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UN ARTÍCULO SOBRE EL CIBERACOSO O CYBERBULLING

“El ciberacoso (derivado del término en inglés cyberbullying) también denominado acoso virtual o acoso cibernético, es el uso de medios de comunicación digitales para acosar a una persona o grupo de personas, mediante ataques personales, divulgación de información confidencial o falsa entre otros medios. Puede constituir un delito penal. El ciberacoso implica un daño recurrente y repetitivo infligido a través de los medios electrónicos.” DE WIKIPEDIA.

Hace algo más de un mes LA VANGUARDIA publicó un artículo sobre el ciberacoso que puede ser interesante para padres, alumnos y docentes porque se puede hablar de ello en las clases de tutoría.

DIEZ CONSEJOS

Esto es lo que debes saber y hacer si tu hijo está sufriendo cyberbullying

El 74,7% de las veces son las madres las que dan la voz de alarma, frente al 25,3% de ocasiones en las que los que piden ayuda o ponen sobre aviso son los menores acosados

  • ROMINA VALLÉS, 24/11/2017

     

    Facebook, Messenger, Instagram, Whatsapp… ¿Cuántas veces escuchamos estas palabras al cabo del día? ¿Y cuántas se las oímos a nuestros hijos? Si bien los beneficios que aportan en términos de comunicación, educación, entretenimiento, etc., son muchos e indudables, también es cierto que un mal uso de ellas puede conllevar riesgos que hay que conocer. Más aún si consideramos que el anonimato que estas permiten y la no percepción de las consecuencias de los actos que se llevan a cabo a través de ellas hacen de fenómenos como el cyberbullying –acoso entre medios telemáticos- un problema a la orden del día.

    Esto es especialmente preocupante en el caso de los más jóvenes, cuyo grado de madurez es menor. Como dato sobre la importancia de este tema, cabe recordar que, según un informe de la Universidad del País Vasco (datos de 2015) el 12% de niños y niñas de 9 a 16 años ha sido víctima alguna vez del cyberbullying.

    Conscientes de que la mejor forma de evitar los malos usos es la sensibilización sobre sus consecuencias, iniciativas como la emprendida por Orange “Por un uso Love de la tecnología”, tienen como objetivo concienciar a las familias de los riesgos de las redes sociales y las aplicaciones de los dispositivos móviles.

    (Getty Images)

    Las redes sociales no son malas, sino todo lo contrario. Es lo que afirma desde la asociación NACE -No al acoso escolar-. Su presidente, Javier Pérez, explica que, si estas se usan correctamente, pueden ser un importante instrumento educativo y de crecimiento personal. Estos son los diez consejos -o las diez “C’s”- que nos da para combatir el cyberbullying.

    Comunicación

    La Comunicación entre padres e hijos es básica para que el menor tenga la confianza suficiente y pida ayuda cuando se enfrente a cualquier situación que le haga sentir incómodo. Por ejemplo, que cuando reciba un mensaje amenazador por Whatsapp o una foto con algún contenido inapropiado, se lo cuente a sus padres o, en su defecto, a sus profesores.

    Y en el caso de que el menor sea el autor de una actuación incorrecta, que no haya dudas sobre lo que implica un mal uso de las nuevas tecnologías, como las consecuencias que tiene dar un me gusta a una publicación inadecuada en Facebook o comentar con ciertos calificativos la foto de Instagram de un compañero o compañera de colegio.

    No se trata de ejercer un férreo control sobre las redes de los menores sino de establecer unas pautas claras de comportamiento en Internet

    Coherencia

    O lo que es lo mismo, predicar con el ejemplo. Que si los padres explican cómo usar Internet o las redes sociales, cuánto tiempo dedicar al día o en qué lugares, sean ellos “prescriptores” de estas pautas con su propio comportamiento. Que los menores imitan lo que ven en casa es tan antiguo como la misma humanidad.

    Conocimiento

    Es básico que toda la familia conozca qué aplicaciones o redes sociales se utilizan y cómo funcionan: la forma de bloquear a un usuario, cómo denunciarlo o reportarlo si creemos que está llevando a cabo una actuación inadecuada, qué es el spam o cómo ocultar las publicaciones de Facebook a todos aquellos que no tenemos como amigos… etc. Y la base de este conocimiento radica en no pensar que, tanto si eres el actor como el receptor en una determinada situación, estás completamente seguro/a al otro lado de la pantalla, porque no es así. Además, transmitir también que lo que es malo fuera de la Red, también lo es dentro de ella.

