23.- Poemas de Antonio Machado.

1.- Lee atentamente estos dos poemas e indica (en una frase) su tema principal.

I

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

 

 

II

Era un niño que soñaba

un caballo de cartón.

Abrió los ojos el niño

y el caballito no vio.

Con un caballito blanco

el niño volvió a soñar;

y por la crin lo cogía…

¡Ahora no te escaparás!

Apenas lo hubo cogido,

el niño se despertó.

Tenía el puño cerrado.

¡El caballito voló!

Quedóse el niño muy serio

pensando que no es verdad

un caballito soñado.

Y ya no volvió a soñar.

Pero el niño se hizo mozo

y el mozo tuvo un amor,

y a su amada le decía:

¿Tú eres de verdad o no?

Cuando el mozo se hizo viejo

pensaba: Todo es soñar,

el caballito soñado

y el caballo de verdad.

Y cuando vino la muerte,

el viejo a su corazón

preguntaba: ¿Tú eres sueño?

¡Quién sabe si despertó!

 

2.- Describe una situación de la vida cotidiana en la que sean adecuados los siguientes proverbios de Antonio Machado. Están llenos de sabiduría pero pueden ser algo difíciles al principio porque no se pueden interpretar solo de una manera.

 

PROVERBIOS

 

 

I

El ojo que ves no es

ojo porque tú lo veas.

Es ojo porque te ve.

 

II

Hoy es siempre todavía.

 

III

¿Dijiste media verdad?

Dirán que mientes dos veces

si dices la otra mitad.

 

IV

Para dialogar,

preguntar primero;

después, escuchar.

 

 

V

En mi soledad

he visto cosas muy claras

que no son verdad.

 

 

V

Poned atención:

Un corazón solitario

No es un corazón.

 

VI

¿Tu verdad? No, la verdad.

y ven conmigo a buscarla;

La tuya, guárdatela.

 

4.- Realiza en cinco líneas una paráfrasis del poema “Retrato”, de Antonio Machado, en que incluyas un mínimo de seis características que el autor se atribuye a sí mismo en este poema autobiográfico. Encuentra en él también un mínimo de seis figuras retóricas y justifícalas.

 RETRATO

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

(…) Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

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