El blog de castellano del Daniel Mangrané
Relatos de terror
¡Hola chicos/as! Una de las tareas que tendréis que realizar durante este mes es la redacción y publicación de un microrelato de terror. La extensión máxima es de una cara de folio, así que tratad de ser terroríficamente breves, pero no por ello menos originales. Publicadlo en el blog una vez que os haya corregido la tarea en el moodle.
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EL CAMINO MUERTO
Caminando perdida por el bosque para ir a hacer fotos a un castillo antiguo y muy bonito me encontré a un viejo sentado en una piedra. Estaba de espaldas. Sentí el viento que rozaba mi piel y el ruido del búho que me llevaba persiguiendo todo el rato. Decidí preguntarle:
-¿Perdone, me podría indicar dónde está el camino para llegar al castillo?
El viejo se giró, cuándo vi su rostro retrocedí rápidamente, su ojo izquierdo, blanco como la luna que nos iluminaba, estaba lleno de expresión.
-¿Cómo dice, señorita?
Alcé mi voz para que me entendiera, ya que me pareció que tenía problemas de oído.
-Digo que si sería tan amable de decirme cómo se llega al castillo.
-Ah, ya entiendo, sigue por el camino muerto, hasta llegar al túnel. ¡Suerte!
Mientras iba caminando, mi mente repetía la imagen del viejo girándose. El túnel parecía cada vez más lejano…
No recuerdo los quilómetros que llevaba caminando bajo aquel túnel, cuándo un escalofrío recorrió mi piel. A unos cincuenta metros se encontraba el viejo con su maléfica sonrisa. ¡Y su aterrador ojo!
Un Día Extraño
Era un día en el cual me desperté mustió, no quería salir de la cama, pero a la hora de hacerlo, al apoyar el primer pie, algo me lo agarró, pero no hice caso, pensando que era una sensación de esas raras, cuando todavía estás dormido, pero no, no lo era. Cada vez que movía un poquito el pie, la mano que salía del suelo, me cogía más fuerte cada vez y si intentaba escapar, me arañaba con sus largas uñas afiladas. De repente me vi arrastrado por esa mano asquerosa y sin atravesar el primer piso y el suelo, me encontré en otro mundo, todo lleno de cosas raras, manos, sangre… No lo sé todavía porque, pero empecé acorrer y como si fuera poco, noté que no avanzaba. Me quedé quieto en el sitio, pero cada vez iban apareciendo más manos y esta vez pegadas a unos enormes bichos, todos calvos, sin piel, todos rasgados, con heridas abiertas y cayéndoles gran cantidad de sangre. Empecé a correr otra vez, pero me pasó lo mismo que antes. Cuando uno de esos bichos me iba a despellejar vivo, me desperté todo de un salto y empapado por un sudor frío y en un acto reflejo me miré la pierna, en la que me notaba un ligero dolor y al verla, vi una mano grande marcada en la base del pie y también vi unos arañazos profundos. Me paralicé.
LA PEOR NOCHE DE HALLOWEEN
Eran las dos de la mañana día 31 de octubre de 2010 y Jacinto oyó un ruido. Estaba viendo películas de miedo en la televisión, le gustaban un montón. Estaba sólo en casa porque sus padres estaban en la fiesta de un amigo. Se asustó, porque el ruido era de cristales rotos, los oyó caer sobre las baldosas y seguidamente unos pies que los pisaban. Se fue rápidamente a abrir todas las luces de la casa y se escondió bajo las sábanas. Al cabo de unos largos minutos salió, fue a ver con un cuchillo carnicero y un bate de ”baseball”, subió las escaleras arriba. Él y su família vivían en un solo piso, y el otro de arriba lo usaban de trastero. Cuando subió no havía nada sólo vió el cristal roto. Unos minutos después oyó como alguien le susurraba unas palabras pero en un idioma raro, no se quiso mover, y entonces se desmayó, unos minutos después se despertó y volvió a oír las mismas palabras. Se escondió en un armario que havía en el piso, el único, y se esperó, creía que sus padres no tardarian mucho. Cuando oyó el coche llegar a la calle, se alivió, y cuando los oyó entrar los llamó rápidamente, sus padres lo oyeron, pero no bajar las escaleras. Era demasiado tarde lo que se suponia que lo que havía en aquel piso lo havía matado. Los padres subieron y lo vieron tumbado en el suelo con un monton de sangre saliendo de su cabeza, y con un bate a su lado. Llamaron a la policía.
Hoy en día se dice que la casa está embrujada y cada 31 de octubre pasan cosas raras, se oyen ruidos y voces.
