watch?v=oTmEfcQzNjs

ESCRIBIR A MANO, UN EJERCICIO EN CUESTIÓN por MAITE GUTIÉRREZ

Ayer miércoles en LA VANGUARDIA apareció el siguiente artículo de Maite Gutiérrez sobre el hecho de escribir a mano:

Un ejercicio en cuestión

Las escuelas de Finlandia dejarán de enseñar caligrafía tradicional para pasar al teclado y a la letra de palo

 

Las escuelas de Finlandia, referente educativo de Europa, dejarán de invertir tanto tiempo en escribir a mano. Esa letra seguida tan típica del colegio ya no se enseñará. En lugar de caligrafía tradicional los alumnos aprenderán a escribir en ordenador (teclado de tableta o portátil) y también a mano con letra de palo, separada. Esto sí será obligatorio. Lo de escribir con letra caligráfica pasará a ser sólo una opción, y los maestros no tendrán por qué enseñarlo. 

El paso dado por Finlandia ha encendido el debate sobre la escritura, que ya trae cola en muchas escuelas de todo el continente, también en España. En un momento en el que los adultos escriben, básicamente, mediante teclados, ¿tiene sentido invertir horas y horas para que un niño junte las letras de forma bella con un lápiz? 

Esta es la pregunta que los responsables del Instituto Nacional de Educación finlandés . (…) Una de las conclusiones más controvertidas ha sido la de dejar atrás la caligrafía y en cambio dar más protagonismo al teclado. El ordenador desplaza la escritura a mano. 

(…)  “Los alumnos sí continuarán escribiendo a mano de forma obligatoria, pero aprenderán a hacerlo con letra simplificada, separada, como la de la imprenta”, confirma Minna Harmanen, responsable del Instituto, “Además, las escuelas enseñarán a escribir en un teclado desde el primer curso de primaria”, continúa Harmanen. Los alumnos finlandeses comienzan la escuela a los siete años, no a los tres como en España. 

Los responsables educativos del país consideran que los estudiantes pasan mucho tiempo aprendiendo la letra seguida. Una caligrafía que se abandona a lo largo del tiempo y que además no ven en ningún sitio aparte de la escuela. Prácticamente todo lo que leen está escrito con letra de imprenta (o palo). Como la de este diario, por ejemplo, como la de cualquier libro, cualquier anuncio o cualquier e-mail. Así que todo este tiempo, aseguran, lo pueden invertir en otras cuestiones. A la comprensión lectora o a la redacción, a aprender a expresar ideas en un texto escrito.”

(…) Pero la realidad es que cada vez más escuelas de Catalunya abandonan la enseñanza de la escritura caligráfica. “Es un debate abierto en muchos centros, y la mayoría está optando por la escritura de imprenta”, afirma Maria Antònia Miret, especialista en lectoescritura de Blanquerna y asesora de escuelas. “Los maestros ponen muchas horas en enseñar caligrafía, los alumnos pasan muchísimo tiempo practicando: primero aprenden a escribir con letra de palo, luego hacen ejercicios para mejorar la motricidad de la mano y los dedos, como las cenefas, y al final aprenden la letra seguida, un tipo de grafía que sólo ven dentro de las paredes de la escuela”, explica. Y los alumnos se aburren en todo este proceso. Miret sí defiende que la escritura a mano, ya sea con letra de palo o caligráfica, mejora la lateralidad, ayuda a fijar conocimientos, a estructurar el espacio y también el pensamiento. “Lo importante es que se escriba, no tanto el cómo”.

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LA BUENA ESCUELA NO ASFIXIA LA CREATIVIDAD por EVA SILIÓ

(Este artículo apareció el día 5 de abril en el diario “El País”)

Todos tenemos una faceta imaginativa que despierta en la infancia y va apagándose con los años.

Algunos expertos creen que las reglas escolares castran, otros subrayan sus beneficios sociales y cognitivos.

