Ambiente de París previo a la toma de la Bastilla.

Martes, 14 de Julio.

Esta mañana, una Asamblea de los electores reunidos en la ciudad fijaba el número de la milicia ciudadana. Ayer se llevaba la divisa verde y blanca. Hoy se pisotea y se lleva la divisa azul y roja, colores conformes con el escudo de la ciudad.

[…] Un ciudadano ha declarado que los soldados acampados cerca de París nos habían quitado un convoy de pólvora y de plomo, por orden del pérfido jefe de abastecimintos.

[…] El jefe de abastecimientos prometía constantemente que nos iba a dar armas pero no lo cumplía. Por fin se decidió marchar sobre los inválidos; el batallón de los señores oficiales del Parlamento de París se trasladó allí con una gran multitud. Cuando los cañoneros y los soldados de los inválidos vieron que la gente ya estaba escalando las fosas y los muros, pensaron que la resistencia era inútil,y abrieron las puertas. La gente se dirigió a la armería en donde encontraron innumerables armas. Los ciudadanos que acudieron en masa cogieron cañones y los fusiles, desde las 10 de la mañana hasta la noche. Es imposible concretar el inmenso número de armas que se llevaron: algunos hablas de veintiséis mil, sin contar las pistolas, sables y bayonetas.

Para evitar cualquier sorpresa, se decidió inspeccionar con detenimineto todos los coches y todos los correos que entraban y salían de París. Estas medidas de precaución permitieron descubrir a más de un traidor.

[…] Con estas confiscaciones se acabó de comprobar la traición del jefe de abastecimientos.

[…] Por último se le declaró culpable. Se le obligó a abandonar su distinguido cargo y a bajar a la plaza de la Grève, en donde se le presentó ante una masa dominada por el odio, o tal vez, por la equidad. Los murmullos se transformaron en tranquilo pavor: alguien coge un puñal, otro toma una pistola y un tercero un machete; los golpes se suceden y se acaba con su vida. su cabeza se arrastra, a lo lejos, por el barro y el fango, mientras que su cuerpo es pasto de la furia de un pueblo guiado por la rabia y la venganza.

Además, la toma de la Bastilla, que dró más omenos cuatro horas, ha sido una victoria brillante y señalada […]

Citado por Godechot, J., O. C.., La Prise…, pp. 409-410.

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