La montaña de siempre

giorgia

[Fotografía de la autora]

He tenido que regresar
a la montaña de siempre
para encontrarte.

No te veo
en las ramas de los árboles
en los dibujos de las nubes
en las luces de las estrellas.

No te siento
en el ruido de las nevadas
en el gorjeo matutino de los gorriones
en el quejido de las lágrimas.

No te abrazo
en los puentes de los ríos
en la sombra de los setos
en las palmas de las manos.

He tenido que regresar
a la montaña de siempre
para encontrarte,
pero en lugar de blanda nieve
he hallado
duro hielo.

Giorgia Gerenzani

La casa de siempre

johannbargeld

[Fotografía: Johann Bargeld]

He tenido que regresar
a la casa de siempre
para encontrarte.

No te veo
en el jardín de nuestra juventud
en los rincones del ático
en las habitaciones ya desiertas.

No te siento
en el sótano que nos daba miedo
en el árbol donde nos escondíamos
en el hogar que tanto amábamos.

No te abrazo
en el olor suave de tu pelo
en las risas y los llantos
en las promesas y quimeras.

He tenido que regresar
a la casa de siempre
para encontrarte,
pero en lugar del agua clara
he hallado
un hogar que ya no es el nuestro
y tu insufrible ausencia.

Marie Claire Medrieres

La fuente de siempre, de Jose M. Zendoia

la-fuente-de-siempre

He tenido que regresar
a la fuente de siempre
para encontrarte.

No te veo
en las avenidas de la vida,
en las calles de la noche,
en los rincones del alma.

No te siento
en la hojarasca del otoño,
en la ráfaga de viento sur,
en la melodía de las palabras.

No te abrazo
en las habitaciones de los hostales
en las columnas de los bares
en las palmas de las manos.

He tenido que regresar
a la fuente de siempre
para encontrarte,
pero en lugar del agua clara
he hallado
la bruma de tu mirada.

Jose M. Zendoia

enlace al original, en euskera

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