    (Getty Images)

    Control

    No se trata de ejercer un férreo control sobre las aplicaciones o los perfiles en redes sociales de los menores de la casa; o sobre lo que hacen cada vez que se sientan delante de un ordenador. Lo importante es poner en común unas pautas sobre lo que es un adecuado comportamiento en Internet y, a partir de ahí, que los menores sean capaces y autosuficientes para controlar sus propias redes, su correo, sus blogs…

    Compromiso

    De los padres, con la formación al menor. Y de éste, con el buen uso de Internet y de sus perfiles en redes sociales. No se ha de permitir o consentir que nadie abuse de terceros en ese marco, ni tampoco ser partícipes de ello. Y si se detecta tal abuso, hay que notificárselo al padre o profesor inmediatamente.

    En la red existe la netiqueta, conjunto de normas de comportamiento general en Internet para dar mayor seguridad y humanidad a la comunicación y combatir fenómenos indeseados, como el ciberacoso

    Contenido

    Antes de publicar, hay que pensar. Pensar en lo que se va a decir o en las imágenes que se van a subir. Subir algo a la red es muy fácil, pero hay que recordar que se puede quedar allí para siempre. También es básico vigilar con quién compartimos un contenido. En este sentido, lo que vale para el entorno físico también para el digital; y de la misma manera que en nuestra habitación solo dejamos entrar a nuestros familiares y amigos, los desconocidos tampoco tienen por qué poder entrar a ver nuestros contenidos más personales en la red.

    Cortesía

    La máxima de la educación o la cortesía 3.0 sería: “no hagas en las redes lo que no harías cara a cara”, asegura Pérez. En la red hay que usar la netiqueta (net, red en inglés más etiqueta) o conjunto de normas de comportamiento general en Internet, una adaptación de las reglas de etiqueta del mundo real al virtual, para aportar mayor seguridad y humanidad a la comunicación. El objetivo es combatir problemas como el fraude, el correo basura, los rumores…

    Otros ejemplos de la netiqueta son el comportamiento en el correo electrónico, la forma en que nos dirigimos a la persona, el contenido del mensaje (publicidad, cadenas, spam, etc.); el comportamiento en los foros: el nivel de lenguaje utilizado, el formato del mensaje…; en los blogs: distinción entre comentarios formales o informales, concordancia del comentario con el tema, respeto hacia otras opiniones, etc.

    Conciencia

    De la magnitud de nuestras acciones en las redes, que pueden ser un arma muy poderosa para encumbrar, pero también para destruir a alguien. Por eso hay que usarlas siempre en positivo, no para acosar o atacar a nadie ni para permitir que otro lo haga, con uno mismo o con terceros. Es mejor no contestar a las provocaciones, ignorarlas, pero guardar las pruebas. Según el presidente de la asociación, en estos casos nos iría bien aquello de “contar hasta cien” antes de responder.

    Corazón

    Las redes están al servicio de las personas y no al contrario. Internet es un espacio emocional que nos ha de ayudar a crecer como personas, y, como nos cuenta Pérez, no todo vale por un “me gusta”.

    Confianza

    Entre todos los miembros de la familia, para saber cómo actuar en casos de ciberacoso. De momento, en los casos de cyberbullying, las madres de las víctimas son las que dan la voz de alarma el 74,7% de las veces, frente al 25,3% de ocasiones en las que los que piden ayuda o ponen sobre aviso son los menores acosados. No se trata de sembrar el miedo a los más pequeños de la casa para que no usen Whatsapp o las redes sociales, sino de saber actuar llegado el momento, si aun habiendo prevenido, ocurre.

http://www.lavanguardia.com/vida/20171124/433103065792/esto-debes-saber-si-tu-hijo-esta-sufriendo-cyberbullying-love-brl.html

ESPIDO FREIRE EN NON STOP PEOPLE

Conocí a la escritora Espido Freire en GETAFE NEGRO, un festival de novela negra celebrado en 2011. Participábamos en una charla sobre la relación que existía entre ese género y el de la novela histórica y me sorprendió por sus opiniones.

