Murió ayer este grandísimo escritor argentino.
Triste resulta presentároslo ya en pasado, escribiros cuatro notas biográficas de uno de los grandes que, además de escritor, fue una gran persona, un referente moral para muchos. Solo puedo decir que, para mí, leerlo y conocerlo fue mucho más que un placer.
Sábato llegó a la literatura tras una crisis existencial que lo alejó de su carrera como físico. Había estudiado en la Facultad de Ciencias Fisico – Matemáticas, hizo su doctorado en físicas, y trabajó en el Laboratorio Curie investigando sobre radiaciones atómicas.
Como novelista, fue autor de tres novelas : El túnel ( 1948 ), Sobre héroes y tumbas ( 1961 ) y Abbaddón el exterminador ( 1974 ).
El resto de su producción, a modo de ensayos, reflexiona sobre la ciencia, la deshumanización en las sociedades tecnológicas, el sentido de la creación literaria… Además de ser un hombre de ciencias y escritor y ensayista, dedicó su tiempo a la pintura.
Os invito a que investiguéis sobre su vida, sobre su ideología, su papel en la historia argentina.
No me queda más que recomendaros la lectura de su novela El túnel, una historia narrada en primera persona : Juan Pablo Castel es un pintor recluido en prisión por asesinar a María Iribarne. En la novela, éste rememora la cadena de acontecimientos que le llevan a perder el control, a convertirse en un hombre poseído por la soledad, por la ausencia de la mujer amada. Pero en su historia no parece haber remordimiento, tan sólo dolor por la pérdida de la única persona que le entendía.
Aquí va el primer capítulo de un magnífico libro, que aun a riesgo de resultar pesada, vuelvo a recomendar encarecidamente :
” Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.
Aunque ni el diablo sabe qué es lo que ha de recordar la gente, ni por qué. En realidad, siempre he pensado que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una forma de defensa de la especie humana. La frase ” todo tiempo pasado fue mejor ” no indica que antes sucedierna menos cosas malas, sino que – felizmente – la gente las echa en el olvido. Desde luedo, semejante frase no tiene validez universal; yo, por ejemplo, me caracterizo por recordar preferentemente los hechos malos y, así, casi podría decir que ” todo tiempo pasado fue peor “, si no fuera porque el presenta me parece tan horrible como el pasado; recuerdo tantas calamidades, tantos rostros cínicos y crueles, tantas malas acciones, que la memoria es para mí como la temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la vergüenza. ¡ Cuántas veces he quedado aplastado durante horas, en un rincón oscuro del taller, después de leer una noticia en la sección policial ! Pero la verdad es que no siempre lo más vergonzoso de la raza humana aparece allí; hasta cierto punto, los criminales son gente más limpia, más inofensiva; esta afirmación no la hago porque yo mismo haya matado a un ser humano : es una honesta y profunda convicción. ¿ Un individuo es pernicioso ? Pues se lo liquida y se acabó. Eso el lo que yo llamo una buena acción. Piensen cuánto peor es para la sociedad que ese individuo siga destilando su veneno y que en vez de eliminarlo se quiera contrarrestar su acción recurriendo a anónimos, maledicencia y otras bajezas semejantes. En lo que a mí se refiere, debo confesar que ahora lamento no haber aprovechado mejor el tiempo de mi libertad, liquidando a seis o siete tipos que concozco.
Que el mundo es horrible, es una verdad que no necesita demostración. Bastaría un hecho para probarlo, en todo caso : en un campo de concentración un ex pianista se quejó de hambre y entonces lo obligaron a comerse una rata, pero viva.
No es de eso, sin embargo, de lo que quiero hablar ahora; ya diré más adelante, si hay ocasión, algo más sobre este asunto de la rata. “