LA CASA DE LAS IMÁGENES
Había una vez, una casa que estaba abandonada a las afueras de Jesús. Mis amigas y yo un día fuimos a ver que había. Cuando entramos nos dio un escalofrío a todas. Seguimos caminado, nos encontramos con una escalera que subía hacía el primer piso. Estuvímos un buen rato debatiendo si subir o no, finalmente Mireya decidió subir. Cuando estaba subiendo por las escaleras, en la pared de enfrente vio a un hombre con una cazadora negra con un pañuelo blanco en el bolsillo de esta, Mireya nos llamó rápidamente para que lo viéramos pero cuando llegamos ya había desaparecido.
Seguimos todas subiendo hacía la primera planta, cuando de repente se me aparece un hombre a la ventana como si estuviera mirando, enseguida fuí hacía allí para preguntarle quien era, pero cuando llegué ya no estaba.
Todas estábamos muy asustadas, porque aparecían imágenes de gente. Cuando llegamos a la primera planta, empezamos a oír ruidos extraños, nos cogímos todas de la mano y bajamos rápido por las escaleras para huir de allí. Cuando intentamos abrir la puerta para salir estaba cerrada, no podiamos salir de allí, empezamos a ver otra vez personas y oír cada vez más fuerte unos ruidos extraños. Al cabo de 10 minutos la puerta se abrió sola y pudímos salir de allí. Nunca más hemos vuelto por aquella casa.
Nerea Caballé
Lucy
Maxi era guarda forestal desde hacía 8 años. Conocía perfectamente aquel lugar, sus caminos y sus carreteras. Su turno de vigilancia había terminado. Eran las once de la noche y hacía mucho frío. Estaba escuchando su canal favorito de radio mientras bajaba de la carretera con su coche. De pronto, una chica de pelo castaño y largo, alta y delgada se le apareció en un lado de la carretera, con una camiseta de manga corta y pantalones muy cortos. La chica temblaba de frío. Maxi, bajó la ventanilla y le ofreció subir a su coche y llevarla a casa. La chica subió rápidamente, y Maxi le dejo su chaqueta para que se tapara. La chica se llamaba Lucia, y debía de tener unos 23 años. Maxi, le pregunto dónde vivía, y la dejó en su casa.
Al cabo de unos días, Maxi, volvió a la casa de la chica para recuperar su chaqueta. Una mujer de mediana edad abrió la puerta. El, preguntó por Lucy:
Hola, mire el otro día dejé aquí a su hija. Le dejé mi chaqueta para que no tuviese frío, y vengo a recuperarla.
La mujer miró con cara extraña a Maxi.
¿Qué chaqueta? Aquí solo vivimos yo y mi marido. Mire, si quiere molestar a alguien no nos moleste a nosotros por favor…
¡No! Recuerdo perfectamente que la dejé aquí. Se llamaba Lucy. Eran las doce o así de la noche.
La mujer abrió los ojos como platos, y su piel palideció. Los ojos se le pusieron rojos.
¿ Qué abre dicho mal? –Pensó Maxi.
La mujer miró al suelo y dijo:
Lucy, era nuestra hija. Murió hace unos 10 años. Murió una noche en una carretera bajando de las montañas. Iba andando con sus amigas para hacer una caminata de noche, y un coche la atropelló.
Maxi no se creía aquella historia. Así que la mujer y su marido, lo llevaron a visitar la tumba de Lucy. Y así fue, al llegar al cementerio vieron su tumba. Pero una cosa les llamó la atención. La chaqueta de Maxi se encontraba encima de la tumba de Lucy.
LA ISLA DE LOS MISTERIOS
El profesor Davison, obligado por el profesor Jordan, se embarcó en un viaje en busca de una planta, en el archipiélago de Kawaki, cuyas semillas eran medicinales.
El capitán le habló acerca de la isla de los hombres feroces. Una extraña fuerza atraía a los barcos a esta isla, que luego encallaban y no había más remedio que ir a aquella isla y explorarla. Davison deseaba llegar a la isla para ver si era cierto lo que dijo Jordan. El tiempo se complicó un poco, pero todos permanecieron tranquilos.
El capitán le dijo que a lo mejor conocían a los hombres deformes. El mar se volvió violento, nadie podía escuchar al capitán, pues el ruido del mar era inmenso. Se notó un gran golpe, Davison subió a cubierta para ver el estado del barco y la tripulación. El barco estaba muy dañado y la mitad de los hombres habían muerto, o sino estaban muy mal heridos.