Hoy estaba haciendo zapping mientras aguardaba a que comenzara la segunda parte del Madrid-Barça y la he visto caminando hacia la Biblioteca Nacional de Madrid. ¿Por qué la pongo aquí? Porque además de hablar de sus lecturas y libros, explicaba aspectos de su adolescencia y de que había sufrido trastornos alimentarios (no sé si bulimia o anorexia).  El caso es que me ha gustado la manera en que hablaba de esos problemas y de la vida en general.

BIOS: Espido Freire, la entrevista

Muere el niño que escribía cuentos y leía a Platón para olvidar su enfermedad por Fernando IWASAKI

Esta triste noticia está sacada de EL PAÍS de hoy día 22 de noviembre de 2017. y también ha aparecido en LA VANGUARDIA. Quería comentarla, deciros que este niño debería ser un ejemplo para todos nosotros, de que nos quejamos por cosas que no tienen importancia y de las ilusiones que nos han de motivar y nos pueden hacen grandes personas.

Pero creo que deberíais hacerlo vosotros.

*   *   * 

En Un ensayo autobiográfico (1999) Borges hizo hincapié en sus lecturas infantiles y dejó caer que a los siete años imitó la prosa de Cervantes para escribir su primer cuento, «La visera fatal». Del pequeño Rimbaud sabemos que a los once años componía poemas en latín y que a los quince ganó su primer premio literario importante. El nicaragüense Rubén Darío fue otro genio precoz, pues a los ocho años escribía sonetos, a los trece publicaba sus poemas en la prensa y a los catorce fue propuesto para disfrutar de una beca de estudios en Europa, aunque la perdió por el tono anticlerical de sus versos. La niñez de los grandes escritores nos hace perder de vista que entonces sólo eran niños lectores que además escribían, como el pequeño Rubén Darío Ávalos Flores, niño escritor paraguayo fallecido en Sevilla antes de cumplir los trece años.

 

Rubén Darío Ávalos publicó cuatro libros de cuentos y una novela histórica. A saber, Encuentros con Rubén (2015), Sensación de pureza (2015), Las cartas y otros cuentos impredecibles (2016), La medicina maestra (2016) y La diadema(2017), obras perfumadas de su amor por la mitología, el terror, la ciencia-ficción, los animales, la medicina, los viajes, la historia, el orientalismo y los cómics, porque el universo literario de Rubén Darío era esencialmente infantil, aunque galvanizado por la experiencia de haber sufrido una enfermedad rara e incurable. En realidad, la existencia de Rubén Darío era un milagro secreto que corría de boca en boca entre maestros, médicos, lectores y toda esa constelación de amorosos voluntarios que acompañan a los niños y sus familias en los pabellones infantiles de oncología. Fue así como supe que en el Hospital Virgen del Rocío pasaba largas temporadas un niño paraguayo que hablaba de Borges y Kawabata o Kipling y García Márquez, mientras escribía un cuento detrás de otro en un portátil que para él era más valioso que la quimioterapia.

Como Rubén Darío carecía de defensas se amuralló de libros. No tuvo tiempo de ordenar sus lecturas con la sabiduría que dan los años y la experiencia. En su relato «El general» el narrador sale de la clínica (en todos sus libros hay clínicas y hospitales) y visita una librería donde contempla embelesado bellas ediciones de los siguientes títulos: Robinson Crusoe, Sherlock Holmes, Sobre héroes y tumbas, Robin Hood, Moby Dick, Frankenstein, Don Quijote de La Mancha, Ensayo sobre la ceguera, Sandokan, La vuelta al mundo en 80 días, Año 100, La isla del tesoro, Rayuela, Los tres mosqueteros, Ben-Hur, El viejo y el mar, Cuento de Navidad, Batman, Los miserables, Tarzán, Drácula, El señor de los anillos, El planeta de los simios, Rebelión en la granja, Cien años de soledad, Watchmen, Hijo de hombre, Lituma en los Andes, El Lazarillo de Tormes, Viaje al oeste, Tarás Bulba y Tierra X.Doy fe de que Rubén Darío poseía y leyó todos esos libros y muchos más, porque además de su obra impresa y visible existen vídeos de sus charlas y sobre todo de sus colaboraciones en la radio, pues disfruto de un espacio de comentarios literarios en «Te doy mi palabra», el programa de Isabel Gemio en Onda Cero.