Tendemos a ver la creatividad como algo chic y elitista, solo al alcance de unos pocos privilegiados. Así lo interpretó en 1999 el psicólogo social Howard Gardner en Inteligencia reestructurada: múltiples inteligencias para el siglo XXI. Sin embargo, con los años se va imponiendo la visión democrática de Ken Robinson, convertido en todo un gurú para un séquito de pedagogos. En opinión de este educador y conferenciante de masas, “todo el mundo es capaz de tener éxito en algún área si se dan las condiciones precisas y se ha adquirido un conocimiento relevante y unas habilidades”. Hasta ahí todos satisfechos. El problema llega ahora. Según este británico, la escuela mata esta creatividad que no tiene por qué ser artística, como solemos imaginar, sino científica o social.

Según Robinson, al profesor solo le interesa que se conteste lo que está en los contenidos del temario, lo que provoca la frustración de aquellos niños que son más arriesgados y a los que les gusta improvisar. Eso provoca que cada vez se atrevan menos a pensar de manera diferente por miedo a equivocarse. Tienen un comportamiento más rígido y convergente. Todo ello, en opinión del pedagogo, tiene su origen en una escuela anacrónica concebida durante la revolución industrial pensando en la producción en cadena. Un esquema que casa mal con una sociedad basada cada vez más en los servicios y el conocimiento.

El filósofo José Antonio Marina en el blog de su proyecto Observatorio de la Innovación Educativa se muestra disconforme: “Este tema no se puede despachar a la ligera. No se puede desprestigiar la respuesta correcta, como hace Robinson. No hay una solución creativa a la tabla de multiplicar, ni se puede mezclar Napoleón con Harry Potter en un relato histórico. Tampoco se puede ensalzar tanto el pensamiento divergente que se anule el pensamiento convergente”.

 

El tiempo es fundamental para que las ideas fluyan”, dice una profesora

“La escuela fagocita la creatividad si tiene un punto de vista tradicional y se aplica la metodología de siempre. Pero sí que hay profesores que saben desarrollarla”, opina Beatriz Valderrama, autora de Creatividad inteligente: guía del emprendedor(Pearson, 2012). “Es bueno ir a la escuela infantil. Tiene grandes beneficios cognitivos y sociales. Estar con otros niños les despierta la inteligencia emocional. Conocen otros mundos, aprenden a compartir y desarrollan capacidades motrices”. Algunos informes muestran que la escolarización temprana mejora el rendimiento académico, pero los principales factores determinantes del éxito escolar siguen siendo el origen social y el nivel formativo de los padres.

 

Niños del colegio Aldebarán de Tres Cantos (Madrid). / GORKA LEJARCEGI 

La Enciclopedia de malos alumnos y rebeldes que llegaron a genios, de Jean-Bernard Pouy, Serge Bloch y Anne Blanchard, pasma con un listado de personalidades que, curiosamente, solo incluye un nombre femenino, Agatha Christie, la reina de la novela negra. El físico Stephen Hawking no aprendió a leer hasta los ocho años; Evariste Galois, padre del álgebra moderna, no pasó dos veces la prueba de acceso a la Escuela Politécnica de París; de John Gurdon, reciente premio Nobel de Medicina, la elitista escuela Eton escribió “no tiene posibilidad de estudiar una especialidad. Sería una perdida de tiempo para él y para los que deberían enseñarle”; Thomas Edison, inventor de la bombilla eléctrica que obtuvo más de 1.000 patentes, estudió en casa con su madre porque fue expulsado del colegio… La lista es interminable: pintores (Dalí, Picasso, Cezanne, Leonardo), escritores (Dumas, Balzac), músicos (Verdi, Debussy) o mandatarios (Napoleón, Churchill). Y no faltan genios contemporáneos —demostrando que al menos en las últimas décadas el sistema ha fallado— como Larry Ellison, Bill Gates y Steve Jobs.

