Mal d’escola
Avui,volem fer una petita reflexió sobre l’escola actual i ho fem arrel del llibre Mal d’escola que vol reflectir la nostra situació.En Joan Sagristà,que va ser mestre de l’Alfons I ens ha facilitat aquest resum:
Daniel Pennac fue un alumno con una discapacidad conocida como disortografía que le disminuía la capacidad de retener información y era poco apta para el aprendizaje de lenguas, tanto la propia como extranjeras. Es decir, no fue un alumno brillante sino más bien lo contrario. Gracias a la educación que tuvo y al apoyo de sus maestros, supo superarlo y ha acabado convirtiéndose en profesor y escritor. En esta ponencia, que explica el argumento de su libro Mal de escuela, hace un homenaje a los educadores ya los niños que siempre han sido los últimos de la clase, narrado desde su propia experiencia.
Pennac mezcla así recuerdos autobiográficos y sus reflexiones sobre la pedagogía y las disfunciones de la institución escolar, sobre el dolor de ser un mal estudiante y la sed de aprendizaje, sobre el sentimiento de exclusión y el amor a la enseñanza. Con humor y ternura, análisis críticos y fórmulas efectivas, ofrece una brillante y sabrosa lección de inteligencia.
El libro es un alegato a favor de la educación pertinente en que la mejora del rendimiento académico es el centro de atención en nuestro sistema educativo.
Es un libro sobre los últimos de la clase. Sobre los protagonistas del fracaso escolar. De cómo son los “cancre”, los malos estudiantes en francés. Nos describe los alumnos últimos de la clase ya que él lo era. La historia tiene un final feliz porque el autor terminó los estudios y acabo siendo profesor de secundaria en un instituto de Paris. Esto llena de esperanza a los padres de todos los alumnos “zoquetes” del planeta.
Lo que preocupa al autor son las causas personales que han hecho perder a los niños todo el sentido del esfuerzo. El autor no niega que el fenómeno tenga causas sociales pero lo que le preocupa es la solitud en que se ve inmerso el pobre “chaval” y la importancia que tienen para él una serie de buenos profesores. Aquellos que no le reprochan el pasado como si fuese una vergüenza ni le presentan el futuro como si fuese un castigo. Son aquellos que, según la percepción del niño, no le hacen perder el tiempo. Según Pennac, el buen profesor se mantiene al margen de las tonterías que su generación ha dicho. Per ejemplo, que los rituales son una forma de sumisión ciega, que las notas son humillantes, que la memorización del texto infantiliza, que los dictados son reaccionarios.
Lo que caracteriza el buen profesor es que está allí, mientras dura la clase. Con sus alumnos y dando el 110%. Los estudiantes se encuentran con los buenos profesores, tres o cuatro veces durante su escolarización. Ayudan a los últimos de la clase, no porque los tengan en estima, sino porque saben cómo hacerlo. Pueden convencerlos que saben mucho más de lo que ellos piensan. Los buenos profesores pueden ser de diferentes materias pero tienen en común que tienen una gran pasión comunicativa por su disciplina.
Daniel Pennac consiguió tener éxito y comprendió, de las explicaciones de alguno de sus profesores, que la gramática es la primera herramienta del pensamiento organizado.
Según el autor el mal estudiante es como un cangrejo. Un animal que va hacia atrás al contrario de lo que hacen los otros animales de la playa que van hacia el mar. El cangrejo a demás, se desplaza lentamente.
El mal alumno tiene miedo y vergüenza. Cuando el problema se convierte en habitual, es como una enfermedad mal curada, siempre aflora. Según los psicólogos, la cicatriz más conocida es el complejo.
El autor, haciendo un trabajo de memoria y de introspección intenta explicar en el porqué del niño que no comprende o que no se reconoce el derecho de comprender. Aquel que delante de sus notas se encuentra en una prisión intelectual y se fabrica toda una serie de personalidades: el perezoso, elmentiroso, el que siempre está pensando en jugar,.. El mal estudiante vive en un estado de estupor permanente.
El autor analiza el comportamiento de los mal estudiantes ya que ha sido profesor durante 25 años. A demás, este hecho le recuerda constantemente las vivencias de su vida como estudiante ya que él era un mal estudiante. Sus vivencias son como una maldición que lo ha perseguido a lo largo de su vida. Pennac se interesa por este tema porque la escuela no se interesa por este asunto: el fracaso escolar. La educación institucionalizada hace estadísticas. Según él, si el camino a seguir es partir de resultados estadísticos el problema no se solucionará. A menudo, en una clase llena de alumnos con dificultades todos son atribuidos a la misma razón: estudiantes de niveles sociales bajos, estudiantes inmigrantes, estudiantes con deficiencias lingüísticas de base con lo cual provoca que no comprenden nada en clase,…
Según el autor, se utiliza demasiado el concepto “problemas de base”. Pone un ejemplo que él constató: él vio que en las notas de un niño de 6 años había escrito problemas de base. Según Pennac, esto significa que el/la maestro/a da a entender que él no tiene la culpa, la culpa es del maestro/a del curso anterior. A demás, la institución (la escuela) da el visto bueno. De esta manera, el problema se enquistará e irá perpetuándose un curso detrás del otro.