Vieron una isla a la que debían ir para conseguir madera, pero no era una isla cualquiera, era la de los hombres feroces. Decidieron que sería un solo hombre el que la explorara, y si regresara, que explicase cómo era la isla, sus peligros, misterios y curiosidades.
El capitán obligó al doctor que fuera él quien visitase aquella, puesto que era el menos valioso para la tripulación, mediante torturas…
Al día siguiente partió hacia la isla con una cantimplora para traer agua. Al llegar a la isla, escondió el bote. Se encontró un esqueleto con largo cabello y un gorro marinero, sus ropas parecían europeas. A los veinte pasos se encontró con otro esqueleto. A cien metros había otro más. Los dos siguientes estaban uno encima del otro, y así sucesivamente. Aunque, el quinto cadáver aún tenía parte del rostro.
Siguió andando hasta que oyó el agua, se escondió en unos matorrales. Vio que un cerdo silvestre se acercaba al manantial. Por otro lado se acercaba un hombre, que de un zarpazo mató al cerdo. Un segundo hombre luchó con el primero por aquel cerdo, uno cayó, pero no supo cual. El que ganó, se adentró en los árboles con el cerdo en la espalda.
El doctor, cogió agua del manantial y siguió su marcha. Estos hombres eran de otra raza. Notó que un ser lo seguía, y empezó a andar más rápido que antes, y también él aceleraba el paso. El doctor se dio la vuelta y se detuvo, entonces el ser extraño saltó para atacar, y el doctor, no sabe de dónde sacó la rapidez, pero hirió al extraño ser, como para darle tiempo y salir corriendo.
Decidió ir al barco, al llegar allí estaba la escalinata en el casco, subió y vio que todos se habían transformado en los mismos seres y características que llevaba el perseguidor de la isla. Prefirió bajarse otra vez e irse en la isla, escondido entre matorrales, pero ya era demasiado tarde. El hechizo de aquella isla también se había apoderado de su cuerpo. El doctor ahora era uno más de ellos.
La habitacion 314
Quería desconectar, desaparecer por un instante de la realidad. Donde más lejos, mejor. Reservé dos noches en un hotel que lo hacían llamar, ‘el mejor de la ciudad’. Verás, no estaba mal; comida, agua, cama, ducha… Así pues, fui el día siguiente al hotel.
+Buenos días, la habitación num. 314 -Lo siento, señor. Está habitación, no está disponible. Puede, si quiere, establecerse en la 313 o la 315.
Subí mí pequeña maleta y me refugié en la habitación 315, todo que me era indiferente cuál elegir, el numero quince siempre ha sido mi el número favorito.
Me estorbaba en la cabeza, la razón por que no podía reservar la habitación 314. Salí de mi habitación, me acerqué a la mirilla de aquella puerta y, por muy extraño que parezca, ví a una niña. Pelo largo, con silla de ruedas. Lloraba descontroladamente, pobre niña, pensé. Al día siguiente volví a mirar, ya que soy un hombre muy curioso. No ví nada, solo algo parecido a un papel, rojo, muy rojo. Pensé que lo habría puesto por la vergüenza. Al fin y al cabo era normal.
Al anochecer, le pregunte al encargado del hotel, porque no me podía establecer en está habitación, pues su respuesta fue clara. Este hotel sufrió un incendio donde a esa tal niña que dices que has visto se quemaron sus padres y sus dos hermanas dentro. Hemos gozado a reservarla nunca más. No era una niña muy sociable, además. Siempre ha sido un poco rara, con los ojos bien rojos, muy rojos,respondió.
PESADILLAS
Los sueños, aunque mejor llamarlos pesadillas, empezaron hace dos semanas. Desde entonces ocurre cada dos noches. Recuerdo perfectamente la primera.
Me acosté tarde, pues tenía mucho trabajo, y no tardé en dormirme. Aquella noche veía a un hombre ( siempre soy el que mira, nunca el que sufre los daños). Aquel hombre me resultaba familiar, no sabía por qué, era un hombre alto, corpulento, de cabeza cacha y mirada seria. Su pelo era corto y oscuro. Se veía que lo llevaba limpio, igual que su inmaculado traje. Estaba en medio de la calle, tranquilo, andando hasta que de repente empezó a correr. Yo no entendía el porqué e intentaba gritarle, preguntarle que le pasaba, ayudarle. Entonces lo vi. Era enorme, como un perro de los grandes pero aumentando dos veces su tamaño. Y le perseguía, perseguía al hombre a gran velocidad y sin parar. Estuvieron así durante lo que a mi me pareció una hora entera hasta que llegaron a un descampado. El hombre, que ya le llevaba muy poca ventaja a la bestia, se escondió, jadeando, detrás de unas rocas. La bestia llegó poco después. Al principió se quedó quieta, buscando con la mirada a su presa, luego pareció oler algo y se lanzó directa hacia las rocas. Lo que pasó después lo recuerdo vagamente. Solo podía ver sangre y más sangre salpicando las rocas. Justo después me desperté sudado y exaltado. Pensé que solo había sido una pesadilla así que me volví a dormir.