 

La creatividad sirve para solventar conflictos, innovar,  relacionarse mejor

El niño convive de forma progresiva con el mundo desde que empieza a comer y dormir, y estas primeras etapas tempranas son especialmente arriesgadas, pioneras y prometedoras. Es lo que el psicoanalista Sigmund Freud llamaba “inteligencia radiante”. Mientras que Goethe, en la misma línea, aseguró en su obra Poesía y verdad: “Si los niños continuaran creciendo con la misma fuerza, contaríamos con cientos de genios”.

Las maestras de infantil Arantza de las Heras y Rosa Fernández se dieron cuenta en cuanto empezaron a ejercer de que “perdían” algunos niños cuando se les obligaba a sentarse a hacer fichas y seguir un libro con tres años. Así que en las aulas del colegio público Aldebarán en Tres Cantos (Madrid) los alumnos de cinco años desarrollan su creatividad cada uno a su ritmo. Cada mañana se reúnen en asamblea y deciden qué quieren hacer, y las maestras encauzan sus deseos. “No se trata de decir: haz lo que quieras. Le planteas preguntas y luego él opta por lo que quiere hacer”. Sin olvidar que a través del conocimiento del sistema solar se puede introducir lógica matemática o lectoescritura.

Montse Julià, directora del centro Montessori-Palau (Girona), cree a pies juntillas la teoría de Robinson. “El niño no puede estar sometido a una rutina de asignaturas en un colegio en el que solo se le enseña a obedecer unas órdenes”. Por eso en las enseñanzas infantil y primaria de su colegio cada uno va por libre —“el tiempo es fundamental para que las ideas fluyan”— y se juntan en el mismo aula niños de tres a cinco años y de seis a ocho. “Así juegan tres papeles. El de pequeño, que tiene como referente al mayor; el de mediano, y el grande, que consolida lo aprendido”.

El maestro del método Montessori planifica algo nuevo cada dos días, y cada cual decide si va a hacer sumas, leer o aprender ortografía. “Solo hay un horario para el comedor y para clases especiales: educación física, violín…, cuenta Julià. “Es muy positivo. Los fundadores de Google cuentan en un vídeo que si han sido innovadores porque con Montessori tuvieron flexibilidad en el aula, espacio para pensar”.

 

Desarrollar su inteligencia emocional es tan importante como su faceta creativa

Pensar con los dos lados del cerebro. El lado derecho resuelve los problemas algorítmicos, que son aquellos con una solución fija (una resta, por ejemplo) porque se solucionan aplicando una regla. Y el izquierdo, se preocupa de los problemas heurísticos, cuya respuesta hay que inventarla porque no hay a qué agarrarse. En este lado se concentra nuestra creatividad, fantasía o expresión de las emociones (ver gráfico).

Asesine o no la escuela, lo que está claro es que el papel que juegue el maestro es de vital importancia. Caroline Sharp en su artículoDesarrollando la creatividad infantil: ¿qué podemos aprender de la investigación? sostiene que “tolerar la ambigüedad, plantear preguntas con distintas respuestas, animar a la experimentación y a la persistencia y felicitar al niño ante una contestación inesperada”. Todo eso sin perder de vista que el alumno tiene además que “aprender a juzgar cuándo es apropiado divergir y cuando debe mostrarse de acuerdo”.

Son las diez de la mañana y los alumnos del Aldebarán eligen el color de su cartulina. En ella pegan su retrato preferido y decoran la hoja a su gusto. De casa han traído botones, trozos de tela, poliespan, pegatinas… y el resultado es asombroso. Paula titula Sorpresa y solapa su foto con su retrato dibujado; Darío cambia la O de su nombre por un botón; Alicia, que ha optado por un cartón mucho más grande, homenajea a su gata Amaya con una delicadeza que muchos quisieran… De fondo suena Nena da Conte, la música favorita del alumno de la semana. Bailan un poco y siguen con su tarea, salvo uno de los niños que no quiere hacer nada y la profesora le permite que se recueste en el suelo. Ellas opinan que es fundamental la implicación de las familias. Cada viernes —son dos clases de 14 niños— los padres de un alumno comparten con el resto alguna afición de su hijo. Por ejemplo, pintan galletas con ellos.

