Miércoles, 10 de mayo de 2017

SESSION 1/2 LENGUA CASTELLANA

ESCRIBIR UNA CARTA DE RECLAMACIÓN

(Ana Matilla)

Una vez que los alumnos estaban sentados con sus respectivos compañeros de trabajo y habían acabado de distribuir las sillas y las mesas por el aula de manera que se facilitara la comunicación entre los miembros del equipo, me dispuse a explicarles la actividad: les comenté lo que íbamos a hacer a lo largo de estas dos clases que dedicaríamos al proyecto para que ellos pudieran organizarse el tiempo adecuadamente.

 

En primer lugar, quise evaluar sus conocimientos previos sobre las cartas de reclamación de manera oral y, una vez hube resuelto todas sus dudas, les repartí dos fotocopias. En la primera, tenían una serie de frases y expresiones habituales para cada una de las partes de la carta: el saludo, la presentación y motivo de la carta, el planteamiento del tema y su exposición, la petición y objetivo que pretenden lograr con la carta, el agradecimiento y la despedida final. La segunda fotocopia estaba compuesta por una serie de recuadros en los que ellos debían escribir el borrador de cada una de estas partes de la carta; estos recuadros estaban situados en el folio siguiendo el orden y la disposición lógicas de una carta formal.

 

En lo que quedaba de clase, cada alumno debía escribir, en la segunda fotocopia, el borrador de lo que consideraba que debía aparecer en su carta, siguiendo las instrucciones dadas al comienzo de la sesión y el vocabulario de la fotocopia primera. Después tenían que compartir sus ideas con el resto del grupo y llegar a un consenso entre todos para crear el borrador final de la única carta de reclamación que iban a presentar entre los tres miembros del equipo.

 

Aquí acabó la primera sesión. Los alumnos guardaron todo su material en las carpetas del trabajo por proyectos y dibujaron una “diana de autoevaluación” que constaba de dos ejes: el vertical contemplaba su aprendizaje y el horizontal su comportamiento.

Jueves, 11 de mayo de 2017

SESIÓN 2/2 DE LENGUA CASTELLANA

ESCRIBIR UNA CARTA DE RECLAMACIÓN

(Ana Matilla)

 

En esta segunda sesión, los alumnos, que volvían a estar sentados con sus respectivos grupos de trabajo, debían entregarme el borrador final. A lo largo de la sesión, dado que cada grupo trabajaba a velocidades distintas, yo les iba corrigiendo cuestiones de expresión, ortografía y gramática, además de plantearles algunas insuficiencias argumentativas y de coherencia con el registro formal que debían usar.

 

Una vez el grupo de trabajo tenía sus dudas resueltas, debía reescribir la carta por última vez, creando ya, por fin, el resultado final. Debían fijarse, además de en todo lo anterior, en la presentación y en la caligrafía.

 

Por desgracia, solo tres de los grupos pudieron enseñarme el resultado final, dado que al resto no le había dado tiempo de acabar. Por ello, y teniendo en cuenta que ya les había explicado el día anterior tanto los pasos que iba a requerir este proyecto como el número de sesiones que le íbamos a dedicar, decidí mandarles como deberes que acabaran de pasar a limpio el resultado final: era su obligación haber sabido acabar la actividad con el tiempo que se les estaba dando. Este resultado final, me lo tendrán que entregar el próximo miércoles 17 de mayo, por lo que tendrán tiempo de sobras para quedar en grupo si así lo desearan.

 

Una vez tenga la versión final de las cartas de cada uno de los grupos, volveré a releerlas con atención para ver si, efectivamente, cumple todos los requisitos y si es coherente con las correcciones que les he ido haciendo a lo largo de estas dos sesiones, tanto las advertencias orales de la primera sesión, como las correcciones escritas del borrador final en la segunda sesión.

 

En ambas sesiones he disfrutado muchísimo con los alumnos. Pese a que es cierto que se pierde mucho tiempo al principio de la clase en colocar las mesas y sillas por grupos y mandándoles que bajen la voz a lo largo de toda la sesión, creo que han sabido aprovechar muy bien sus recursos y me llevo la sensación de que he conseguido motivarles y que les picara la curiosidad. Estaban tan convencidos de su nivel de persuasión en la carta que les preocupaba que vinieran los albañiles a arreglar las grietas y ellos se quedaran sin lugar en el que jugar en el recreo. Además, muchos de ellos me plantearon otras posibles cartas de reclamación y me sorprendieron muy gratamente con sus ideas: Joel Preciado tenía pensado quejarse a Donald Trump por su racismo, y Adriana, Melany otras alumnas más ya estaban pensando en todas las reformas que querían para el instituto: pintura, baños, etc. No obstante, me hubiese encantado trabajar con un grupo de alumnos más reducido ya que estoy segura de que podría impulsarles para que conseguir todavía un nivel de exigencia mayor; hay algunos chicos con mucho potencial pero se distraen con demasiada facilidad. Aún no he podido corregir el resultado final de cada uno de los grupos, pero la ojeada inicial me ha dado muy buenas sensaciones. Ha sido precioso ver que todos los alumnos participaban en la medida de sus posibilidades en sus grupos e, incluso, ayudaban a los compañeros de los otros equipos.  – Ana Matilla.

 

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