Rubén Darío fue homenajeado en la Feria del Libro de La Rinconada (Sevilla), participó en la Escuela de Escritores Noveles de Mollina del Centro Andaluz de las Letras y la biblioteca de su colegio lleva su nombre con sumo orgullo. En sus narraciones sus personajes infantiles luchan contra el acoso, fomentan la defensa de los animales y protegen a los niños distintos no porque sean inmigrantes, sino para combatir las diferencias. No sé qué escritor podría haber sido Rubén Darío si hubiera vivido para aprender, madurar y seguir escribiendo; mas sí puedo asegurar que fue un gran niño escritor y que sus libros tienen el «aire suave» del poema de su tocayo.

Ahora que Rubén ha fallecido, pienso que quienes tendrían que conocer su épica personal no deberían ser otros niños como él, sino sobre todo jóvenes y adultos, médicos y maestros, lectores y escritores, pues Rubén Darío luchó contra todas las adversidades fortalecido por la felicidad de leer, el placer de escribir y el entusiasmo por aprender. No fue un niño que fantaseaba con ser escritor, sino un hombre que combatió contra su enfermedad como un Quijote, gracias a la lectura, los libros y la escritura, como el pequeño Hurbinek de Primo Levi. Por eso al Rubén Darío paraguayo quiero dedicarle un responso literario del Rubén Darío nicaragüense: Ruega generoso, piadoso, orgulloso; / ruega casto, puro, celeste, animoso; / por nos intercede, suplica por nos, / pues casi ya estamos sin savia, sin brote, / sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote, / sin piel y sin alas, sin Sancho y sin Dios.

Descansa en paz, Rubén.

JORDI ÉVOLE TRATA HOY EN “SALVADOS” EL TEMA DE LOS MÓVILES Y LA NOMOFOBIA

Esta entrada contiene la sinopsis del programa “CONECTADOS” de Jordi Évole, fragmentos del artículo de Manuel de Luna publicado el sábado en EL PERIÓDICO de Cataluña y otro escrito breve de su equipo de redacción. Al final hay enlaces que amplían la información y hablan tanto de la “NOMOFOBIA” como del “SÍNDROME FOMO” (fear of missing out). Como véis, es una entrada muy completa.

Para ver el programa “CONECTADOS” clicad aquí:

http://www.atresplayer.com/television/programas/salvados/temporada-12/capitulo-11-Conectados_2017021800004.html

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SINOPSIS: Salvados se fija en cómo nos relacionamos con un objeto que nos cabe en el bolsillo y que nos ha cambiado la vida: el móvil. Solo han pasado 10 años desde que Steve Jobs presentó el primer iPhone. Sin embargo, la llegada del smartphone significó una revolución que nos ha convertido en personas conectadas 24 horas al día.

El espacio incluye una entrevista inédita al filósofo Zygmunt Bauman, fallecido el pasado mes de enero, que reflexiona sobre cómo los smartphones hacen que estemos siempre disponibles, siempre conectados. Y para Bauman es precisamente esta conexión permanente la que nos convierte en seres solitarios en realidad: “Somos solitarios en contacto permanente”.

Salvados sigue durante un día a Belén Sensat, una joven que no deja el móvil ni cuando está en clase, sobre todo pendiente de la red Instagram. Belén piensa que vivir enganchada al móvil es algo normal y que no tiene solución. Hablamos también con su madre, que nos cuenta las normas que ha tenido que poner en casa para poner límites al uso del móvil.

Jordi Évole asiste a una terapia de jóvenes enganchados al móvil. Marc Masip, el terapeuta de este grupo de trabajo, cuenta a Évole los síntomas que nos pueden indicar que la dependencia que tenemos del smartphone nos debería preocupar.

Évole entrevista también a Gonzalo Entrala, que abrió la cuenta de twitter del Papa Benedicto XVI y acabó enganchado a las redes sociales. Admite que entró en una espiral de narcisismo y exhibicionismo que hacía que estuviera más pendiente de su vida en las redes que de la vida real.