La sorpresa vino por la mañana cuando me enteré de que habían encontrado a un hombre descuartizado en un descampado cerca de la ciudad. Casi me caigo de la silla del bar donde me encontraba. Me puse pálido, pagué el café y me fui a casa. Allí recordé al hombre, era el trabajador de un banco que no quiso darme un crédito la semana pasada.
Desde entonces no ha parado. Cada dos noches tengo una pesadilla horrible que se hace realidad. He soñado con gente que salta de edificios sin más, que cruza la calle y es atropellada por un camión, que se ahoga en su propia bañera o que se electrocuta. Y los conocía a todos.
Estaba a punto de saltar como hizo el último cuando en un sueño pasó algo distinto. Todo era oscuro y se oía una voz.
– Ni se te ocurra hacer lo que te propones. Ahora nosotros te controlamos. Aunque saltaras de un edificio de cincuenta pisos sobrevivirías. No te enfades, no temas, si al fin y al cabo lo hacemos por ti. Matamos a los que te molestan. Y no, no es culpa tuya, tu solo lo ves. Así que sigue durmiendo y nosotros mataremos por ti.
Eso fue todo. He intentado dejar de dormir pero siempre acabo por dormirme. He intentado suicidarme pero siempre sobrevivo. No puedo hacer nada. Y lo peor es que no se quien será el siguiente.
CARRETERA
Hace ya mucho tiempo, una niña llamada María, hija de una familia rica i muy desagradable, padecía muy triste en su casa. Un día la niña, cansada de los gritos de sus padres y de que ni le dejaran ver el Sol, se escapó de su mansión. Ella no savia donde ir, delante, justo delante de su casa tenía un bosque lleno de árboles que no dejaban pasar la luz del Sol, y como no tenía otra escapatoria, se adentró en el bosque.
Ya dentro del bosque sintió un escalofrío, como si alguien le estuviese tocando la espalda. Se giró en el momento y no vio a nadie, y entonces sintió lo mismo pero al otro lado. Se giró y tampoco, no había nada ni nadie, ni un animal, ninguna persona, nada.
Y, con mucho temor en su cuerpo, continuó caminando sin parar.
Hacía ya rato que estaba caminando sin parar por el bosque, y se hizo de noche. Vio la carretera, y corrió hacia ella.
Esperó un rato para ver si venia un coche, y efectivamente, pasó uno. Un camión blanco, muy grande, parecía que era uno de transportes comerciales, pero no, era muy distinto. Como una ingenua, decidió subir en él. Ya cerrada la puerta vio una sombra, parecía un hombre, fuerte, alto, y le dijo: hola…
Entonces ella vio que había tomado una mala decisión, intentó bajar del camión y no pudo.
El hombre se le tiró encima y entonces se convirtió en hombre lobo, un final inesperado.
Como ya os podéis imaginar, terminó muy mal.
Los padres de la niña la buscaron y la buscaron, pero no encontraron nada.
Un día, la policía les informó que se había encontrado un brazo en la carretera, y que el ADN coincidía con el de su hija.
Perdón Pedro, ahora he visto las correcciones, aquí está el bueno:
CARRETERA
Hace ya mucho tiempo, una niña llamada María, hija de una familia rica i muy desagradable, padecía muy triste en su casa. Un día la niña, cansada de los gritos de sus padres y de que ni le dejaran ver el Sol, se escapó de su mansión. Ella no sabía dónde ir, delante, justo delante de su casa tenía un bosque lleno de árboles que no dejaban pasar la luz del Sol, y como no tenía otra escapatoria, se adentró en el bosque.
Una vez allí sintió un escalofrío, como si alguien le estuviese tocando la espalda. Se giró en el momento y no vio a nadie, y entonces sintió lo mismo pero al otro lado. Se giró y tampoco, no había nada ni nadie, ni un animal, ninguna persona, nada.
Y, con mucho temor en su cuerpo, continuó caminando sin parar.
Hacía ya rato que estaba caminando sin parar por el bosque, y se hizo de noche. Vio la carretera, y corrió hacia ella.
