2 comentaris a “Montserrat Roig entrevista Ovidi Montllor

  1. SERGIO FARRAS
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    Sábado 25 de abril de 2009

    Montserrat Roig…, y la última ola

    Dicen que por la noche, cuando la luz de la luna acaricia la superficie del mar, se crea un resplandor vestido de caricia femenina, que como un manto, envuelve el misterio como si fuera en “Tiempo de mujer”.

    Un escritor de unos cuarenta años, sentado en la orilla, mira al opaco y sombrío horizonte, siempre lejos de la mirada, pero siempre cerca del alma.Dicen los poetas, -que entienden de emociones y sentimientos-, que la sombra proyectada de un cuerpo con una figura más o menos completa, que como una hada encantada aparece con el rostro sereno, plácido y sosegado, de una silueta con un aire progre, de mucha paz y envidiable quietud.

    Montserrat Roig suele contar historias que encantan, durante siete días y siete noches, entreteniendo con un talento que es envidia de oradores y pensadores. Con palabras empapadas de Salvador Espriu, aquél que su maestro fue. Y con la paz que acompaña el silencio, para tomar en sueños de lo que no somos conscientes, como cuando dormimos, recordándola con el alma que es materia permeable y que no tiene peso ni medida.

    Ella, nos dejó pronto, se fue lejos, pero sus palabras nos hacen permanecer despiertos,cerca de la mar y es como si soñáramos en almohadas de cristal.Dicen que es una sirena rebelde, una sirena como una flor recién desposada, sensible el gesto, la mirada sencilla, y con la forma de frivolidad que le acompaño como dicen que fue en vida.

    Dicen que de los cielos baja acompañada por ángeles poetas que la escoltan, como si la acompañaran en un camino de yerba y empedrado, para entonces hablar con los escritores y hacer tertulia en las esquinas y recoletos de la mar. El mar o la mar, que más dá mientras sea mar.

    Dicen que su sombra aparece en la última ola, la que hace el último recorrido cuando cae la noche iluminada, para dar color a las estrellas en el agua estampada.

    Su voz moldeada y serena, suena como el sonido de una copa de cristal. Con el misterio encuentra la mirada, y nos lee sus novelas, las que ella escribió, que son narraciones y relatos bellísimos, resultando ser como el aire que nos hace vivir, porque hay historias que no siempre borra el olvido.

    La olas van y vienen, llegan a la orilla antes de llegar y estrellarse contra la dura roca, y se recogen para volver otra vez a empezar, para dar reflejo, que como un espejo se plasma una imagen bella en el mar. Pero todos esperamos la última ola, la ola recién amanecida con la aurora, la ola ciega que no vé, para entrever un misterio convertido en maravillosos reflejos y centellos, que reflejan solo amor y afectos.

    Y los que amamos las letras, los que abrazamos la pluma con pasión del amador. A veces, es hermoso ser escritor, a veces es maravilloso trazar las letras como si fueran notas en papel lo el pentagrama es a la música. Porque nos llena ese vacío que no tiene medida y que quizás no sea suficiente su extensión. No hay cipreses en el mar, no hay sepulcros en el mar, no hay añoranzas por las que llorar.

    Dicen que la última ola desafía a los relojes que hacen tic-tac. Dicen que la
    última ola, en su cresta, su espuma, son como letras empapadas de ingenio., su sonido es como el último réquiem que todos queremos escuchar, la dorada pena vestida de gala, donde Montse, conversa con los perdedores y los desdichados, aquellos de los que siempre obtuvo un compromiso afectivo con un pacto sellado por el corazón.

    Dicen que por la noche, un escritor de unos cuarenta años, con los hombros encogidos por la humedad de la neblina, espera la última ola. Una ola que anhela y desea, porque es el momento del éxtasis y la fascinación, donde los ojos se miran fijamente al alma con complicidad y confianza de infinita esperanza. Sustentadas yá las miradas por la confianza, y donde las palabras se quedan para siempre en la memoria. Descansa Montse, que ya has llegado. Pues morir no es más que llegar a recordar lo que has amado.

    Dicen que la última ola es la que enamora, como lo harían las sirenas.
    Yo, Sergio Farras, a veces la espero, sentado con ansia de la desazón y la ilusión, a solas, a la orilla de la mar que es magia que arrebata el alma.

  2. Muchísimas gracias por tus cautivadoras palabras, Sergio. Tienes una facilidad de palabra impresionante. Ha sido todo un placer leerte.
    Un abrazo y, nuevamente, gracias!
    Montserrat Roig era, sin duda, muy especial.

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