¿Somos conscientes de las horas que pasamos conectados al móvil cada día? ¿A qué edad se le puede dar un móvil a nuestros hijos? ¿Cuántas cosas hacemos cada día antes de encender o consultar el móvil? ¿Podríamos salir de casa sin el móvil?. Título: Conectados


“Las reuniones de trabajo del equipo de ‘Salvados’ cada vez eran más complicadas, porque todos estábamos continuamente mirando y toqueteando los teléfonos móviles, y cuando nos dimos cuenta de que esta situación es común en todos los ámbitos de la sociedad, decidimos hacer un programa para analizarlo”. Así explica Jordi Évole cómo nació el primer reportaje con el que este domingo, 19 de febrero, vuelve a La Sexta ‘Salvados’ (21.30 horas), una nueva entrega del conocido programa en el que incidirá en reportajes de carácter social que afectan directamente a los espectadores, y con los que estos se sientan identificados.

(…) De este modo, ‘Salvados’ retoma su andadura con ‘Conectados‘, un programa que efectivamente nos toca a todos, y no siempre para bien, como él mismo Évole reconoce, que también se considera adicto al móvil. “A todos nos salpica esta auténtica adicción a internet, y el reportaje de este domingo ofrece una visión transversal de un nuevo sistema de comunicación que se puede llegar a convertir en un problema”, explica el periodista, quien recomienda esta programa a padres, profesores y también a los jóvenes usuarios, ya que no existen normas de uso social del ‘smartphone‘. Aunque sí ha sido capaz de cambiar cómo nos relacionados e interactuamos con nuestro entorno.


El miedo a salir a la calle sin el teléfono móvil tiene nombre: nomofobia. Y más de la mitad de los españoles sufre este miedo irracional, según el Centro de Estudios de Trastornos de la Ansiedad (CEETA). Este trastorno es solo una manifestación de la creciente adicción a los smartphones, una de las puertas de acceso favoritas a internet.

Nos hemos acostumbrado a ver a la gente caminar por la calle sin levantar la vista de la pantalla de su teléfono móvil, hasta el punto que algunas ciudades han optado por colocar semáforos a ras de suelo. Muchas escuelas e institutos, ante la proliferación de las pantallas (tabletas, ordenadores y teléfonos móviles) en las aulas, se han visto obligadas a realizar jornadas psicoeducativas para que pequeños y jóvenes tomen conciencia del problema que supone el uso inadecuado o excesivo de estas herramientas.

Pero, ¿cómo podemos saber si somos adictos al móvil? A continuación, unas pocas preguntas que te harán reflexionar sobre tu dependencia. A mayor identificación con estas situaciones, mayor grado de dependencia.

1. “Miro la pantalla del móvil regularmente, incluso cuando no he escuchado ninguna notificación”.

2. “Llevo el móvil siempre encima, incluso cuando estoy en casa. Me pueden llamar o escribir en cualquier momento”.

3. “Puedo estar horas y horas con el móvil. Me divierte colgar cosas en mis perfiles, chafardear, comentar…”

4. “Cuando el móvil tiene la batería baja lo paso realmente mal. Me genera algo de ansiedad llevar el móvil al 20%”.

5. “He tenido problemas con mi pareja por usar demasiado el móvil. Intento controlarme cuando estamos juntos, pero cuesta mucho”.

En caso de duda, se puede responder un sencillo cuestionario de 20 preguntas de la Organización de Consumidores Españoles (OCU), una adaptación del cuestionario ‘El uso problemático del teléfono móvil’, elaborado por Merlo, Stone y Bibbey.


Para ampliar la información:

EN DEBATS SER hemos tratado otras veces el tema:

MUERE UNA NIÑA DE DOCE AÑOS

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Muere una niña de doce años y todo el país se ha enterado. Ha muerto a causa de un coma etílico. La noticia ha abierto los telediarios y ha aparecido en los periódicos y ha provocado una gran alarma social. Una niña de doce años. Después se ha comentado en las tertulias televisivas, en la peluquerías, en los bares, no sé si tanto en los colegios, entre los amigos y compañeros.