Esperó un rato para ver si venia un coche, y efectivamente, pasó uno. Un camión blanco, muy grande, parecía que era uno de transportes comerciales, pero no, era muy distinto. Como una ingenua, decidió subir en él. Ya cerrada la puerta vio una sombra, parecía un hombre, fuerte, alto, y le dijo: hola…
Entonces ella vio que había tomado una mala decisión, intentó bajar del camión y no pudo.
El hombre se le tiró encima y entonces se convirtió en hombre lobo, un final inesperado.
Como ya os podéis imaginar, terminó muy mal.
Los padres de la niña la buscaron y la buscaron, pero no encontraron nada.
Un día, la policía les informó que se había encontrado un brazo en la carretera, y que el ADN coincidía con el de su hija.
EL ASESINO
El hombre es un tipo alto, taciturno y astuto. En la sala sólo se oye el sonido de las teclas crujiendo por el peso de sus dedos, escribiendo rápidamente y programando a los Nocturns. Él sonríe cuando ve a los robots obedeciendo sus órdenes. Se felicita a sí mismo, cree que ha hecho un buen trabajo. Sus ojos brillan por la emoción cuando se da cuenta del poder que tiene sobre esas máquinas. Los Nocturns irán a por el próximo niño en cuanto él dé la orden.
Su cuartel es blanco, aseado y desprende aroma a limpio. En la pared hay una gran pantalla, con la que el hombre controla a todos los Nocturns. El teclado es amplio, con las teclas grandes y de colores. Las rojas matan, las amarillas torturan.
El hombre es un genio, él mismo hizo un sistema para conectar esos botones con los Nocturns. Durante los últimos meses ha creado alrededor de 130 robots.
Nadie lo visita, mató a toda su familia. Tiene arrebatos de ira diariamente, y es entonces cuando envía a los Nocturns a matar. Disfruta viendo a los pequeños sufriendo en sus camas, los cuerpos magullados después de la matanza, la cara con expresión de sorpresa y la reacción de la gente cuando ve a los niños muertos.
Él nunca ha querido a nadie.
Se duerme en su cama, cubierto por las sábanas blancas. Entonces, un Nocturn empieza a echar chispas verdes. Se mueve rápidamente, con unos movimientos nada típicos de un robot. El Nocturn es ágil, pero está descontrolado. El hombre no había imaginado la posibildad de que él perdiese la autoridad que tenía sobre los Nocturns. Ha fabricado robots tan inteligentes que tienen la capacidad de pensar sin necesidad de alguien los dirija. El Nocturn avanza hacia la cama del hombre que lo creó, y sin que nadie pulse un botón, mueve su brazo de robot y le asesta el golpe que le quita la vida.
EL HOSPITAL MISTERIOSO
Era un día de invierno, estaba sola en casa y decidí ir a un hospital abandonado. Al principio no tuve ningún miedo, pero según iba subiendo de planta, me cogía mucho miedo, cada vez más. Llamé a mi amiga Lucía, y también vino en ese hospital. Cuando estábamos en última planta, comenzamos a buscar, no parábamos de oír unas voces muy extrañas y un frío terrible, eran las cinco de la tarde, y parecían las doce de la noche, a demás había luna llena a las cinco de la tarde, unas cosas muy raras. En toda la quinta planta, estaba el techo hecho polvo, casi ya no había, fuimos mirando todas las habitaciones y solo se oían como espíritus que nos hablaban, que nos tocaban, pero que no entendíamos, hacían efecto de que eran mayores y locos. Bajamos en la cuarta planta, y encontramos un montón de sillas de ruedas infantiles un montón de muñecas y juegos, oíamos muchos espíritus como en la planta anterior. Entendimos que era la planta infantil. Bajamos en la tercera planta, las escaleras estaban destrozadas, intentamos entrar i nos quedamos en medio del pasillo, impactadas por la imagen que veíamos con nuestros propios ojos. Estaba toda la planta quemada, solo en pisar un pie en esa planta, nos cogió un dolor de cabeza, creíamos que era un síntoma de los espíritus que había en esa planta. Todos esos espíritus estaban súper enfadados con alguien, no sabíamos quién. En la segunda planta solo encontramos todas las puertas rotas, despiezadas que casi no existían, y en esa no encontramos ningún espíritu, encontramos un montón de cadáveres en la última habitación de la planta, salimos de esa planta corriendo, y con mucho miedo. Fuimos en la primera planta y esa era catastrófica, ventanas rotas, cristales por todos lados, un montón de basura, un montón de sillas de ruedas etc. , todo un desastre, decidimos no entrar más en ese hospital, nos fuimos y no volvimos a hablar sobre ese hospital, nos quedamos con una experiencia más y nos fuimos para mi casa.