Mensaje del rey en la Asamblea Nacional tras la toma de la Bastilla. 15 de julio de 1789.

Señores, os he reunido para consultaros sbre los asuntos más importantes del Estado. No hay ninguno más apremiante y que aecte más a mis sentimientos que estos desórdenes espantosos que tienen lugar en la capital. El jefe de la nación viene, con cofianza, a reunirse con sus representantes para testimonares su pesar, y para invitarles  que encuentren los medios para restablecer el orden y la tranquilidad. Sé que se han vertido injustos prejuicios; sé que se han atrevido a publicar que vuestras personas no se encontraban seguras. Quizá sea necesario ofreceros seguridad ante unos rumores tan culpables, desmentidos, por adelantado, por mi conocido carácter. Pues bien: yo no soy más que una sola cosa con mi nación, soy yo el que me entrego a vosotros. Ayudame, en estas circunstancias, a asegurar la salvación del Estado. Eso es lo que espero de la Asamblea Nacional. El celo de los representantes de mi pueblo, reunidos para la salvación común, me ofrece una seguridad garantizada, y apoyándome en el amor y fidelidad de mis súbditos, he dado orden a las tropas de alejarse de París y Versalles. Os autorizo, incluso invito, a que deis a conocer mis disposiciones en la capital.

Citado por Godechot, J., O. C., La Presa …, p. 252.

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