b) El autor expresa la relación entre su ánimo y su salud (ambos débiles y en la intuición cercana de la muerte), con el momento en que sol desaparece en el horizonte de un paisaje de mar en una tarde serena.
c) El poema contiene un sinfín de figuras retóricas, como las metáforas que describen los elementos de la naturaleza: los últimos rayos del sol (“garras de oro” “brasa cárdena”), el oleaje y la marea (“su seno”) y el rumor suave de las olas (“un suspiro lánguido y sonoro”). Además, el poema también contiene musicalidad a través de figuras retóricas como las aliteraciones de la “s” de los vv. 1-3, 5-8 y las “m” de los vv. 12-14. de esta manera, el autor recrea el movimiento ondulante y suave del oleaje. El poema tiene un cambio de tono cuando el autor pasa a hablar de sus lamentos, con unos paralelismos de P + SN en los vv. 9 a 12. Además, en estos mismos versos aparece una anáfora de “Para”. Los hipérbatos en que la sintaxis se desordena (vv. 5 y 8) también contribuye a generar un ritmo suave de las frases, que también recuerda el del oleaje suave de la tarde que describe el autor. Destaca que el poema finaliza con una elipsis , la del pensamiento que el autor evita decir, porque prefiere no pensarlo debido a su tristeza (“… y no pensar en nada”).
d) El poema tiene un tema principal sencillo y una expresión muy recargada, dando lugar así a una de las características del Modernismo, la belleza formal. El gusto por la descripción de un tono melancólico, el del atardecer. Las descripciones sensuales también reflejan el espíritu del modernismo, como en el caso de los colores (“rayos de oro”, “brasa cárdena”), los sonidos (“suspiro lánguido”), etc. Además, los adjetivos son predominantes en el poema (“lánguido”, “sonoro”, “potente”, “dolorido”, “lacerada”, …), remarcando así el carácter descriptivo del Modernismo, que fue un movimiento artístico que se inició a finales del siglo XIX con la publicación del libro Azul, de Rubén DArío.