El autor también habla del miedo. Todos los niños con dificultades escolares tienen miedo. Según los psicólogos, estos alumnos son inhibidos por un miedo que blinda el saber y la comunicación con los profesores. El miedo afecta al alumno, a los compañeros, a los padres del alumno en cuestión. Concretamente el terror que tiene la madre lo canaliza de una manera particular. Ella ve en las malas notas de su hijo, una proyección del desastroso futuro que le espera. También hay miedo entre los profesores. Los profesores que cuando se encuentran delante de un mal estudiante “con problemas de base”, ven limitada su profesionalidad ya que no pueden hacer nada paracambiar la situación. De esta manera el profesor se infravalora. Por tanto, lo que Pennac propone es curar este mal: el miedo. Pero… ¿Cuál es el método? Éste es enseñar bien la materia que conocemos. El autor recuerda el profesor de matemáticas que tuvo. Era un hombre tranquilo y un apasionado de su materia. Sabía a quién iba a dar la clase pero tenía que motivar a sus alumnos para que sintieran curiosidad por las matemáticas.
Bien, de esta manera tiene que ser el profesor. Un entusiasta de su materia. Con esta premisa, es capaz de motivar al alumno para sentir ansias de saber. El autor, también recuerda el entusiasmo de una profesora de geografía e historia. Todos los otros métodos como el aleccionamiento moral, y la investigación psicológica y sociológica son inútiles. La clave es: La materia como herramienta para vencer el miedo a la propia materia.
Pennac habla de la doble tarea que tiene el mal estudiante: explicar cualquier bobada al profesor para justificar por qué no ha hecho los deberes, y explicar a la familia como ha ido el trabajo diario en clase. Evidentemente, bien.
El profesor esta solo en la clase frente a los alumnos. Por eso su actitud, formada por el interés por la materia y por el interés de la clase, apunta hacia una disciplina personal. No hay otra fórmula mágica ni formación intelectual. La hora que el profesor está en la clase requiere una concentración absoluta.
En una clase el profesor no se encuentra nunca con la harmonía. Hay diversidad de alumnado. Pero él la crea. En vez de crucificar a los malos estudiantes o a la clase en sí, Pennac propone que, a través de su método (el amor a su materia y dar el 110 %), el profesor cree la harmonía en la clase. Este hecho da calidad al maestro como si fuese un director de orquestra.
Según el autor, el principal rival de la tarea educativa no es el alumno, sino la clientelización de la infancia. Los profesores se encuentran delante de una clase de niños-clientes. Es decir, niños que viven en una sociedad consumistadonde ellos mismos lo son en la misma medida que sus padres. A saber, la ropa, la tecnología, medios de transporte, la telefonía móvil,…Este hecho les da madurez pero al mismo tiempo crea en ellos el deseo. El deseo de consumismo es simplemente el deseo de cambiar de objeto consumido. Son deseos superficiales que el niño los entiende como fundamentales. En cambio, el alumnado no entiende que lo que los docentes enseñan sí es fundamental: saber escribir, leer, sumar,… El autor ve este problema como un obstáculo en la actualidad. Sin embargo, hace una mirada retrospectiva y constata que cuando empezó a dar clase no existía este deseo.
La mejor actitud de los padres frente a los malos estudiantes (sus hijos) es no manifestarles miedo por el futuro. No se les debe regañar pensando en que serán el día de mañana. Evidentemente, se les debe regañar pero sin que ellos se den cuenta de que los padres, i sobretodo las madres, piensan siempre en el bienestar futuro de sus hijos. No deben estigmatizarlos, simplemente aceptar que, como le pasó al autor, son lentos. Lo que otros lo consiguen en un año, otros lo consiguen en dos o tres. Lo importante es conseguir el objetivo.
En conclusión, los malos alumnos son situados por el adulto con un calificativo que los inutiliza y después estos alumnos responden en función de este calificativo. El autor rompe una lanza frente a esa actitud y pretende que el docente no caiga en la trampa de la estigmatización del mal alumno y, por el contrario, lo anime. Es decir, es absurdo llamarlo “mentiroso”, en vez de eso el docente debe ver el problema des de otro ángulo y decirle al alumno: – Inventa, escribe una novela, ponte en acción. Ponerse en acción significa poner en marcha la curiosidad intelectual del niño. Ponemos un ejemplo. ¿Un niño diagnosticado con déficit de atención puede jugar al ajedrez? Pues, sí. Se ha dado algún caso de este hecho paradójico. ¿Cómo un niño con un TDA puede concentrarse en el ajedrez? La explicación es solo una: el niño ya tiene la etiqueta de mal estudiante y este fantasma lo perseguirá en toda su vidaescolar. En cambio, dos días a la semana hace ajedrez como actividad extraescolar. ¡Incongruencias de la vida!
El autor afirma que la escuela debería proteger a los niños de la sociedad de consumo. Yo creo que no es ese el camino a seguir. El problema es de tipo estructural. La escuela no tiene que ser un gueto que va a contracorriente de la sociedad. Al contrario, debe ir paralela. Por tanto, el problema es de la sociedad en sí misma. Ésta no debe ser tan consumista.
No es una afirmación idealista es, simplemente, mi opinión y que en definitiva es la misma que la del autor. Lo que pasa que el problema es mucho más grave. Es evidente que no tengo la panacea para este problema pero creo que los políticos y la sociedad en general deberían reflexionar sobre la conducta consumista. El neoliberalismo extremo ha llevado al hiperconsumismo.
Creo que estamos delante de una sociedad obsesionada en buscar culpables y no soluciones. Como siempre, se buscan los “malos estudiantes” de la sociedad. Los que se saltan las reglas que nosotros mismos dictamos. Al fin y al cabo, es un pez que se muerde la cola ya que, hablar de la crisis de la escuela es una buena manera de desviar la atención.
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