“El descendimiento” es una gran pintura de altar de iglesia que data del año 1435 y cuyo autor es Rogier van der Weyden, de quien no se sabe gran cosa, aparte de que fue muy famoso en su época. Lo que más me fascina de esta obra es el preciosismo de los detalles y su posición fronteriza entre la pintura y la escultura. Llama la atención la gran cantidad de detalles que se van descubriendo con una mirada lenta y precisa. Dicen que cada vez que se observa este descendimiento se descubre un nuevo secreto, una sorpresa que había quedado escondida en visitas anteriores. Los personajes parecen atrapados en una gran caja de la que difícilmente podrían salir y afectados por un gran dolor que se trasmite al espectador. Imposible no emocionarse.