Al leer sobre mi cocinita vais a tener oportunidad de repasar el vocabulario del primer caso de nuestra detective favorita. ☺
La cocinita se ubica frente a mi despacho. Aún veréis allí las huellas del crimen de mi arte culinario, que a menudo no es “exactamente” sano ni contiene recetas vascas como el bacalao al pil-pil.
En la encimera de la cocina se encuentran todavía los ingredientes: tortitas fritas, salsa de guacamole, lechuga, queso y también carne de vaca asada con cebolla. Todo junto, dentro de un bocadillo y aliñado con aceite de pepitas de calabaza… ¡es terriblemente sabroso!
El aceite de pepitas de calabaza lo trajo mi novia de Graz, la capital de la región de Estiria en Austria; es una especialidad de allí y se usa por aromatizar casi todos los alimentos. Es mejor comprarlo directamente en las granjas, y no en los grandes almacenes.
Mi asesor de imagen me ha aconsejado incluir en la foto la estantería de la derecha, lo que me da una coartada perfecta. Porque en el primer estante se ve un aparato que utilizo casi cada mañana: una batidora con la que se pueden hacer delicados smoothies en pocos minutos. Después de hacer recados, uno coge varias frutas y algo verde, como acelgas… “et voilà”, aunque de ahora en adelante la utilizaré para preparar unos mojitos de estilo cubano.
Entre la estantería y la cocina colgué unas fotos que mi hermana gemela tomó en el mercado de San Miguel en Madrid. Ella es fotógrafa y las imágenes son muy chulas.
Apoyados en los cajones negros todavía están el recogedor y el aspirador que he utilizado porque se cayó nuestro cenicero. Espero que entre la ceniza y las colillas se encuentre un pequeño brillante también.
Ben