“¿Se ha hecho?”, me pregunto de repente. “¿Se ha hecho con seriedad, sin caer en los tópicos y en las frases hechas?” Una niña de doce años, más pequeña que todos vosotros, que sois adolescentes en tránsito hacia la vida adulta, una niña de la que ya se sabe muchas cosas, como que no era la primera vez que lo hacía y que era de orígen polaco.

Pero vayamos más allá de la triste noticia. “¿Los jóvenes se han preguntado por las causas, han pensado si es la primera o si hay muchos que han fallecido por la ingesta de alcohol o a consecuencia de saltar de los balcones a las piscinas estando borrachos?”, me pregunto también. (Muchos se han quedado tetrapléjicos y no pueden moverse de una cama para el resto de sus vidas.)

“¿Habrán hablado de este tema en casa con los padres y hermanos?”

El padre de la niña fallecida de un coma etílico: “No era la primera vez que bebía”


¿De qué esta enferma nuestra sociedad? ¿Qué hacemos mal?

Hace pocos años los estudiantes proponían  en los viajes de fin de curso visitar Londres, París o Roma, conocer aquellos lugares de los que sus mayores les habían hablado  y habían visto en las películas. Hoy esos mismos estudiantes quieren emular a los ingleses que van a Magaluf, LloretSalou y organizan por su cuenta viajes a Mallorca en los que los promotores prometen una fiesta continua, un turismo de borrachera que genera una gran cantidad de ingresos en esos centros de destino. Pero lo que más me ha sorprendido, y no es el primer año, es que los alumnos que organizan los viajes desde colegios e institutos y lo defienden son “buenos” estudiantes y “buenos” hijos. Es una cosa que no me cabe en la cabeza, lo confieso.

Pero no hace falta ir tan lejos, ¿verdad? Cada fin de semana se organizan botellones en nuestras calles y raves que se extienden hasta la madrugada y hasta mucho después, hasta el mediodía, horas y horas consumiendo alcohol y pastillas en polígonos y lugares del extrarradio y que a veces acaban con peleas, heridos y hasta muertos, también por accidentes de tráfico, no lo olvidemos.

Los servicios de urgencia a menudo se colapsan los fines de semana atendiendo a jóvenes que sufren comas etílicos, lo que repercute en la atención a los otros pacientes graves.

“COGES UN PEDO…” “Empecé, me imagino, que como todos los chavales de catorce años, un día, pues vamos a probar esto… y tal… Coges un pedo, luego vomitas, lo pasas fatal y luego llegas a tu casa y… pruebas a ver si te pillan ¿no? Luego coges otro, y otro… hasta que un día terminas hecho polvo en una camilla. Y… después con 16 años… probé mi primera raya de cocaína”. Es el testimonio de Unai, un chaval atendido en la Unad. 

Este testimonio es muy ilustrativo de lo que muchas veces acompaña al beber sin control. Ir más allá porque ya no es suficiente.

Porque era una niña de doce años, como padre y como docente estoy preocupado. Y me gustaría conocer vuestra opinión.


(Clicad sobre las palabras subrayadas y sobre los párrafos más grandes para ampliar las informaciones. Después hablaremos del tema durante la clase de tutoría y podréis poner aquí vuestros comentarios.)

Algunas preguntas desordenadas que se me ocurren para que expreséis libremente vuestra opinión:

  • ¿Qué os ha sorprendido más de este artículo?
  • ¿Cuáles creéis que son las causas de las borracheras de los adolescentes?
  • ¿Es fruto de la insatisfacción, de la presión de grupo, del interés por probar cosas nuevas?
  • ¿Es por una cuestión cultural o porque aquí se bebe más fácilmente y en otros lugares no?
  • ¿Es mucho más grave y más amplio el problema porque solo vemos la punta del iceberg cuando se produce un hecho luctuoso?
  • ¿Compensa beber (o tomar drogas)? 
  • ¿Habéis hablado de esta noticia en casa con vuestro padres y hermanos? ¿Cuál ha de ser el papel de los padres? ¿Hacemos caso a lo que nos dicen?
  • ¿Y el papel de la escuela? 
  • ¿Y qué hay de nuestra responsabilidad hacia nosotros mismos y hacia los demás?