 

Se necesita gente creativa para potenciar el desarrollo social y económico del país

La pregunta que se plantean los expertos es: ¿cuándo los niños empiezan a perder el asombro y las ganas de aprender que les hace creativos? Coinciden en que esto sucede hacia los seis años. Lo que no parece tener respuesta clara es si esto ocurre por mera madurez o por las convenciones sociales impuestas en el aula.

Desarrollar su inteligencia emocional es tan importante como su faceta creativa. Por eso en Tres Cantos tienen colgados en la puerta carteles de cinco estados de ánimo. Cada mañana expresan sus emociones, que cambian a lo largo de la jornada, colocando su nombre debajo de un estado. No falla, después del recreo varios muestran su enfado.

Es indiscutible que la infancia es la mejor edad para aprender a aprender y para sentar las bases de la cooperación y la resolución de problemas, pero hay quien ha empezado a poner en duda que sea la etapa de la vida más creativa. Mark Brackett, director del Centro de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale, lo planteaba hace unos días: “Hay también informes que dicen que la creatividad crece cuando eres adulto porque te conoces mejor a ti mismo, a tus emociones”.

 

Balzac decía: no existe gran talento sin gran voluntad

El Centro de Inteligencia Emocional nace ahora de la colaboración de la prestigiosa universidad y la Fundación Botín, que abrirán en Santander un centro de arte que aspira a ser referencia mundial. Juntos estudiarán cómo canalizar la creatividad a través de las artes, convencidos de la necesidad de contar con una ciudadanía creativa no solo por su bienestar individual, sino para potenciar el desarrollo social y económico del país. Aprovechar ideas que surgen como respuesta a un sentimiento artístico. “Aunque sean negativas. Como la célebre frase de Woody Allen saliendo de la ópera: ‘Cuando escucho a Wagner más de media hora me entran ganas de invadir Polonia”, ironiza Brackett.

“Yo siempre he tenido clara la importancia de la creatividad, pero mucha gente no. Quizá desde que llegó la crisis y se empezó a hablar de emprendimiento la cosa cambió y hay más interés por la capacidad de crear”, argumenta Íñigo Sáenz de Miera, director general de la Fundación Botín, que pone en marcha cada curso talleres creativos en 80 colegios.

“La creatividad es una forma de mirar y resolver los problemas de la vida. Hay que cambiar la actitud. Sirve para todo en la vida: para solventar conflictos, innovar, relacionarse mejor”, anima Valderrama que trabaja esta faceta en un máster de Educación Secundaria para futuros maestros. Ella observa cómo estos estudiantes desconfían de tener capacidades creativas y trata de estimularlos para que venzan esa barrera. “La creatividad es no es un talento innato. Hay que exponerse a estímulos creativos que no sean de las áreas habituales —películas y libros de otros géneros—, pararse a pensar, cuestionarse las cosas. Balzac decía: no existe gran talento sin gran voluntad. Y tenía razón. Parece magia, que un día a un inventor se le enciende la bombilla cuando detrás hay muchas horas de trabajo. Se necesita compromiso y pasión”.

Hay otros factores que parecen menores sin serlo. Como el tamaño y la disposición de la clase, el patio o jardín, la calidad del equipamiento y los materiales o el acceso a otros ambientes. “Es bueno que las aulas sean grandes para que el niño de un vistazo vea todos los materiales con los que puede aprender sin tener que recordar. Y los niños no están todo el día sentados. A veces se sientan en el suelo y hay que respetar su espacio”, sostiene Julià.

Creatividad pero con los pies en el suelo. El doctor Frank Emanuel Weinert, que trabaja con niños superdotados, lo describe así: “Kant decía que no se puede llegar a viejo sin haber creado diferentes hábitos a modo de esqueleto. No puede ser que cada día haya que encontrar razones para lavarse los dientes. Eso no lo aguanta la naturaleza humana”.